Durante uno de los debates del partido Republicano en diciembre, un anuncio promocionó “un nuevo día en América”, un día con más trabajos, más soldados en casa, más metas por cumplir en Estados Unidos.
El anuncio terminaba con el candidato Frank Underwood, presidente de Estados Unidos en la serie House of Cards , sentado en su escritorio en el salón oval, pidiendo votos.
La cuarta temporada House of Cards se estrenará este viernes 4 de marzo, y por los adelantos, pareciera que las confabulaciones y los personajes que enamoraron al mundo de la serie están de vuelta. ¿Podrá esta producció volver a sus raíces?
Paralelos. En su tercera temporada, House of Cards dejó de ser la historia de un político que enfoca todas sus fuerzas para llegar a la Casa Blanca, precisamente, porque consiguió su meta.
Así, Frank Underwood –interpretado por Kevin Spacey–, el demócrata de 57 años que en las primeras dos temporadas de la serie parecía nutrirse de ejecutar artimañas y de tejer tramas, quedó despojado de este atractivo.
Esto abrió espacio para incorporar problemas personales y otros personajes que antagonizarán con Frank Underwood, un esfuerzo considerado fallido.
“Es difícil justificar la asignación de tanto tiempo en pantalla a personajes que son usados como accesorios”, escribió el crítico Scott von Doviak para el sitio web The AV Club .
Otros críticos también consideraron que las situaciones se estaban volviendo inverosímiles. Washington Post la llamó “la peor serie de política estadounidense en la historia” por no ajustarse a las realidades del Capitolio.
Quizá por estas reacciones y las del público, cada adelanto de la cuarta temporada de House of Cards ha parecido tener todo el fuego que hizo falta en la tercera.
Presentar la campaña de Frank Underwood para reelegirse como real, ha servido para reinvolucrar al público, en medio de la contienda política que vive Estados Unidos, además de dibujar paralelos entre la serie y la realidad, uno de los atractivos que tuvo el show en un principio.
Por ejemplo, el eslogan “Devolvamos a América a la marcha” de Underwood es bastante similar al “Hagamos a América magnífica de nuevo” de Donald Trump, el candidato favorito en la elección republicana.
Para impulsar su carrera para mantener la presidencia en la serie, también se creó el sitio www.FU2016.com en donde se puede descargar material de campaña como los artes de afiches y calcomanías.
Incluso, se puede subir una fotografía y agregarle encima las letras “FU”, que, además de ser las iniciales del candidato, es una forma de decir en inglés “jódete”.
En la página web se encuentran los clips promocionales de Underwood, incluyendo uno reciente en el que el político explica sus motivaciones mientras se intercalan imágenes de algunas de sus más grandes fechorías.
Este video es un llamado a la nostalgia que hace que le brillen los ojos a cualquier fanático del Frank despiadado, el que solía ser cuando no estaba limitado por su trabajo en la Casa Blanca.
Drama. La página web también fue aprovechada para incluir un guiño de lo que está sucediendo en la serie.
Uno de los enlaces dice “conozca a Claire Underwood” –esposa de Frank– y cuando se le da clic, dice “Error 404, Claire no encontrada”. Si no ha visto el final de la última temporada, evite los siguientes dos párrafos.
Esta temática fue continuada con el tercer adelanto, en el que se escucha la voz de Frank hablando con su esposa y se le ve enfrentándola por primera vez desde que ella decide separarse. Claire Underwood aparece acompañada de su asistente, interpretada por Neve Campbell.
Quizá esta separación pondrá una nueva meta a Frank y despertará de nuevo sus instintos de lograr lo que se propone al precio que sea.
Para promocionar la serie, se incluyó un retrato pintado del presidente Underwood en la Galería Nacional de Retratos del Museo Smithsonian, en Washington D.C., junto al de otros presidentes.
En el marco de la develación del retrato, Netflix presentó el primer episodio de la cuarta temporada, una ocasión que reunión al Washington real y al ficticio a ver el regreso de la serie.
La crítica que ha tenido oportunidad de ver esta temporada se ha mantenido dividida. Quien mejor exhibió lo que significa este regreso para todos los fanáticos de este fenómeno mundial fue Jeff Jensen, para Entertainment Weekly.
“Probablemente, no debería disfrutar de tanto Frank y Claire. Pero no debería mentir: sí lo disfruto. Ellos son catarsis y, además, una forma de advertencia. Los amo. Los odio”, escribió en una reseña de la cuarta temporada.
Jensen adelantó que la búsqueda de Claire por el poder no cesará y que sus roces irán más allá de sus problemas familiares.
Por otro lado, de Frank Underwood se puede esperar de todo: gestos que parecen impropios de su agresividad y otros que más bien la confirman.
El portal Deadline dijo que en esta temporada, la serie se presentaba ya no como el “nuevo chico del barrio” sino como una serie establecida, dispuesta a tomar riesgos y mostrar el lado salvaje de la política.
Un regreso importante para esta temporada es el personaje de Doug Stamper, la mano derecha de Frank Underwood, el encargado de ensuciarse las manos cuando Frank no puede; una pieza infaltable, ahora más que nunca.
Decía el humorista estadounidense Groucho Marx que la política “es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados”.
Bajo esa premisa, Frank Underwood es una suerte de artista que encanta con sus soluciones y ocurrencias, y aunque el Washington Post no esté de acuerdo, sus remedios y diagnósticos la convierten en una serie de política excepcional para muchos.