En redes sociales se hizo evidente la simpatía que Kimberly Loaiza generó en el público. Desde la gala número 1 de Dancing with the Stars (DWTS), la gente empatizó con la participante “amada por la cámara”.
El crecimiento de la presentadora en la competencia fue evidente y el esfuerzo del que tanto habló dio frutos. Hoy ella es una de las finalistas del concurso de ballroom que este 25 de setiembre tendrá nueva estrella ganadora.
Loaiza le contó a La Nación su sentir al verse en la última etapa de la competencia, lugar en el que siempre se propuso estar.
“Me siento muy feliz y muy orgullosa por todo lo que crecí y viví. Claro que me imaginé en una final. Desde el momento en el que acepté el reto de Dancing siempre trabajé enfocada en llegar a la final y en llevarme el trofeo”, aseguró.
Ella y su pareja de baile, Erick Vásquez, entrenaron mucho esta semana con la intención de dar un “buen show” a la audiencia.
“Nos hemos preparado con full constancia, disciplina y mucha concentración”, dijo Kimberly, quien después del viernes 23 no pudo ensayar más.
La competidora llega a la final con un esguince grado dos en su tobillo, condición que “la bajoneó”.
“No pude ensayar más y me da un poco de miedo a la hora del baile porque, realmente, me duele mucho apoyar el pie. Aquí seguimos esperando a que el domingo todo esté bien”, dijo con su optimismo usual.
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Solo confianza
La concursante de 31 años confió en que la última semana su enfoque y el de Erick fue la competencia y las tres coreografías que presentarán. Ellos no han realizado ninguna estrategia en busca de votos. Ella confía en que el apoyo llegará de quienes han visto su crecimiento en la pantalla.
“Siento que el trabajo que hemos venido haciendo es con lo que la gente se queda. Vieron el esfuerzo y la dedicación que le metimos a cada baile. Siempre quisimos llevar un show bonito. Prefiero ganarme los votos porque la gente desee de corazón que me lleve el trofeo junto con Erick y no por estar regalando cosas (en redes sociales)”, expresó.
En esta temporada, Kimberly sufrió el robo de su cuenta de Instagram en la que tenía casi 400.000 seguidores. Ella abrió una nueva y ya suma 61.000. El tema no le preocupa aún cuando compite contra una figura como Lorna Cepeda, quien cuenta con 2,5 millones de seguidores en Instagram. En el caso de Mauricio Hoffmann, él tiene 315.000 seguidores y Joaquín Yglesias suma 112.000.
“Lorna es una competidora increíble, aparte de que baila lindísimo. Sus seguidores son muchos, yo perdí mi cuenta y ahora tengo muy poquitos seguidores. Más bien si quieren seguir mi cuenta nueva es @Kim.loaizatenorio. Pero nada, que sea lo que Dios quiera para todos nosotros y que gane el que deba ser”, dijo.
Sobre las fortalezas y debilidades con las que llega a esta final, Kimberly destaca que su seguridad creció. “Llego con mucha seguridad. Tuve mucha inteligencia emocional para llevar este concurso de la mejor manera y disfrutarlo de inicio a fin. (...) En cuanto a la debilidad, creo que tiene que ver con mis lesiones”, explicó.