No todos los paladares se adaptan al aromático y complejo whisky, pero quienes le descubren el punto, disfrutan de cada trago plenamente. Con el programa radial La Cantaleta, pasa algo similar, no todo oyente se acopla de inmediato con su humor con denuncia, irreverencia y su forma “políticamente incorrecta de ser”, muchos radioescuchas sí, lo que permite que el programa hoy, 17 de abril, esté cumpliendo 30 años.
El espacio, que se transmite actualmente por Radio Actual 107.1 de lunes a viernes de 10 a. m. a 11 a. m., cuenta con el atrevido trío integrado por el músico Hugo Lino Trompoloco Salas y los hermanos el polifacético Mariano y el doctor Erwin Grosser.
Parte de la permanencia del programa es gracias a que además del disfrute de hacerlo, sus integrantes son grandes amigos, y quienes en 30 años han enfrentado múltiples salidas de emisoras por su ácido contenido.
“Muchas veces nos sacaron de algunas radios por problemas políticos. Por ser políticamente incorrectos e irreverentes nos echaban de todo lado. Nos decían: ay se pasaron y nos da miedo una demanda. En este país todo es indirecto, de frente no te dicen nada. Muchas veces los políticos presionaban a los patrocinadores, nos quedábamos sin patrocinios y así sin programa”, detalló Erwin.
Pero su ímpetu y disfrute por la labor los ha hecho celebrar brindis con la bebida que los tres disfrutan: el whisky.
“Hay gente que lleva a cabo un programa y después 'si te vi no me acuerdo': llegan, bretean y se van. En cambio nosotros nos mantenemos porque somos amigos de vida. El alcohol es un elemento que nos une mucho”, bromearon.
Creación cantaleta
El domingo 17 de abril de 1987 se transmitió el primer programa. Aquel día fue domingo de resurrección y el trío inició con una tradición alajuelense: leer el testamento de Judas (el cuál adaptaron a una herencia que deja bienes a diferentes figuras de la política o el deporte). La cuna del polémico espacio fue Radio Sonora.
Por fecha, el cumpleaños del programa sería este lunes; sin embargo, los amigos celebran cada calendario todos los domingos de resurrección.
“Creamos La Cantaleta porque habíamos participado juntos en un programa de Radio Alajuela que se llamaba Cayendo Mula. Un grupo de empresarios y productores compraron una emisora para transmitir deportes y por recomendación de Leonel Jiménez nos contactaron y nos dijeron que hiciéramos el programa. Hugo dijo que fuera cantado, con secciones y personajes”, mencionaron.
El programa se ha caracterizado por la participación de personajes propios, algunas caricaturizaciones de figuras del medio costarricense y de música, mucha música.
Todos los días Hugo interpreta una canción original refiriéndose al tema más sonado del día. En el programa ellos no usan guiones: su guía son las noticias publicadas en los periódicos y a partir de ahí van desarrollando e improvisando La Cantaleta.
“Nosotros no decimos chismes ni investigamos nada, hacemos una caricatura de noticias que ya se dieron. Por ejemplo la noticia que La Nación da formalmente como por decir usando esmoquin, nosotros la hacemos con camiseta”, afirman.
Al ser un espacio tan musicalizado sus creadores determinaron desde hace 30 años que La Cantaleta era el nombre más afín para lo que ofrecían. Desde sus inicios y hasta entonces han mantenido su esencia intacta.
“Nosotros abordamos temas de política, fútbol y farándula: nada de tragedias, ni muertos. Ni siquiera imitamos a personas que fallecieron”, aseveraron.
Delgada línea
Teniendo un humor tan ácido, ¿cómo hacen para no ser irrespetuosos?
“Nosotros respetamos a quien se lo merece. Agarramos cosas en vacilón. Pero hay ocasiones en las que le hablamos de frente a algunos políticos y les decimos ladrones”, dijo Mariano Grosser.
Hugo también se refirió al sensible tema.
“Es un hilo finísimo. Es difícil no caer en el irrespeto, nosotros estamos parados en el filo de la navaja pero con la gran ventaja de que las entidades gubernamentales no nos patrocinan, entonces hablamos de sus funcionarios cuando lo amerita. Eso sí, lo hacemos solo un día, ya después no”, dijo.
Hace algún tiempo, en el programa tenían una sección que por petición de un patrocinador tuvieron que retirar, pues rayaba en lo homofóbico y ellos lo comprendieron.
El trío procura la denuncia con humor, pero no caer en lo ofensivo.
“La verdad es que hacemos bromas pero sin caer en lo burdo. Nos cuidamos mucho. Por eso nos dicen que tenemos un humor inteligente. Nosotros hemos leído mucho, nuestro papá tiene una biblioteca de casi mil volúmenes”, mencionó Erwin Grosser.
Foráneos
Los cantaletos (como les conocen) desarrollaron su programa en años en los que internet y redes sociales ni siquiera se asomaban. Mas la creciente tecnología los forzó a adaptarse a esta nueva era.
Ahora ellos cuentan con transmisiones en vivo a través de su Facebook oficial en el que a veces alcanzan hasta 1.500 vistas. Gracias a este recurso ahora sus miles de seguidores tienen la posibilidad de ponerle rostro a esas ocurrentes y malcriadas voces.
Los hermanos Grosser usan el celular e incluso reciben mensajes al WhatsApp en los que los oyentes participan con sus comentarios. Hugo se rehusa a la tecnología.
“Para mí esto de las transmisiones es incomodillo, porque yo estoy acostumbrado a ir en camiseta y en calzona (pantaloneta) a la radio. Mariano y Erwin le han permitido a la tecnología llegar a ellos. A mí la tecnología no me gusta, yo escribo mis comentarios en libreta. Nosotros somos de radio, pero de vez en cuando hay que agacharse un poquito y darle paso a la tecnología”, dijo.
Para Erwin una de las situaciones que le recrimina a las transmisiones es que vean a sus personajes femeninos tan barbudos.
A pesar de la extrañez generada por la experiencia virtual, los cantaletos admiten que la tecnología también ofrece sus ventajas.
“Hemos sentido mayor cercanía con la audiencia. Claro, siempre que terminamos un programa llueven los comentarios, todos positivos gracias a Dios”, aseguran.
Desde presentarse en un lugar en el que corrían el riesgo de que los exiliaran a pedradas porque no eran los personajes que esperaban, hasta cautivar a señoras con sus niños en un té de canastilla han sido parte de las anécdotas de los miembros de La Cantaleta. Han sido 30 años de una vehemente permanecido en la que su estilo único ha reinado.
“Somos más irreverentes, lanzados, no usamos guión, somos improvisadores y con el perdón de medio mundo: nosotros tenemos humor de verdad. Nuestro fuerte no es la imitación, y si imitamos hacemos una que no es perfecta pero creamos un personaje nuevo, hacemos caricatura del personaje. Le hacemos reingeniería a ese personaje, dijeron.
"Somos necios”, con esas palabras el anecdótico Trompoloco defiende la permanencia del programa que ha tenido que enfrentar dificultades.
“Económicamente hablando han sido 30 años de dificultades, pero es tan divertido hacerlo que el dinero no tiene importancia. El espíritu de nosotros no permite que nada nos apachurre. Hay que trabajar donde uno se divierte”, finalizó.