Un simple Bibidi Babidi Boo fue suficiente para transformar las calabazas en un carruaje, los ratones en caballos y a una chica triste y desilusionada en una princesa. Sí, el hada madrina hizo magia para que Cenicienta pudiera cumplir un sueño.
Este año la princesa de Disney cumple 70 años desde que aquel 15 de febrero de 1950, llegó hasta las salas de cine con una historia de hadas inspirada en el cuento francés Cendrillon, de Charles Perrault.
La trama es bien conocida y ha trascendido por generaciones: Cenicienta es una chica que vive con su madrastra y sus hermanastras Drizella y Anastasia, quienes la obligan a realizar las labores del hogar a un nivel casi de esclava.
La joven se entera de que hay un baile en donde el príncipe busca una esposa, y ella quiere ir, pero su madrastra se lo impide. Al llegar el dichoso día ella se queda en su casa lamentándose por no haber ido y justo entonces aparece el hada madrina, quien le pone de condición estar de regreso en casa antes de las 12 medianoche.
En su regreso a la casa, Cenicienta deja perdida una zapatilla de cristal y el príncipe se propone encontrarla para devolvérsela y cuando finalmente lo hace, se casan y viven felices para siempre.
Su encantadora e inspiradora historia, de 74 minutos, se mantiene hasta la actualidad como una de las favoritas entre los seguidores de Disney. Prueba de ello es que la icónica princesa y su increíble vestido celeste nunca pasan de moda.
“La Cenicienta es una prueba convincente de que Walt Disney todavía sabe cómo realizar un cuento de hadas. Un pequeño ejército de artesanos de Disney le ha dado a la centenaria historia de Cenicienta un resplandor y un humor cómico que debería hacer que los niños se sientan como elfos y que los adultos se sientan como niños”, detallaba la revista Time.
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Esta es la segunda película de princesas que realizó Disney, siendo Blancanieves y los siete enanitos la primera y fue dirigida por Clyde Geronimi, Hamilton Luske, Wilfred Jackson y producida por Walt Disney.
Salvadora.
Luego de la Segunda Guerra Mundial, el planeta quedó en crisis y el mercado cinematográfico no fue la excepción. Durante esos años Disney estrenó algunos largometrajes que consideraba ambiciosos como Bambi, Fantasía y Pinocho.
Sin embargo, ninguno obtuvo el éxito que la compañía de Walt Disney esperaba, al menos no de forma inmediata, ya que muchos de los mercados internacionales se habían cerrado. Esto le generó a la empresa una deuda de aproximadamente $4 millones, una cifra que para ese entonces era elevada y que la ponía al borde de la quiebra.
“Durante el resto de la década, Walt Disney se dedicó a producir únicamente cortos animados, más baratos y con mejores resultados económicos. Además, en 1944 decidieron volver a reestrenar en cines Blancanieves, generando la tradición de llevar de nuevo sus cintas cada siete años a la gran pantalla. Además, se inició a finales de los cuarenta una serie de documentales que tampoco tuvieron una enorme repercusión”, afirma ABC de España.
Disney decidió frenar la producción de largometrajes y apostó por los cortometrajes. Sin embargo, en 1946 comenzó a preparar una nueva cinta, la más ambiciosa hasta ese momento; de hecho, se dice que en este filme trabajaron los “nueve ancianos”, los primeros grandes animadores de la empresa.
La elegida fue La Cenicienta, que además, sería la segunda película animada de princesas de esta compañía (Blancanieves y los siete enanos fue la primera, en 1937).
“Walt Disney Studios estaba en dificultades financieras cuando lanzaron Cenicienta. El estudio necesitaba desesperadamente algo exitoso que llevara al público al cine y sin el éxito de Cenicienta, la puerta podría no haberse abierto para que Walt Disney persiguiera otros proyectos en los que quería participar, como los parques temáticos, la televisión y las películas de acción en vivo”, comentó a la revista Glamour, Fox Carney, gerente de la Biblioteca de Investigación de Animación de Walt Disney.
Para Walt Disney adaptar esta historia era muy importante, ya que le recordaba su humilde infancia: de cierta forma, él se veía reflejado en la icónica princesa.
Según reportan los medios internacionales, esta película se convirtió en la preferida del cineasta y de hecho, la escena en la que Cenicienta se transforma en una princesa era su favorita, al punto que guardaba como un tesoro los dibujos de la escena.
“No porque fuera la gran animación, ni la escena perfecta, sino por la noción de poder transformar, eso fue lo que le resultó tan atractivo”, añadió Carney.
La cinta llegó finalmente a las salas de cine en 1950 y se convirtió en la película más vista de ese año: recaudó unos $263 millones, lo suficiente para salir del bache en que se encontraba la compañía del ratón.
Con esta cinta, Disney inició su conocida ‘era plateada’; fue el regreso triunfal de la compañía a la gran pantalla, con éxitos taquilleros muy sonados como Alicia en el país de las maravillas, La bella durmiente y 101 dálmatas. Además, fue la última era en la que Walt Disney trabajó.
Adaptaciones.
Posiblemente la película animada de La Cenicienta sea una de la que más adaptaciones se han realizado, con diferentes temáticas, en diferentes épocas, pero manteniendo la esencia del filme de Disney.
Hillary Duff, Selena Gómez, Drew Barrymore y Anne Hathaway son algunas de las actrices que han dado vida a las diferentes historias de Cenicienta en los últimos años.
Además, en 2015 Disney lanzó la película en acción real del largometraje. Este filme estuvo protagonizado por Cate Blanchett y Lily James.
Y como una película de La Cenicienta no era suficiente, Disney estrenó en el 2002 una segunda película y en el 2007 la tercera, sin embargo, estas nunca llegaron a la gran pantalla y se estrenaron específicamente en televisión.
Una princesa de 70 años
La Cenicienta no solo fue una de los filmes más importantes para Walt Disney, sino que hasta la actualidad se mantiene como una de las favoritas para los amantes de los cuentos de hadas.
FUENTE: ELABORACIÓN PROPIA || INFOGRAFÍA / LA NACIÓN.