Bebamos, que mañana moriremos...
En adelante se abordará en detalle la trama de A Knight of the Seven Kingdoms, episodio 2 de la octava temporada de la serie de HBO, Game of Thrones, emitido el domingo 21 de abril. Si aún no lo ha visto, dese por advertido que los spoilers le esperan.
La temporada final de Game of Thrones lleva apenas dos capítulos de los seis previstos y “poco” pareciera haber ocurrido. Lo digo así porque aún no hemos visto grandes secuencias de acción y, sorprendentemente, todos los personajes principales siguen gozando de buena salud. La expectativa generalizada de la audiencia es que una temporada tan corta estaría, inevitablemente, dominada de cabo a rabo por secuencias épicas y golpes emocionales; quizá por eso perdimos de vista de que en GOT nada se puede dar por sentado: nadie vio venir que llegaríamos a la tercera semana con más diálogos que combates.
En el capítulo de este domingo, la camaradería y la emotividad fueron la tónica, pues la mayoría de protagonistas cruzan palabras de despedida y mutua admiración en la fría noche de Winterfell, sabedores de que están a solo horas de que el castillo sea alcanzado por la horda de zombis que marcha desde el norte al mando del Rey de la Noche y sus Caminantes Blancos. La muerte es inminente para todos y parece que, en términos generales, han hecho las paces con el fatídico desenlace que les espera.
Este es un grupo de sobrevivientes, de guerreros de probada resistencia que se han sobrepuesto a las más duras pruebas a lo largo de la serie. De ahí que fuese bienvenido el espacio para fraternizar, para cruzar las que bien podrían ser las últimas palabras. Hay mensajes que debían entregarse, preguntas que necesitaban respuestas, besos que no podían esperar. Luego será tarde.
GOT juega con una noción común en el género apocalíptico: ¿qué haríamos antes del fin del mundo? Esta interrogante es abordada de forma distinta por cada personaje. Grey Worm y Missandei comparten sus improbables sueños de un pacífico futuro juntos; Beric y The Hound comparten tragos; Arya y Gendry comparten cama; los primos Ser Jorah y Lyanna comparten palabras de mutuo respeto; Theon y Sansa comparten complicidad y empoderamiento...
En el episodio anterior, la llegada de Jaime Lannister a Winterfell hacía prever que este capítulo tendría más tensión de la cuenta sobre el caballero de la mano de oro, al enfrentarse a Dany y los Stark, todos con sangre en el ojo hacia él. Sin embargo, unas efectivas palabras de Brienne a favor de Jaime sirvieron para convencer a Sansa y a Jon de que valía la pena pasar la página y perdonarlo, dejando a la reina de los dragones sin mucho que decir al respecto.
Las cosas que hacemos por amor
Las palabras de Jaime antes de empujar a Bran Stark por la ventana de la torre en el primer episodio de la serie volvieron a ser pronunciadas, solo que ahora fue Bran quien las dijo. Nadie más que Jaime entendió su significado; fue un alivio ver cómo entre ambos hay claridad de que, sin aquel horroroso incidente, ninguno habría alcanzado su destino. Bran está por encima del bien y el mal, y sabe que Jaime es importante de cara a lo que les espera, por lo cual evitó compartir con sus hermanos la naturaleza de su trágico vínculo con el gemelo Lannister.
Jaime es un hombre distinto, y así se entiende en sus diálogos con Tyrion, Brienne y Bran. Su búsqueda de redención lo tienen casi en la categoría de héroe, para sorpresa tanto suya como nuestra.
Un caballero de los Siete Reinos
En medio de un panorama tan poco esperanzador, el merecido honor a Brianne fue un bálsamo bienvenido (aunque tardío, sin duda). La guerrera se ha probado una y otra vez no solo como una formidable combatiente, sino también como uno de los personajes más honorables y justos de la serie. Sus méritos están sobrados, desde hace temporadas, para ser considerada como un caballero, pero la “tradición” machista la había excluido de dicha distinción. Afortunadamente, una ronda de vinos puso el tema sobre la mesa: Tormund, ajeno a los absurdos de la formalidad, cuestionó con lógica por qué la “mujer grande” no podía ser un caballero, y Jaime solucionó el asunto confiriéndole el título a su amiga. Brianne fue feliz, y nosotros con ella. ¡Qué bello momento y que justo premio para uno de los mejores personajes que ha tenido la serie!
Si bien el título de episodio es una alusión directa a Brienne, pues así la nombra Jaime cuando la designa como caballero, también es una referencia más velada hacia el rubio Lannister: en este capítulo se completa el camino de villano a héroe de Jaime, dejando atrás sus crímenes de las primeras temporadas para dar paso a un guerrero humilde y al servicio de los demás. Lo hiciste bien, Kingslayer.
Verdades que duelen
Jon Snow sabe finalmente quién es; sin embargo, lo que no sabe es qué hacer con esa información. Todo el episodio el ya-no-bastardo se las ingenió para evitar a Daenerys, visiblemente contrariada ante la actitud distante de su ¿novio? En las criptas y frente a la tumba de su madre, Lyanna Stark, Jon le comparte a Dany la verdad de su origen, una verdad que dañará para siempre su relación: él es su sobrino. Hace una semana, cuando Sam puso en autos a Jon de su linaje Targaryen, su reacción inicial fue de sorpresa, pues expresó desazón ante la mentira de Ned Stark, en vez de señalar lo obvio: está enamorado de su tía. Ahora, le correspondió a Daenerys reaccionar como nadie lo esperaba, y a la vez con absoluta lógica: Dany cuestiona que las fuentes de la revelación sean el hermano y el mejor amigo de Jon (muy conveniente, hay que reconocérselo). La rubia monarca también es la primera en admitir de que de ser aquello cierto –que conste que no lo afirma aún como tal– sería Jon (o Aegon) el legítimo heredero del trono con el que ella se obsesionó desde niña. El tenso intercambio es interrumpido por el cuerno de guerra, que anuncia que la batalla de Winterfell está a punto de empezar. Y así, con semejante mosquero en sus cabezas, Dany y Jon deben lanzarse al combate. Fue doloroso.
