Frank Underwood puede haber acuñado, a estas alturas, varias frases que posiblemente traspasarán la barrera del tiempo y sean recordadas por generaciones futuras, aún en este mundo reloaded donde todo parece ser desechable al instante ante el avasallamiento de lo nuevo, siempre a la vuelta de la esquina.
Pero nosotros, parte de la fanaticada de enfermazos de la televisión que nos enajenamos con House of Cards , tenemos nuestro propio emblema, tan contundente como las atronadoras frases del amado y odiado Frank, y es que hay dos tipos de personas en el mundo: las que se levantan temprano y las que no; las que son adictas a HoC y las que no.
Con los Underwood y su entreverado clan comandado por el ego y el poder –ojo, incluso antes que el dinero– no hay tintas medias. No las hubo desde aquel 1°. de febrero del 2013 en que el mundo –al menos, el mundo de la televisión como la conocíamos– cambió para siempre.
Talvez parezca una epopeya exagerada... talvez lo sea. Pero bueno, está dicho que la pasión nos desborda al hablar de HoC y también es un hecho que, si bien la televisión en línea –léase Netflix– ya empezaba a campear, House of Cards fue la primera piedra en la que se asentaría el emporio de streaming que cambió el modo de consumir televisión y de paso, está creando todo un remezón general en la forma de entretenernos.
El caso es que tres años y unos días después de aquel ambicioso arranque, la fanaticada mundial está más que expectante, muchos de ellos ya con el día de vacaciones aprobado y demás para consumir a partir de la medianoche de este viernes 4 la ansiada cuarta temporada de la serie que terminó de catapultar a la cúspide al ya prestigioso actor Kevin Spacey.
Si no quiere saber...
no siga adelante. Aunque los spoilers han sido liberados a cuenta gotas y con un sentido de estrategia dignos del mismo Frank Underwood o de su mano derecha, Doug Stamper (Michael Kelly), lo cierto es que se anticipa lo inimaginable. ¿O es que al menos hasta la mitad de la tercera temporada era posible anticipar que el vínculo a toda prueba de lealtad y fidelidad sentimental o sexual entre los esposos Frank y Claire terminaría por convertirse en un rabioso bumerán de odio?
Tampoco es que lo estemos asegurando, pero las pistas quedaron sembradas luego de que Claire (Robin Wright) abandonara a Frank en el último capítulo de la tercera temporada.
“No tienes idea de lo que significa no tener nada”, dice Underwood bastante alterado en el arranque del tráiler liberado el pasado 12 de enero... una obra maestra, por cierto. El corto imita el estilo de los videos electorales, pero con Frank quien, como presidente de Estados Unidos en la ficción, cierra el video con el que parece presentarse a la reelección.
Ahí vemos a Frank Underwood en todo el esplendor de su elegancia, de su retórica, de su pronunciación impoluta, de su vehemencia... e intercalados en microsegundos, los flashes de sus pecados capitales.
La maravillosa maquinaria de mercadeo que ha acompañado a la serie desde su arranque hizo una nueva jugada maestra al lanzar, junto con el tráiler, una web centrada en las promesas de Frank Underwood de cara a su posible nuevo mandato bajo las siglas #FU2016.
Para integrarse al clan
Si usted es parte de la secta HoC , no hay nada más que decir, pues posiblemente usted ya lo sepa todo y espere, con latidos crispados, la cuenta regresiva.
Pero si aún es parte de los no iniciados y necesita un empujón para decidirse y pegarse el atracón de las tres temporadas previas –pase de entrada al clan–, le conviene saber algunas generalidades.
Frank Underwood es un político siniestro, básicamente un cerdo y criminal que todos aman cuando caen en las telarañas de los pasadizos secretos de la política de la Casa Blanca de Estados Unidos, ocultos detrás de la demagogia y la agenda oficial; lejos, a veces, de los micrófonos de la prensa y más lejos aún de la ética.
Underwood es el líder de los congresistas demócratas, quien en el arranque entabla una relación muy cercana con el recién electo presidente norteamericano. Aunque no suele suceder, a Frank los cálculos le salen mal y el Presidente le niega el puesto de Secretario de Estado.
Este hecho desata a la bestia, literalmente.
Luego, mientras los demás personajes van detrás de la fama, el honor o la dignidad, Frank Undewood logra manipularlos para canjear un poco de lo que ellos quieren por el poder que no supieron oler ni aprovechar.
El calibre de su argumento, de su producción y de su elenco ha vuelto a House of Cards y sus protagonistas figuras infaltables en las más prestigiosas premiaciones de la televisión
Juntos han conseguido, a la fecha, un centenar de nominaciones y galardones para premios como los Emmy o los Globos de Oro.
Pero sin duda es la euforia colectiva desatada entre sus fans, encabezados nada menos que por el mismísimo presidente estadounidense, Barack Obama, la que le brinda un octanaje único a la serie.
Y es que en este mundo que las comunicaciones han convertido en un planeta surrealista, el día de los inocentes el mandatario grabó un video en el que imita con admirable destreza a su homólogo en la ficción.
“Hola a todos. No soy Frank Underwood. Soy Barack Obama, feliz April Fools Day (Día de los Inocentes)”, dijo el presidente con la mirada fija en el lente de la cámara. Y remata: “Frank lo aprendió de mí”, remató. Dicho lo dicho ¿qué más puede pedir House of Cards ?
Véalo. Viernes 4 de marzo. Netflix: www.netflix.com