
Con la sucesión tambaleándose y la tristeza permanente de los últimos momentos de su reinado, Isabel se despide este lunes 1°. de diciembre de la pantalla chica.
Al ser las 9:30 p. m., Televisión Española transmitirá el último episodio de la serie, que se desarrolló a lo largo de tres temporadas, y que promete resolver esas incertidumbres que se “sembraron” en el televidente.
En esta edición, la historia se centró en narrar la llegada de Cristóbal Colón al Nuevo Mundo, la conquista de Nápoles, la cristianización de Granada y el esfuerzo de unir Castilla y Aragón bajo una misma corona.
Sin embargo, desde el inicio, Isabel y Fernando –los protagonistas de la trama– percibieron cruelmente la fragilidad de todo lo que habían conseguido. Los monarcas se enfrentaron a una sucesión de desgracias personales, que intentaron superar como reyes y como padres, sin perder nunca de vista su objetivo.
Unificar las coronas de Castilla y Aragón en la cabeza de un heredero legítimo, ese fue el propósito que llevó a la pareja a enfrentar sus temores más personales y ser capaces de traspasar sus propios límites.
Batalla campal. Consciente de que el final de sus días se aproxima, Isabel consume sus últimas fuerzas intentando dejar arreglados todos los asuntos que tiene pendientes. Sin embargo, queda en el aire el mayor de ellos: la sucesión del trono.
Esta incertidumbre se incrementa cuando Juan Belmonte trata de ganarse a la nobleza castellana para que apoye a Felipe –el yerno de Isabel– frente a un eventual deseo de Fernando de seguir gobernando el reino. Por eso reúne a sus hombres, en los que más confía, para empezar a preparar la transición.
Sin embargo, ha llegado a sus oídos el maltrato al que Felipe somete a su esposa e hija de la reina, la princesa Juana, una atrocidad que aumenta día a día. El archiduque, para justificarse, consigna por escrito en un cuaderno los desvaríos de su pareja. En su lecho de muerte, Isabel dicta sus últimas disposiciones.
Los reyes y sus consejeros analizan todos y cada uno de los escenarios posibles tras el fallecimiento de la reina. El objetivo sigue siendo evitar que Juana y Felipe lleguen al poder.
Por primera vez, Isabel está convencida de que la lealtad de su entorno es casi inexistente, la muerte se avecina, , así como el problema de su herencia y la necesidad de asegurar el futuro de sus hijos y de sus reinos.
Castilla entera se prepara para la partida de su monarca, aunque esto signifique el transitar por un camino cada vez más oscuro para el reino.