Cuando Johnny López sonríe se cierran sus rasgados ojos y en sus mejillas aparecen dos notables camanances. Hacer el trabajo “que tanto ama”, referirse a la relación que tiene con el periodista Marcelo Castro (desde hace más de ocho años), hablar de su familia y del negocio de comidas rápidas que comparten, son las tres principales razones que, al ser mencionadas, le hacen sonreír.
Cuando habla “de lo que ama”, su tranquilo semblante cambia y en él se diseña una mirada pizpireta.
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Las bicicletas o superhéroes que le regalaban a Jhonny López nunca le hicieron gracia. Tenía solo cinco años cuando, con su conciencia infantil, cayó en razón de que todo lo que quería tenía que ver con fútbol era su pasión: balones, tacos, uniformes de la liga, correr tras una pelota y anotar goles.
El niño y su desesperada afición por este deporte crecían en paralelo. Estuvo en ligas menores de Saprissa, La Liga y Brujas. Desde joven trazó su ilusión: ser un jugador profesional o al menos, convertirse en periodista deportivo. A los 17 años enfrentó la realidad: aunque tuviera mucho tiempo de entrenar, “nadie le garantizaba” que tendría futuro en el balompié y que podría vivir de ello.
Sus papás, María Eugenia Badilla y José Alexis López, le sugirieron que pensara en carreras que podía cursar en la Universidad de Costa Rica: él eligió Administración de Empresas e Ingeniería Industrial. El día de la matrícula le dijo a su madre que la otra profesión que lo apasionaba tanto como el fútbol era el Periodismo.
Así empezó todo, gracias a una beca entró a una universidad privada a estudiar Relaciones Públicas. Sus estudios le permitieron hacer una práctica profesional en el departamento de prensa de Brujas F.C., su deseo era trabajar y entrenar a la vez, pero los horarios chocaban y dejó de practicar fútbol. Dos meses después, Barrio México tenía la posibilidad de ascender a primera división y ello hizo que se abriera una plaza en el área de comunicación, la que le ofrecieron a Jhonny.
“Esto pasó en el 2010. Estaba ilusionado porque vivía la misma dinámica de los jugadores solo que fuera de la cancha. Así se fue dando. Luego empecé a estudiar Periodismo, saqué la licenciatura y trabajé para ir consolidándome”, cuenta el comunicador, quien está a las puertas de sus 30 años.
De las canchas a las historias
En febrero del 2011, Johnny se quedó sin trabajo y sin fútbol. Tras un mes desempleado se planteó la posibilidad de trabajar en un call center, pues estaba con la tesis de su licenciatura. Desde antes de este episodio, él y el reconocido periodista, de Telenoticias, Marcelo Castro, ya eran novios.
Ante esta situación Johnny le comentó que debía “tomar una decisión”: realizar de nuevo una práctica profesional o empezar en otro trabajo ajeno a su profesión. Tanto la familia como su pareja le sugirieron que intentará de nuevo como practicante.
“Marcelo me pasó el contacto de Arlene Hernández, en ese momento directora de Teletica.com. Fui a una entrevista y surgió que un periodista deportivo había salido, pero también buscaban practicante. Ella me preguntó sobre mi experiencia y ese día llevaba una llave maya con más de 200 documentos en los que había crónicas, comunicados de prensa, invitaciones a conferencia; ella se sorprendió con mi experiencia. Empecé con la práctica gracias a que a ella le gustaron mis trabajos. Entré a hacer práctica en Teletica.com y colaborando con otros proyectos”.
El 5 de abril se cumplieron ocho años desde que Johnny entró a trabajar a Teletica. Dos meses después de la práctica fue contratado por servicios profesionales para trabajar en el proyecto Esto promete. Luego lo emplearon permanentemente en el área digital.
Desde el 2013 Johnny es parte de los reporteros de Más que noticias. Fue en el 2017 cuando él y sus compañeros José Miguel Cruz, José Ernesto Herrera y Juan Carlos Zumbado, presentan el espacio que nació con la premisa de ofrecer “noticias positivas”.
