Es cierto: ni la foto que anuncia la serie ni el resumen tan sin gracia con que se promociona en Netflix le guiñen el ojo al espectador de primera entrada. Su estreno coincidió con las primeras medidas de confinamiento en las casas para buena parte de la población mundial, incluida Costa Rica, y por ahí estuve posponiéndola unos días hasta que la marejada de comentarios y críticas, tanto en redes sociales como en prensa especializada, me hicieron darle la oportunidad, aún así, sin tenerle mucha fe.
Y es que lo que uno espera de primera entrada es una historia relacionada con un tipo que “colecciona” tigres y otros animales salvajes en cantidades que se cuentan por centenas, pero basta con avanzar la primera media hora para percatarse de que el caso va mucho más allá de su protagonista, conocido como Joe the exotic y su flamante y polémico zoológico en Oklahoma.
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Y es que, si bien es cierto, la línea conductora avanza de principio a fin alrededor de Joe, pronto se van incorporando otras decenas de personajes reales que permiten también el acceso total a sus vidas, su intimidad, las intrigas entre unos y otros, las amenazas de muerte, potenciales homicidios, estafas, sexo, transacciones de millones de dólares, fiestas en Las Vegas con felinos incluidos, todo tamizado por los testimonios de los empleados del zoológico y claro, por los shows y giras del zoológico ambulante de Joe, en medio del clamor de muchos grupos de defensa de los animales.
Esta pincelada sobre la trama que se desarrolla durante siete episodios aunque al final resultan ser 14 para muchos, pues hay tantísimo detalle en medio del tremendo caos, fascinantemente documentado, que siempre está la tentación de repetir cada capítulo.
Un 'reality’ demasiado real
Como lo narra Rick Kirkham, todo comenzó cuando, por ahí del 2014, puso su atención en Joseph Allen Schreibvogel, nacido en Kansas y de origen judío, quien a la postre cambió sus apellidos por Maldonado-Passage en honor a dos de sus esposos, Travis y Dillon, respectivamente.
La insólita apertura de Joe ante las cámaras en busca de “lo único que le importaba en la vida: fama a toda costa”, según palabras del director, lo llevó a abrir las puertas de su polémico zoológico, de su vida, de sus conflictos y demás facetas de su estrambótica vida. No se sabe si las cámaras descolocaron a Joe o Joe hechizó a las cámaras, lo cierto es que el director empezó a percibir que tenía oro puro en sus manos, por el calibre de personaje que era Joe, así como todo lo que ocurría a su alrededor.
Solo por citar uno entre cientos de detalles asombrosos, Joe llegó a postularse para la elección presidencial de Estados Unidos en el 2016 y luego incluso optó por la Gobernación de Oklahoma, un año después. Obviamente perdió, pero ganó aún más notoriedad como un personaje totalmente rocambolesco, quien ya figuraba en la retina de buena parte del país porque había sido entrevistado (felinos incluidos), en shows televisivos como el de Larry King, por citar solo un ejemplo.
El mismísimo Shaq O’Neal, leyenda del baloncesto estadounidense aparece en la docuserie de Netflix, visitando el zoológico de Joe y enviando un amistoso mensaje hacia él, frente a las cámaras. Por cierto, una vez que trascendió el documental de Netflix, O’Neal ofreció declaraciones y se deslindó de alguna relación de cualquier tipo con el extraño personaje.
Pero bueno, me uno a la impotencia que citan otros medios sobre la imposibilidad de abordar la secuencia de historias increíbles concatenadas, pues cada una bien daría para un documental aparte. En cambio, cito algunas valoraciones de medios que, al igual que yo y que miles de espectadores, aún no salimos del estupor, mucho menos tras el clímax, que culminó con Joe condenado a 22 años de cárcel por la causa menos pensada. Cito, para que se den una idea de que, al menos a mi juicio y el de muchos, hay un antes y un después de Tiger King.
El columnista español Jován Pulgarín, del portal español CNET, escribe “Sabemos que muchos piensan que estamos obsesionados con Tiger King, y tienen toda la razón, pero ¿quién no lo está?”.
Y continúa: “Además, no somos los únicos. Según Business Insider, Tiger King “ha sido el título más popular de Netflix durante nueve días seguidos” y es la serie de televisión más popular de Rotten Tomatoes en este momento, con un puntaje de crítica positiva del 98 por ciento y un puntaje de aceptación de la audiencia del 93 por ciento”.
Por su parte La Vanguardia, de España, tampoco se guarda nada: “El documental cuenta con siete episodios de menos de una hora que no podrás dejar de ver, porque cada giro de guion lleva a una nueva sorpresa. La serie se ha convertido en un éxito en las redes sociales (de ahí que hayas visto fotos de Exotic y su cabellera aquí y allá desde hace unos días), y parece que va para rato, porque gracias a su emisión, Joe the exotic está buscando nuevas vías para salir de prisión, su peculiar zoológico tiene un número de visitantes nunca vistos (al menos, hasta el pasado fin de semana, obligados a cerrar por la crisis sanitaria)".
Y así podríamos seguir con decenas de reseñas de sitios rendidos ante lo que muchos auguran, aún en tiempos en que el planeta está casi paralizado por el covid-19, que ‘Tiger King’ arrasará (o arrasaría) con innumerables premios en también incontables galas de galardones a lo mejor de la producción audiovisual mundial.
Para empezar, por el propio director Rick Kirkham (quien merece su propio prontuario ¡qué personaje!), quien casi perdió la vida en el intento de contar la historia de Joe y demás engendros, y finalmente logró lo que jamás hubiera hecho en tiempos de televisión convencional, el cual era su plan al inicio, con un supuesto reality. Hoy, vía Netflix, Kirkham se ha vuelto una celebridad casi del calibre de los insólitos personajes a los que siguió durante cinco años, en un periplo que, hoy entendemos todos, era imposible de terminar.
Mucho menos hoy, cuando todos los reflectores están puestos en Tiger King y en Joe, quien al parecer nació con la estrella de ser mediático a cualquier costo: por estos días se dio la noticia de que, mientras empieza a purgar su condena de 22 años de cárcel, recién fue puesto en aislamiento porque al parecer, padece el nuevo coronavirus.
Aunque parezca imposible, ante los nuevos hechos que se decantaron tras la transmisión de la serie, apenas 10 días atrás, la historia continúa... más pulposa todavía, que su temporada primaria. Inimaginable.