¿ Acaso alguien puede negar haberse visto tentado a leer alguna vez las portadas de algunos diarios y revistas mientras espera en la caja del supermercado, solo para saciar su sed de historias grotescas?
Pues sobre este tema versa el estreno de Investigation Discovery, que trae a Latinoamérica a partir de este lunes 26 de mayo la serie Primera Plana , presentada por el rey de la televisión sensacionalista y ganador de un premio Emmy, Jerry Springer, quien dejará al desnudo –como solo él sabe hacerlo– todos los detalles y las motivaciones que se esconden detrás de estos llamativos titulares.
Acostumbrado a contar las historias más asombrosas, en cada episodio de Primera Plana , Springer aporta sus más de 20 años de experiencia trabajando con personajes extravagantes para desenterrar las portadas más atrapantes de diarios y revistas.
¿Qué tan lejos puede llegar un show dirigido por Jerry Springer? Da un poco de temor no solo la pregunta, si no más bien la respuesta.
De los tráilers del espacio se desprende que Springer sigue mostrando la realidad más bizarra, pero lo hace también con un sentido interpretativo, es decir, descorre la forma en que los tabloides pueden contar una historia tenebrosa, con el morbo como ingrediente adicional llevado al máximo.
Entre los casos que se repasarán en los primeros episodios están el del adolescente Esmie Tseng. Esos años de pubertad, es bien sabido, son un reto para la mayoría de la gente, pero Tseng hizo frente a las presiones de sus padres en una manera particularmente sangrienta.
Luego se vinculó a The Ring Bling, una pandilla de jóvenes ladrones de moda que tomaron protagonismo en el mundo de Los Ángeles de ricos y famosos.
Otro adolescente, solo que esta vez de Mississippi, tuvo un cercano encuentro con la muerte, pero el martirio del joven Charles Hardemann va mucho más allá, cuando la máscara de su atacante lo persigue hasta el salón del hospital en el que él está luchando por su supervivencia.
Luego, en Columbus, Ohio, Gary “Brazon” McMurtry es uno de los más famosos imitadores de mujeres de todos los tiempos e incluso se convierte en Miss Gay Ohio, en un episodio más que feliz para él... hasta que un asesino vestido de ninja lo mata en su casa.
¿Se imaginan cómo contará la prensa sensacionalista todos estos casos? Jerry Springer se lo contará desde varios puntos de vista, los de los diversos tabloides que reseñaron estos sangrientos casos.
Dicen que el traje hace al hombre, pero en el caso de Rose Turford y Joyce Stevens, crear una serie de disfraces llevará su ingenio a predios desconocidos, y este terminará en la sala de la casa de Amara Walters, quien se encuentra con un desconocido disfrazado de algo increíble, quien acabará cruentamente con su vida.
Otro muestrario de los casos que abordará Springer pone en la palestra las mentiras que culminan en dos escandalosas tragedias: el narcisista propietario de un cabaret, Burt Pugach, engaña a su amante y termina mutilado de por vida. Su otra pareja, Emily Sander, parece ser una joven dulce pero, a la postre, tiene una peligrosa doble vida que finalmente le pasa la factura.
Los escándalos de Springer
Pero quien ahora reseña la forma en que, a su vez, otros cuentan las desgracias ajenas, lidió con sus propios demonios en no pocas ocasiones.
Corría el año 1998. Pocas veces una ironía fue tan contundente, y tan pública, como la que envolvió aquel año a quien entonces era uno de los conductores de televisión más populares y polémicos de Estados Unidos.
Hasta hacía poco, Springer se hallaba en la cima del mundo de la televisión, pero a partir de las denuncias hechas por cadenas de noticias como ABC, CBS o CNN, las cosas comenzaron a cambiar.
Entonces se le acusó de engañar a su teleaudiencia con un supuesto montaje de las peleas que se escenificaban en su programa, y para cerrar con broche de escándalo, por esos días los tabloides de Nueva York dieron cuenta de los esfuerzos –al final infructuosos– realizados por Springer para acallar una historia sobre un encuentro sexual que publicó un periódico británico.
