De entrada, Ángel parece ser un hombre normal, con una vida normal: tiene un trabajo como paramédico en servicios de emergencia en una ambulancia y vive en un departamento junto a su novia, Vane, una aspirante a veterinaria, quien junto a él anhelan convertirse en padres, sin tener mucha suerte.
Sin embargo, más allá de ser un paramédico serio, obstinado, de pocas palabras, que odia a su vecino que tiene un perro y que no se lleva muy bien con sus compañeros, esconde detrás a un psicópata.
Tras sufrir un aparatoso accidente que lo deja en una silla de ruedas, su vida comienza a desmoronarse y una oscura personalidad comienza a aparecer y a apoderarse de él.
Pese a que Vane continúa a su lado apoyándolo en cada momento, la convivencia es cada vez más difícil y llega el momento de tomar decisiones. Ángel se obsesiona con la idea de que ella le está siendo infiel y su vida, poco a poco, se comienza a transformar en un infierno del que será difícil escapar: sus retorcidas acciones comienzan a ser cada vez más frecuentes y lo terminarán por consumir.
A partir de allí se desarrolla El practicante la nueva producción española de Netflix, dirigida por Carles Torras y que se encuentra en la plataforma de streaming desde hace una semana.
“Carles Torras ha plasmado en pantalla una idea de inquietante ambigüedad moral: inventar una historia con un protagonista por el que se debería tener piedad, pero por el que solo se siente repulsión. La mórbida combinación, trazada en una magnífica presentación del personaje antes del suceso que le lleva a la silla de ruedas, coloca al espectador en una encrucijada que no es tal: la personalidad virulenta nada tiene que ver con la desgracia y con la discapacidad física, y sí con una psique abominable”, afirma Javier Ocaña, en la crítica de El País de España.
En cuestión de días, el largometraje, que mezcla suspenso con algunos tintes de terror, se ha colocado en el primer lugar del ranking de popularidad de Netflix en el país.
La cinta es protagonizada por el popular actor español Mario Casas y la actriz francesa Déborah François, quien dicho sea de paso, debió aprender a hablar español en cuestión de dos meses.
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“Este es un filme que explora lugares oscuros de la mente humana. La actriz francesa tuvo que aprender castellano pero también explota su acento y su primera lengua. Deborah tuvo que construir su personaje desde la perspectiva de una chica manipulable que se va viendo atrapada en algo que no logra entender”, detalla la revista Vogue.
Celso Bugallo, Raúl Jiménez, Pol Monen, Guillermo Pfening, María Rodríguez y Gerard Oms complementan el reparto de la cinta.
Hasta ahora, el largometraje de 94 minutos ha recibido buenas críticas; sin embargo, lo desagradable que puede ser Ángel, un psicópata de mirada profunda, ha causado incluso repulsión a algunos expertos.
“El practicante ciertamente está bien hecho, pero Ángel es un protagonista tan desagradable que algunas de las secuencias que involucran sus tramas de venganza, y la existencia en general, se sienten agotadoras y desagradables de soportar. Dicho esto, sin embargo, la película cuenta con actuaciones sólidas, un guión competente y una grabación lenta bien ejecutada que puede ser difícil de conseguir en estos días”, asegura la escritora Jade Budowski, en la revista Decider.
Reto
Darle vida a Ángel no fue nada sencillo para el actor Mario Casas, y reconoce que ha sido una de las interpretaciones más oscuras que ha hecho a lo largo de su carrera.
De hecho, para poder interpretar a este perturbador personaje, el popular actor español de 34 años, decidió bajar de peso.
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“Mario sentía que a Ángel le faltaba algo más para convertirse en un tipo ‘consumido emocionalmente’ y perdió nada menos que ocho kilos antes de rodar y otros dos durante la grabación", asegura la revista Fotogramas durante una entrevista con el actor.
Además, el actor reveló que semanas antes de comenzar a rodar la cinta, decidió experimentar cómo es la vida de una persona con discapacidad.
“Meses antes de arrancar el rodaje estuve dos semanas en el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo hablando con los pacientes. Luego me fui al Instituto Guttmann de Barcelona y allí conocí a Mario Roque, un chico con un físico muy parecido al mío y que sufría una lesión similar a la que contamos en la película. Me enseñó a hacer las transferencias a la cama, al baño y estuvo presente en el rodaje”, relata.
Según detalló en esa entrevista, el equipo de la película adaptó el set de grabación para que él pudiera desplazarse con la silla.
“He estado dos meses sin bajarme de una silla de ruedas. Un día me tuve que bajar porque no podía pasar y recuerdo que los técnicos se giraron y fue como: ‘¡Te acabas de levantar! ¿Pero qué has hecho?’”, dice.
Por ello, tras la participación en este filme, Casas revela que terminó “emocionalmente mal" y que “lo consumió”, pero con una sensibilidad mayor hacia las personas con discapacidad.
“Son unos superhéroes hasta que no estás en contacto realmente y lo vives y te metes en su carne no te das cuenta”, se sincera.