“Más que noticias surge en setiembre del 2013, doña Pilar Cisneros armó el equipo y dos semanas antes de que empezara me llamó y me ofreció la posibilidad de seguir con mi trabajo en la página pero pasándome a reportear a ese nuevo proyecto. Los compañeros del equipo tenían mucha experiencia, yo llegué intimidado, pero convencido de que podía hacerlo. He tenido la dicha de estar en este proyecto que me tiene enamorado. Es una bendición".
Johnny López ya conoce los 82 cantones de Costa Rica, en ellos ha descubierto historias de personas excepcionales que ha llevado a la pantalla de Más que noticias.
A cada casa que llega en busca de relatos sobresalientes, le reciben con amor y con mucha comida. En los seis años que tiene trabajando en este espacio no ha podido cubrir un mundial de fútbol como tanto anheló, aunque se ha ganado el reconocimiento y el cariño de quienes le abrazan y hasta ven con ilusión cada vez que llega a un rincón del país, y sus entrevistados le agradecen la cercanía y posibilidad de “conocer a alguien quien sale en tele”.
“Nunca estudié periodismo pensando en que quería ser famoso. Si pude con trabajo y disciplina, cualquiera puede hacerlo. Yo quería ser periodista deportivo. Quería cubrir un mundial. Sueño con eso. Pero amo lo que estoy haciendo ahora”.
Sobre su actual trabajo, Johnny agregó: "Tanto mis compañeros como yo tenemos un estilo propio y eso la gente lo agradece. Este trabajo me da muchas bendiciones. Soy muy creyente de que uno tiene que estar siempre con Dios. Solo el hecho de sacar una lección al sentarse a hablar con una persona, eso es suficiente. La posibilidad de ser feliz. Mi trabajo me permite conocer gente, llevar a la pantalla personas que vale la pena que el televidente conozca. Esto es darles voz, dar a conocer su historia, qué ha sido de su vida, qué los marcó, todo eso marca la vida de un país a nivel cultural y social”.
Familia y negocios
Cada vez que puede, Johnny destaca que hoy es profesional gracias al apoyo de su familia. Desde hace un tiempo, él tenía el deseo de crear un negocio propio, emprendimiento que permitiera emplear a sus papás y a su hermana y hermano.
Así es como nacieron Nachos el circo y Churros el circo, dos marcas de comida rápida que se ubican en contenedores en Container Platz, en Santa Ana.
“En estos negocios todo el proceso, desde que se compra hasta que se sirve, es una cadena de producción familiar. Mi papá trabaja en todo. Se ha dedicado toda su vida a reparar electrodomésticos, fue taxista. En una etapa el taxi estaba malísimo y dije que había que hacer algo para ayudar a la familia. Siempre quise negocio de comidas. Es bonito ver que todos estamos en esto, que sacrificamos fines de semana, pero todos tenemos claro que esto nos une más, nos hace crecer, y nos da posibilidad de vivir un poco mejor. Con esa idea vale la pena hacer cualquier sacrificio. Principalmente por mis papás, porque gracias al esfuerzo que hicieron yo estoy contando este cuento. Mi mamá tenía ¢60.000 en la cuenta cuando yo empecé la U y el cuatrimestre, con todo y beca, costaba ¢300.000. Ellos me dieron el estudio. Cuando me llegó la posibilidad de retribuirlo, no lo pensé dos veces”.
Aparte de la venta de nachos y churros, Johnny tiene la agencia de Marketing Digital, Elephant CR, en la que brinda sus servicios a pequeñas empresas.
Amor y juicios de valor
Johnny y su pareja, Marcelo Castro, se conocieron hace más de ocho años. Su afición al fútbol los unió.
