Netflix ha sido bastante insistente (por no decir terco) en procurar adaptar obras emblemáticas del animé con actores de carne y hueso. Aunque nadie pidió ver la hipnótica serie Death Note en live-action, por ejemplo, nada detuvo a la compañía roja en ofrecer una de sus producciones más ‘infumables’ en años.
A pesar de tan terrible antecedente, Netflix no quiso recapacitar sobre su idea de hacer Cowboy Bebop con estas mismas características. La serie, que significó una subversión del animé de los noventa en tiempos en que todas las producciones se desbocaban por historias similares a la exitosa Evangelion, es una odisea galáctica cargada de música, vaqueros espaciales y sobre todo personajes con sueños entruncados y anhelos imposibles. De todo esto Netflix entendió poco para su versión, recientemente cancelada y que ha despertado el chillar de sus guionistas, quienes aseguran que la decisión fue injusta.
Apuesta sin sentido
A pesar de estos gritos de resentimiento, el Cowboy Bebop de Netflix tenía todas las razones para perder.
La serie de culto, protagonizada por Spike, Jet y Faye es una aventura espacial que combinó la música jazz con el género western, sacando provecho de toda la fantasía que ofrecen los mundos animados para llevarnos por distintos planetas y, por supuesto, tras enemigos por atrapar.
La serie trataba la historia de un cazarrecompensas rodeado de personajes únicos en su forma de ser y vestir que, al tratar de ser replicados en personas de carne y hueso, lo que acaba resultando es un trajea de Halloween de bajo presupuesto. Nunca como un homenaje a la serie clásica.
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Cuando Netflix adelantó el opening de esta nueva versión, algunos fanáticos se emocionaron por cómo la producción trató de copiar, plano por plano, la canción introductoria del show. Una vez se lanzó el programa, el entusiasmo se apagó rápido al ver que, esa misma receta de copiar planos, acabó siendo la tónica. La serie de Netflix solo se interesó en emular peinados y trajes y no en construir su propio núcleo emocional.
El corazón de la serie, que reside en el pasado que persigue a cada uno de los personajes, quedó olvidado. La puesta en escena está al servicio de ver a Spike dando cátedra del Jeet Kune Do (y soltando uno que otro mal chiste), olvidando que lo que hizo grande al programa es la forma en que el protagonista busca la aventura para evitar sus fantasmas.
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La trama principal de la historia original (la búsqueda de Julia), que incluso era la fuente dramática con la que se pudo moldear la historia, queda rezagada. Ver esta adaptación hace pensar que verdaderamente los guionistas no entendieron el material base pues, como bien señala el crítico Freddy Campos, “Spike no es un vaquero y Jet no es un sheriff. Son imágenes que se contraponen a esas ideas clásicas y sumamente estereotipadas que tenemos de esos conceptos”.
Ambos personajes, según añade Campos, “son al mismo tiempo un homenaje a los westerns y a la ficción espacial, como una crítica y un ensayo de todo lo que estos nos han contado siempre, desde Star Wars hasta Once Upon a Time in the West”, aspecto que la versión de Netflix no toma en cuenta.
En vez de revisar todos esos conceptos, Netflix sumó una producción olvidable más a su catálogo, y ahora guarda silencio tras su decisiva cancelación de la serie. En uno que otro rincón cibernético hay rumores de que Evangelion será la siguiente víctima de un live-action de Netflix. Las plegarias ya están elevadas para evitar que ocurra.