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Apuntes sueltos
- Samwell insistió en participar de la batalla. No pinta bien para él.
- Edd habló demasiado sobre la muerte. En mi lista aparece entre los primeros que caerán frente al ejército de zombis.
- Theon volvió a Winterfell y se ganó un indulto demasiado generoso. Cierto que salvó a Sansa de los Bolton y que ha venido en franca recuperación, pero es difícil creer que los norteños olvidaran los males que causó la última vez que estuvo ahí (¿o es que ya nadie recuerda a Ser Rodrik?). Para él debería ser más difícil caminar sin ser golpeado por los locales.
– Por fin, la serie abordó la caída libre de Tyrion como Mano de la Reina. El otrora gran estratega ha venido equivocándose una semana sí y la otra también, y ya Dany perdió la paciencia con él e, incluso, lo amenazó con darle el puesto a alguien más. Aún así, la monarca reconoció que el ingenio del enano merece ser conservado; por es, lo mandó a protegerse en Winterfell durante la inminente batalla.
– Ser Jorah le dijo a Dany que él quiso el trabajo de Mano de la Reina y ella le dijo que no fue suyo porque él no estaba disponible cuando se lo ofreció a Tyrion. Acá la serie entró en una contradicción sonora: Jorah había caído varias veces en desgracia frente a su reina y la pérdida de confianza era innegable. Pero, bueno, nadie parece reparar ya en esas pequeñeces.
– Arya Stark empezó la serie como una niña y su primera escena sexual preocupó a muchos televidentes en casa (cuesta creer que la actriz Maisie Williams tiene 22 años). Arya es una criatura práctica, directa, que marcha de frente y así fue su planteamiento de intimidad a Gendry, su compinche desde la segunda temporada y lo más cercano que ha tenido a un interés romántico. Con el ejército de la muerte a solo horas de Winterfell, Arya tiene su primera experiencia sexual con su mejor amigo. Vale anotar que GOT ha cambiado, pues en esta temporada las escenas sexuales han sido más sugeridas y menos explícitas que en años anteriores; en el caso de Maisie Williams hubo un especial cuidado para no exponerla desnuda.
– La reunión preparatoria para la batalla fue casi como una inyección de esteroides para el público, ya que fue la segunda más grande cita de personajes principales después de la ocurrida la temporada anterior para negociar la tregua. Ahí, el plan resultó sencillo y macabro: usar a Bran como carnada para atraer al Rey de la Noche, y confiar en que derrotándolo a él, su ejército caerá. En el papel, esto podría funcionar.
– Dany y Sansa casi logran arreglar sus diferencias. Casi.
– En otros titulares: Arya ya sabe que Gendry es el hijo bastardo de Robert Baratheon; Bran le contó a Tyrion cómo se convirtió en el Cuervo de Tres Ojos; Jaime confirma que Cersei sí está embarazada; Dany le afirmó a Sansa lo obvio: que ama a Jon. Toda esta información no se reveló de gratis, y algún peso tendrá más adelante.
– Sam entrega la espada de acero valirio de su familia a Jorah. Demos por descontado que el eterno enamorado de Dany tendrá un enfrentamiento cara a cara con uno o varios Caminantes Blancos. No apostaría por él en la quiniela.
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– Ser Davos y Gilly compartiendo un homenaje implícito a la princesa Shireen (inserte emoji de llanto).
– Tormund puede estar en medio del apocalipsis que aún no pierde la fe en verse al lado de Brienne. Su particular galanteo hacia la ahora caballero es uno de los pocos espacios de humor que la serie todavía se permite.
– Podrick resultó ser un gran vocalista. La canción que interpretó se titula Jenny of Oldstones y se origina en los libros de George R.R. Martin en los que se basa la serie. En la novela solo se menciona una de sus estrofas, por lo que la canción fue ampliada para este episodio (Florence + the Machine grabó la versión que se escuchó en los créditos finales).
– La historia de Tormund acerca del origen del Giantsbane fue tan incómoda como divertida. Sus compañeros de tertulia quedaron perplejos ante aquel relato de lactancia gigante y Davos resumió el sentir generalizado: solo con licor se puede bajar un cuento así.
Ausencias: Euron, Yara, Cersei (con toda su comparsa), los dragones y el Rey de la Noche.
Muerte de la semana: No puedo asegurar que sea el primer episodio sin muertes de la serie, pero sí al menos el primero en mucho tiempo. Fue la calma antes de la tormenta.
Lo que viene: La batalla de Winterfell, en un episodio de proporciones faraónicas que tomará hora y media y en el que toda la acción se desarrollará por la noche. Prepárese no solo para ajustar su televisor (las escenas oscuras de GOT no se ven muy bien si no se cuenta con HD), sino también para llorar porque perderemos a gente muy querida (Jorah, Brienne, Jaime y Grey Worm estarán en la primera línea de combate).