El desamparadeño ha tenido que lidiar con suposiciones y juicios de valor alrededor de su relación en la que su pareja es 30 años mayor y además, un referente del periodismo costarricense. ¿Cómo desmarcarse de lo que otros asumen y posicionarse gracias a su trabajo personal? Sereno como siempre, Johnny lo cuenta.
–¿Cómo ha sido sobrellevar que algunas personas piensen que su evolución en el periodismo es porque detrás tiene “la ayuda” de su pareja, periodista de Teletica?
–Eso es lo que puede percibir la gente que está afuera. Y se podría entender porque él es 30 años mayor y tiene más de 30 trabajando en Teletica. Evidentemente, es muy fácil para una persona que no conoce las razones o que no vive de cerca, pensar así. Cualquier persona que ha trabajado con Marcelo sabe de su integridad como profesional y sabe que él es el primero que quiere tener a su lado un compañero de vida que valga la posibilidad de estar con él, alguien que tiene que ganarse las cosas y evidentemente sería como boicotearse o boicotearme a mí, porque a fin de cuentas en la vida uno está con alguien para crecer y apoyarlo para crecer.
La gente podría pensar que el primer carro que yo me compré, que fue un carro del año, fue porque Marcelo me lo compró, o los negocios o mi entrada al canal. Uno se gana las cosas. Marcelo me ha enseñado que las cosas se ganan con trabajo. Me ha aconsejado.
–¿Cómo se aprende a llevar una relación con alguien mayor y además, una relación homosexual, en un país tan conservador como Costa Rica?
–Creo que hay que construirse todos los días: interna y emocionalmente. Eso le va a generar un blindaje que impedirá dejarse afectar por lo que la gente diga o piense, entonces creo que la diferencia de edad es solo un número. Para mi edad me considero maduro, centrado y consecuente con mi forma de ver la vida.
“Sí sé que no tengo que hacerle daño a nadie, maltratar a una persona, o fallar en una relación, si sé que es lo que no quiero que me hagan en la vida, eso le da a uno un conocimiento o forma de ver la vida que le permite decir: ‘la edad no tiene porqué ser un obstáculo, tengo que llevarme bien pese a la diferencia de años, respetar los espacios que cada quien tenga por aparte’. Porque cuando nací, ya Marcelo tenía un grupo de amigos o colegas, es importante respetar espacios y tiempos de cada uno. Creo que la comunicación asertiva siempre se puede construir aportando buena energía y vibra que uno tenga para que el amor siga creciendo. Cuando usted tiene amor por alguien, la fórmula no puede fallar. Si el amor es verdadero, grande y desinteresado, todo tiene que salir bien. Habrá que ajustar cosas, conversar de temas, tomar acuerdos y soluciones, pero es menos cuando uno tiene claro que está para contribuir a la felicidad de otra persona y no porque te necesito para que me hagás feliz. Así es como yo lo veo”.
–¿Cómo fue hacer de esta relación algo público, que saltó a la luz, inicialmente, por la figura que él es?
–Creo que la gente de lo que más se sorprende es la diferencia de edad. Pero evidentemente en ocho años de relación si creyera que la diferencia de edad es obstáculo, no estaría aquí, en esta relación. La verdad que hoy siento más cariño y apoyo de la gente, que la crítica negativa, aunque siempre va a haber.
Al inicio fue difícil. Yo sabía con quien estaba intentando hacer una relación. No puedo negarlo y él sabe que al principio me daba miedo salir a la calle y que me vieran. Son miedos normales cuando uno está en el rollo de aceptar su condición sexual.
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Cuando el ajetreado día de trabajo y negocios propios cae, Johnny llega a casa, se reúne con su pareja, comparte con las mascotas o se entretiene un rato jugando FIFA 2019 en su Play Station. En el momento del descanso realiza un recuento de lo que hizo horas antes. Él quizá vuelve a sonreír, pues independientemente de lo que pase alrededor, cada día vive bajo la consigna de “ser feliz, pues nadie va a vivir por uno”.