El show de Springer se caracterizó siempre por su alto contenido de violencia casera –por llamarlo de alguna forma– que casi siempre se generaba cuando las disputas de los invitados terminaban en golpes, y sobrevenía la ya acostumbrada intervención del personal de su espacio.
Estos separaban a los contendientes y de paso le daban más espectacularidad a la escena. También circulaba la versión de que las historias que contaban los invitados eran inventadas por el personal de apoyo de Springer.
Como es obvio, la fórmula fue pronto copiada en todo el mundo, incluso en Latinoamérica, donde varios espacios de ese corte han sido acusados de ser un fraude o mínimo un montaje durante los últimos años.
Desde entonces, Springer fue tan perseguido por los periodistas, como él lo hizo durante muchos años con otras personas en busca de exclusivas.
Escueto y escurridizo, en su momento dio pocas explicaciones que lo negaban todo y le endilgaban la culpa a varios de sus productores, quienes habrían montado shows “a sus espaldas”.
Sin embargo, su colega no menos famoso Larry King logró que Springer fuera como invitado especial a su programa, y allí el polémico periodista amplió un poco más su versión.
El entrevistador dedicó buena parte de su energía a quitarle impacto a la controversia: “El 99 por ciento de lo que se ve corresponde absolutamente a la realidad”, dijo Springer en aquella ocasión, tras admitir que algunas falsedades pueden haberse colado entre los 14.000 invitados que habían pasado por su programa.
Muerte al aire
Como si aquello no fuera suficiente, pronto Springer se vio envuelto en un escabroso escándalo sexual con una actriz porno, el que alcanzó luego a otras dimensiones pero que finalmente se desinfló, pues él se había separado de su esposa años antes.
Sin embargo, el público se frotó las manos con los escandalosos detalles que incluían a Springer con los pantalones abajo y otros detalles no publicables.
En el 2002 se vendría un nuevo y terrible escándalo con la muerte de una mujer en Florida después de su presentación en el programa de debate en vivo del presentador Jerry Springer, lo que puso nuevamente sobre el tapete la ética y los riesgos de los llamados espectáculos “basura” de la televisión estadounidense.
Las críticas para condenar las chocantes estrategias de los talk shows no se hicieron esperar tras el crimen de Nancy Panitz, quien fue asesinada en su casa en Sarasota, Florida, solo horas después de que Panitz apareciera en el Show de Jerry Springer , cuyo tema era “Invasión de las examantes”.
La mujer de 53 años había sido persuadida de ir al programa por su exesposo, Ralf Panitz, de 41, con la promesa de reconciliación. Pero Panitz se encontró con el espectáculo de su exmarido sentado junto a su nueva esposa, Eleanor, de 46, que la acusó de acecharlos a ambos, llamándola gorda y odiosa y amenazándola en términos imprecisos para que dejara a la nueva pareja en paz. La mujer salió corriendo del set, muy humillada.
Panitz y su pareja fueron detenidos y enjuiciados por ese caso.
Curiosamente, esta tragedia ha sido reseñada en documentales que se han transmitido por la señal de Investigation Discovery. Vueltas de la vida... o de la muerte.
Para colmo de males, la tragedia ocurrió exactamente después de que se transmitió el show , aunque había sido grabado tres meses después. Esto hizo inferir a la policía, a los familiares de la víctima y al público, que el programa había sido el desencadenante total del crimen.
Como fuera, el pasado parece borrarlo todo y el rating sigue comandando aún en el reino de la televisión. Al fin y al cabo, Springer hace años bajó el tono y, si bien, no se ha declarado redimido ni mucho menos, ahora parece decidido a descifrar y desenmascarar la fórmula con la que se venden los escándalos y el crimen, esa que él parece haber inventado y de la que hizo un verdadero estilo informativo que perdura hasta hoy.