A Eduardo Aguirre es fácil identificarlo como un cantante de baladas. Sin embargo, desde hace unas semanas ha estado obligado a salir de esa zona de confort en la que ha permanecido por más de 10 años.
Con su llegada a Tu cara me suena, el artista costarricense ha tenido que cantar reguetón, salsa e incluso ópera, géneros a los que no estaba acostumbrado.
También le ha tocado interpretar temas de mujeres, usar tacones y, como él dice, “enseñar pierna”, retos que le han implicado estar cara a cara con sus temores.
“Este programa me ha hecho enfrentarme a mis miedos como cantante, me ha tocado hacer cosas que normalmente no hago y ha sido maravilloso. Yo soy cantante y estoy en un programa de imitación, pero sin duda me ha hecho salir de mi zona de confort y eso me ha permitido medirme como cantante e intérprete, porque aquí he podido conectarme incluso con mis sentimientos a la hora de cantar, así que ha sido un proceso de mucho aprendizaje”, afirma.
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De hecho el esfuerzo ya ha rendido frutos, prueba de ello es que en la última gala, imitando a Luciano Pavarotti con la ópera italiana Nessun dorma, ganó una gala por segunda ocasión.
Eso sí, Aguirre afirma que este no es un género tan desconocido, pues allí fue donde comenzó su carrera.
“Esto es algo que siempre había querido hacer, yo tengo formación clásica como cantante, pero nunca lo había puesto en práctica formalmente ni ante la gente. Obviamente nadie va a sonar como Pavarotti, él es único y yo solo traté de sonar lo más lírico posible, pero es que Pavarotti es el cantante de ópera más grande de la historia, entonces realmente era un reto muy fuerte”, dice.
De retos
Pero el programa no ha sido su único reto en los últimos meses. También está la pandemia.
De acuerdo con Aguirre, lo que más ha extrañado en este 2020 ha sido al público presente en cada concierto que da.
“Han sido meses muy complicados, pero gracias a Dios ha habido trabajo. Aunque ha sido muy extraño, porque ahora tenemos que cantarle a una cámara y cuando termina una canción todo queda en silencio, pero creo que también esto nos ha puesto a prueba como gremio y nos ha hecho unirnos más al público, aunque nos falta ese calorcito”, asegura.
No obstante el cantante confesó que “se siente extraño tener que imaginarse los aplausos o, en el caso del programa, pensar cómo hubiera reaccionado el público con cada presentación mía”.
“Nosotros hacemos el 10% del trabajo y el público hace el 90%, es el que hace el ambiente, es el que crea emociones y escuchar los aplausos del público cuando se emocionan con uno es maravilloso, ahora es un reto para nosotros como artistas trasmitir esas emociones y que la gente que está en la casa se sienta parte del show. Esperemos que esto pase pronto”, comenta.
Si hay algo que Aguirre tiene claro es que cuando regresen a los escenarios con público en vivo, volverán más fuertes como gremio. E incluso, confía en que esta pandemia permita posicionar a los músicos costarricenses.
“Estoy seguro de que cuando esto pase, los conciertos de artistas nacionales van a ser un llenazo porque hemos tenido la vitrina para mostrar lo que estamos haciendo ahorita y hay que ver siempre el lado positivo”, asevera.
Tras ganar la octava gala del programa de Teletica, Eduardo Aguirre donó su premio de ¢3 millones a la fundación Hogar de la Esperanza, ubicado en Paso Ancho y que se dedica a dar refugio y atención a personas con VIH.