La advertencia es muy clara. Se trata de un caso tan devastador que durante el juicio que rodeó la cruel muerte en California del pequeño Gabriel Fernández, de 8 años, un oficial instruyó a los presentes para que quienes se sintieran abrumados por el relato abandonaran el salón y volvieran cuando recuperaran la compostura.
La sanguinaria historia del pequeño, sin duda, es capaz de conmover hasta las lágrimas al más duro, pero es una historia que debe ser contada. Es una historia que no se puede ignorar.
El 22 de mayo del 2013, lo que parece ser una angustiante llamada entra al sistema del 911. Una madre solicita ayuda porque su hijo no respira tras sufrir un golpe en la cabeza, según afirma la mujer.
De inmediato, un equipo de emergencia es despachado hacia la comunidad obrera de Palmdale, en California, pero la escena que encuentran no coincide con el relato dado por Pearl Fernández, progenitora del niño inconsciente.
El pequeño Gabriel está desnudo y el informe señala que tiene varias costillas rotas y una fractura craneal, entre otras alarmantes heridas. Se le declaró con muerte cerebral en el lugar y murió dos días después en el hospital.
Era claro que el deceso era producto de algo más que un impacto accidental en la cabeza y la investigación posterior arrojó espeluznantes resultados que apuntaban hacia la madre del menor y su novio, Isauro Aguirre, quienes en un inesperado giro de eventos pasaron a convertirse en los principales sospechosos de perpetrar aquel horrendo atropello físico que acabó con la vida del infante tras años de maltrato. Luego de la tragedia, todo el condado de Los Ángeles se alzó para exigir justicia.
La plataforma de streaming Netflix estrena este miércoles 26 de febrero Justicia para el pequeño Gabriel, docuserie dividida en seis partes que disecciona el juicio que se siguió contra los dos presuntos responsables de acabar poco a poco y de la forma más cruel con la existencia del niño. Esta producción ha sido calificada como una de las más cruentas del catálogo de Netflix.
Las pesquisas sobre el caso no terminaron ahí, ya que la investigación arrojó otro dato escalofriante: las autoridades encargadas de la protección de menores habían recibido más de 60 denuncias y la familia fue investigada en al menos seis ocasiones, por lo cual los entes estatales sabían que algo grave ocurría en el seno del hogar donde vivía Gabriel y, sin embargo, no actuaron a tiempo para frenar su muerte.
Como resultado, en el juicio, realizado en 2017, también se procesó a cuatro trabajadores sociales de Los Ángeles bajo los cargos de abuso infantil y falsificación de documentos públicos.
¿Se pudo evitar esta tragedia? Y, especialmente, ¿qué debemos hacer para impedir que algo así se repita? Estas son algunas de las interrogantes que el documental plantea mientras nos desgarra con la historia de Gabriel, a la vez que cuestiona cómo el sistema permitió este pavoroso desenlace.
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“Esta docuserie de seis partes, del galardonado documentalista Brian Knappenberger (Nobody Speak: Trials of the Free Press), ofrece una mirada exclusiva del juicio, así como una esclarecedora investigación a los sistemas gubernamentales que no lograron proteger a Gabriel, a pesar de las numerosas denuncias y señales de advertencia. Además de sacar a la luz una historia importante, Justicia para el pequeño Gabriel es una llamada de atención para reevaluar las estructuras diseñadas para proteger a los niños que lo necesitan”, explica la sinopsis provista por Netflix.
El caso
Hasta este punto, no se ha ahondado en los detalles que rodearon este caso por si usted prefiere ver antes el documental. Sin embargo, a partir de aquí encontrará algunos de los pormenores de esta lamentable historia.
Antes del 2012, Gabriel vivía con otros familiares; no obstante, a partir de ese año se mudó con su madre y fue a partir de ese momento cuando empezó su pesadilla.
Según un reporte publicado por Newsweek en el 2018, Aguirre, el novio de la madre, empezó a torturar al pequeño porque pensaba que este podía ser homosexual, por lo que procedió a golpearlo, lo privó de alimentación y hasta le dispararon con un arma de balines, entre otros perturbadores hechos que puntualiza el documental.
En un inicio, la pareja negó haber golpeado al menor y alegó que las heridas que presentaba el niño se las había infligido él mismo. Posteriormente, ante el reporte de los paramédicos, el hombre reconoció haber propinado unos diez golpes en el estómago al infante por mentir y ensuciarse, según un reporte de la fundación Invisible Children.
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De acuerdo con este informe, una maestra denunció que Gabriel había llegado con moretones a la escuela, mientras que uno de sus terapeutas reportó que el menor había dicho que había sido forzado a realizarle sexo oral a un miembro de su familia. Gabriel también escribió una nota de suicidio que fue encontrada por una profesora. La familia fue investigada en distintas ocasiones veces, pero los informes aseguran que no encontraron evidencia de maltrato.
Durante el juicio, el doctor James Ribe reveló que el nivel de tortura que enfrentó el infante era tal que la autopsia para determinar el daño sufrido duró al menos dos días. La muerte del niño fue como resultado de un trauma de fuerza contundente.
“Es inimaginable el dolor que este este pequeño tuvo que haber soportado y por lo que he escuchado, Gabriel era amable y un individuo lleno de amor”, dijo el juez George G. Lomeli durante una de las audiencias. “Fue horrendo, inhumano y nada menos que malvado”, agregó.
En junio del 2018, Peal Fernández, entonces de 34 años, fue sentenciada a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional, mientras que su novio Isauro Aguirre, de 37, recibió la pena de muerte luego de ser hallados culpables por asesinato en primer grado.
Tras conocer el fallo, la mujer emitió un comunicado en el que, según NBC, afirmó: “Quiero decirle a mi familia que lamento lo que hice. Deseo que Gabriel estuviera vivo y todos los días deseo haber tomado mejores decisiones".
En California, las ejecuciones están paralizadas desde el 2006, por lo que hasta que una Corte emita una decisión, Aguirre seguirá en una lenta espera al filo de la muerte.