Jenny Gómez Medina, de 17 años, cumple en su adolescencia aquellos sueños que nacieron cuando era una niña y jugaba a tararear las canciones que inventaba. La participante de Nace una estrella vive uno de los momentos más especiales de su vida artística y académica, pues en solo unos meses iniciará su etapa universitaria.
Mientras atiende sus compromisos en el programa, siempre respaldada por su mamá Jenny Medina, la estudiante del Liceo Experimental BIlingüe de Pococí termina con sus últimos trabajos y exámenes para sacar su título de quinto año. Sus profesores han sido comprensivos con su proceso y al haber demostrador ser “tan cumplida” le dan opción de ponerse al día.
En unos días celebrará su baile de graduación.
Han sido muchos los sentimientos experimentados por la joven en estos últimos meses. Aún le cuesta asimilar todo lo que vive: está en el programa con el que soñó desde sus cuatro años y, al mismo tiempo, está cerca de comenzar a estudiar educación musical en la “U”.
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“Haber ingresado al programa ha cambiado mi vida en cuanto a lo cotidiano. Me ha pasado que al salir a la calle a comprar comida las personas me han reconocido y eso es algo muy bonito, aunque también me hace tener cuidado a la hora de actuar frente a la gente. Tengo que velar por mis palabras y acciones”, comentó Jenny.
La muchacha ha estado recibiendo mensajes de personas jóvenes que le dicen que la admiran y que, gracias a ella, ven que es posible cumplir lo que se proponen. Ella les responde, simplemente, que las oportunidades se deben aprovechar.
Ahora mismo, ella y su mamá están viviendo en un hotel, el cual les facilitó la producción de Teletica Formatos mientras se desarrolla el programa. Ella y el padre de la cantante son vecinos de Pococí, Limón, donde ella creció.
La niña que sorprendió a todos en misa
Antes de entrar a la escuela, Jenny Gómez era una de las cantantes de la iglesia católica a la que asistía. Por ello es que, aun sin saber leer, mostró la capacidad de aprenderse decenas de alabanzas de memoria.
Durante la Eucaristía, ella y su papá, Mario Gómez, cantaban juntos, y no había oídos que no prestaran atención a la voz infantil que desde entonces prometía un gran futuro.
“La gente se admiraba de verla tan chiquitita y que se sabía un montón de canciones. Siempre estaba cantando. Se inventaba canciones. Canta desde los cuatro años”, recordó doña Jenny, la mamá.
Desde que empezó la competencia de Nace una estrella, Jenny, la participante más joven de la categoría de adultos, ha sorprendido al público y al jurado, que ha alabado su voz y su crecimiento en el programa. No obstante, esta no es la única sorpresa que ha dado Jenny a sus 17 años.
Desde muy niña ha logrado asombrar a quienes la conocen. Primero lo hizo en misa y, conforme iba creciendo, mostró su habilidad con distintos instrumentos: incluida la marimba.
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Por herencia paterna, Jenny toca las teclas del tradicional instrumento, causando curiosidad porque se tiende a pensar que solamente los señores tocan marimba. Cuenta, además, que en el grupo familiar Marimba Flor Guanacasteca, de los hermanos Gómez, su papá es el único hombre, pues también participan una tía suya y su primita, de 10 años.
En el grupo, Jenny también toca bajo eléctrico. Actualmente, está en clases de piano.
“Mi cercanía con los instrumentos es gracias a mi papá. Es mi maestro. Me ha enseñado lo que sé. Me ayudó a gatear en esto de cantar. Me enseñó lo básico del piano y también a tocar guitarra, bajo y marimba”, comentó la adolescente, que en su niñez aspiraba a ser veterinaria o maestra.
Ahora, cuando curse sus estudios superiores, fusionará dos sueños: el de la educación con el de la música.
“Siempre tengo el recuerdo de que mis papás me apoyaron en todo lo que quise hacer”, agregó la hija única de sus padres.
La perseverancia de Jenny Gómez
En palabras de su madre, Jenny es una adolescente muy buena, tranquila e inocente. La joven considera que ella, además, es una muchacha comprometida y disciplinada.
“Esta semana que pasaron los duetos (en la octava gala) con participantes de temporadas pasadas, a mí me tocó con Yecson Carvajal (ganador de la primera edición). Le conté que cuando yo tenía cuatro años, en el programa participó un muchacho de Pococí y que desde ese momento yo decidí que quería estar en Nace una estrella”.
Jenny clasificó en el concurso de canto después de que en la quinta temporada no fuera seleccionada.
“No desistí. Siempre he admirado los realities y programas de canto. Cuando no pasé en la quinta temporada no me sentí mal. Le dije a mi familia y a mi abuelita que lo iba a lograr en la temporada 6. Yo nací un 6 de enero”.
En este momento, Jenny se siente motivada. Si bien en la gala número ocho fue nuevamente a reto de eliminación, los jueces determinaron que aún no es su momento de partir.
“Acato las indicaciones del jurado y las pongo en práctica. Hago mi mayor esfuerzo. Este domingo estuve muy nerviosa, incluso lloré, pero cuando me tocó cantar (en el reto) di lo mejor de mí y así lo seguiré haciendo”.
Jenny se visualiza en la final. Sabe que hay un gran camino de oportunidades que debe recorrer. Entre sus sueños figuran graduarse de la universidad y poder desarrollarse como una cantante internacional. Le encantaría participar en los concursos mexicanos La voz y La Academia.
Tras pensar en sus sueños futuros, Jenny regresa a los del presente.
“Todo lo dejo en manos de Dios, siempre cumpliendo con mi parte. Cumpliendo responsablemente con lo que toca”, dijo Jenny.
Su mamá agregó: “Me siento muy orgullosa de ella. Es una bendición verla crecer y realizándose en lo que siempre ha soñado. Uno como mamá siempre ha querido lo mejor. Le he dicho que siempre la voy a apoyar e impulsar, siempre y cuando sea para bien”.