La comedia no era su trabajo, era su mejor terapia. Joan Rivers adoraba hacer reír a la gente y, si para conseguirlo debía de burlarse frente a cámaras de algún famoso por su mal vestir, su físico o su forma de ser, lo hacía.
A ella no le interesaba lo que sus palabras (algunas groseras) pudieran causar en la autoestima de los demás, solo las decía con su voz ronca y pasaba de página. Si alguien se ofendía, no era su problema.
Ese fue su pensamiento desde que empezó en la comedia, allá por los años 60, hasta ayer, cuando murió en un hospital de Estados Unidos.
Rivers falleció a los 81 años luego de estar internada ocho días por sufrir un paro respiratorio durante una operación de garganta. El Departamento de Salud de Nueva York detalló, sin dar mayores detalles, que investigan si hubo negligencia médica.
“Es con gran tristeza que anuncio la muerte de mi madre, Joan Rivers. Falleció en paz a las 1:17 p. m. (del jueves) rodeada de su familia y amigos cercanos (...) La mayor alegría en la vida de mi madre era hacer a la gente reír. Aunque es difícil hacer eso en este momento, sé que su último deseo habría sido que nos volvamos a reír pronto”, escribió Melissa. Aseguró que el funeral será el domingo en la sinagoga Emanu-El, en Manhattan.
El mundo del entretenimiento lamentó la muerte de la comediante. Giuliana Rancic, compañera en el programa Fashion Police , dijo: “Es imposible decir cuánto adoramos a Rivers. Estamos destrozados”.
La presentadora Ellen DeGeneres escribió en Twitter: “Joan es una pionera. Ella es el ejemplo para los comediantes. Qué triste que se haya ido”.
Cambio de vida. Rivers, nacida el 8 de junio de 1933 en Brooklyn, Nueva York, quería ser una famosa actriz de drama; sin embargo, su destino le tenía preparado algo mejor: ser la mujer que se abrió paso en programas nocturnos de televisión dominados por hombres y que convirtió las alfombras rojas de Hollywood en campos minados para las celebridades mal vestidas.
“Alguien me dijo: ‘Puedes ganar seis dólares haciendo monólogos en un club’. Y yo le dije: '¡Ahí les voy!'. Era mejor eso que estar mecanografiando todo el día y me gustó hacer reír a la gente”, dijo a la agencia AP.
1965 fue decisivo para Rivers: conoció a Edgar Rosenberg, con quien se casó tras cuatro días de noviazgo, y apareció, por primera vez, en The Tonight Show Starring Johnny Carson (NBC). Allí, el presentador Carson vio lo brillante que era para la comedia y le dijo frente a su público que tenía un futuro prometedor. Y así fue.
Su carrera, aunque tuvo deslices, fue exitosa porque, con tal de sobresalir, ella era capaz de todo. Un claro ejemplo fue cuando, a mediados de 1986, decidió competir con su mentor Carson al aceptar presentar The Late Show Starring Joan Rivers (Fox), que se transmitió a la misma hora que el legendario programa.
Lo que en ese momento era su gran triunfo, un año después (1987) se convertiría en su gran pesadilla: Rivers quería que la segunda temporada del reality la produjera su esposo, la cadena Fox negó la petición y Rosenberg se suicidó.
Fueron los momentos más difíciles en su vida, según dijo en su reality show Joan & Melissa: Joan Knows Best? (E! Entertainment), en el cual compartía pantalla con su única hija, Melissa.
La responsabilidad de mantener a su hija la hizo seguir. Trabajos en televisión iban y venían hasta que, un día en 1990, E! Entertainment le propuso cubrir el arribo de las celebridades a las alfombras rojas.
“Ella fue la primera persona en preguntarle a los famosos de cuál diseñador era su vestido. A partir de ahí, convirtió ese momento en toda una pasarela de moda que marca tendencias”, aseguró Roberto Lobo, experto en moda.
Además de eso, cuando veía una persona mal presentada en esas galas, tiraba uno que otro dardo venenoso, al punto de llegar a hacer pesados comentarios y bromas de las personas que conocía y de ella misma.
Sí, Rivers se reía de su propia vida: desde lo que llamaba su falta de atractivo (tanto que se hizo más de 730 cirugías plásticas) hasta de su moral.
En el 2000, dejó de asistir a las alfombras rojas, pero dejó un legado lo suficientemente grande como para que la primera pregunta que hacen los periodistas a los famosos en la alfombra roja sea: ‘¿Ese vestido de cuál diseñador es?’.
Una década después, llegó a formar parte de un programa que marcó huella: Fashion Police , en el cual Rivers criticaba o alababa lo usado por las celebridades en actividades públicas.
Adele, Anne Hathaway, Victoria Beckham, Angelina Jolie y Taylor Swift, Kristen Stewart, Barack Obama y su esposa, Michelle, fueron algunas de los famosos que fueron duramente criticados, incluso algunos de ellos la demandaron.
“Joan hizo que las celebridades se preocupen ahora por vestir bien, por ir al maquillista, al diseñador, al estilista. Todos los que van a las alfombras rojas se vestían para gustarle a Joan Rivers y así evitar ser la mofa del reality ”, explicó Lobo.
Como bien lo recordaron las agencias de noticias, la acidez de Rivers no tenía límites, aunque a veces sus declaraciones provocaban mucha controversia, como cuando el mes pasado se refirió a las víctimas civiles palestinas durante la guerra en Gaza.
Con su partida, dejó una gran huella en el mundo del espectáculo y una enorme tristeza en sus seguidores, quienes desde ya buscan despedirla como ella pidió que lo hicieran en su libro Odio a todo el mundo... Empezando por mí (2012): “Quiero que mi funeral sea un inmenso show con luces, cámaras, acción”.