31 años después, el espacio La dulce vida regresó a la televisión. En su primer programa hubo cuatro talentosos humoristas, quienes en diferentes modalidades hicieron reír a la audiencia de Repretel.

La primera gala presentó a Davis Núñez (en la categoría de imitación), Fedra Rodríguez (en la categoría de stand-up comedy), Óscar ‘Kiko’ Estrada (en la categoría de cuentachistes) y Ayran Morales (en la categoría de personajes).

Los cuatro humoristas fueron evaluados por un jurado integrado por Carlos Ramos (El Porcionzón), semifinalista de la primera edición de La dulce vida y consolidado comediante costarricense; Misael Ramírez, personaje interpretado por Roque Ramírez, y Pablo Montoya, un reconocido exponente del stand-up. Al final de la noche Davis Núñez obtuvo la mayor puntuación y con ello, el premio de ¢150.000.

Aunque Núñez ganó, los demás participantes continúan en competencia. Sus puntuaciones irán a una tabla global en la que también se colocarán los puntos que obtengan los concursantes de las siguientes 10 semanas, esa será la dinámica hasta llegar a semifinales, donde se revisarán los puntajes de la tabla para elegir a los semifinalistas de cada categoría, luego al ganador según modalidad y finalmente de esos cuatro ganadores saldrá el nuevo “mejor humorista de Costa Rica".

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Durante su presentación, Davis Núñez compartió su innovación y distintos talentos; en esta nota le presentamos al humorista que llevó a la televisión sus múltiples voces.

Risas y ocurrencias desde siempre

Lo que la familia de Davis Núñez vio la noche del 6 de abril en la pantalla de Repretel, canal 6, fue un absoluto déjà vu (visto antes). Desde hace 14 años, este vecino de Poás de Alajuela había mostrado de lo que era capaz.

En aquel tiempo, con apenas siete años, Davis sacaba risas cada vez que imitaba “los tips o voces de sus vecinos”. En los años colegiales las emulaciones se intensificaron y resonaban en la radio del liceo.

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Davis además de imitador es cantante, y en la voz encontró su pasión y forma de trabajo. Es locutor comercial y desde hace dos años vive del show de imitaciones que presenta en eventos privados que se extienden por una hora.

En La dulce vida tuvo apenas cuatro minutos para mostrar toda su esencia, por ello montó una rutina en la que incorporó todos sus talentos: el canto, la imitación de personajes como Shakira, Barney, Elmo, Gorgojo, Doña Merry, entre otros; e incluyó beatbox (el arte urbano de imitar el sonido de música). Su presentación generó sorpresa, aplausos y muchas risas.

Davis no niega el nerviosismo, pues presentar un show con un tiempo tan corto lo obligó a aprovechar cada segundo y a ganarse al público desde el primer momento. De todos los participantes de la noche, Kiko, quien estuvo en la categoría cuentachistes, fue quien más le preocupó, pues sabe el largo recorrido humorístico de él, quien se dedica a la comedia desde hace más de tres décadas.

“Anoche (el sábado) me enfoqué en hacer reír al público. Desde niño empecé a agarrarle el gusto a las sonrisas. Cuando tenía 13 años, Norval Calvo (presentador de La dulce vida y uno de los ganadores de la primera edición de este espacio en 1988) me llevó una vez a Pelando el ojo, porque yo estaba en San José haciendo un espectáculo y él me invitó a ir al programa. No sé si él me recuerda. Pero siempre me gustó escuchar Pelando el ojo. Para mí Norval fue buena inspiración”.

Gracias a su trabajo, con el que busca tener una mayor una exposición a través del programa de humor, el muchacho tiene la página de Facebook La comedia de Davis en la que acumula más de 13.000 seguidores.

“Siento que el aspecto de que canto me ayudó muchísimo a conocer la voz de la manera correcta. Mi hermana es cantante y ella me ha ayudado a colocar la voz para imitar cantantes. Desde chiquillo imité a Porcionzón y a a Juanca Galindo (de Alex Costa), pero después de los 12 años, con el cambio de voz cambié por completo el repertorio”, cuenta.

Aunque esta fue su primera vez presentando su trabajo como humorista, Davis Núñez estuvo en el 2017 trabajando en una sección de El Chinamo (de Teletica) en la que se hacía música con comedia.