A Natalia Rodríguez ni las pruebas más difíciles le quitan su brío. En unos meses se cumplen dos años desde que un accidente casero, en el que se estrelló contra una puerta de vidrio, amenazó con dejarla sin su pierna izquierda. Aún le quedan secuelas.
Además, dice, hoy su vida gira alrededor del coronavirus, pues está casada con un doctor que trabaja en la primera línea de batalla contra la covid-19 en el Hospital México.
Tras un accidente que pudo resultar fatal, la presentadora Natalia Rodríguez se sobrepuso; hoy todavía se recupera y tiene que llevar terapia física de por vida.
Han pasado 15 años desde que esta animada mujer empezó en la televisión. Era 2005 y se le abrieron las puertas de canal 2. Actualmente, es la encargada de las redes sociales de la quinta temporada de Tu cara me suena (TCMS), pero en esta edición ha tomado más protagonismo y en pantalla se le ve como copresentadora junto a Keyla Sánchez y Édgar Murillo.
En los momentos en los que no tiene intervenciones, es normal verla sentada, quitándose su zapatos y masajéandose el pie. Ella controla que su extremidad no se le entuma ni tampoco se le hinche.
El año anterior, cuando participó en Dancing with the Stars, debajo de sus elegantes y pomposos vestidos, llevaba tennis de plataforma. Su accidente cambió un poco su dinámica; sin embargo, cada vez regresa maś a una normalidad que abraza y a la que no se aferra. Ella acepta cada prueba que le presenta la vida y siempre está lista para salir adelante. Aun cuando el panorama podría aterrar a otras personas.
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Cuando había posibilidades de que le amputaran su pierna, más allá de temer, Natalia empezó a planear. Tenía un plan B y si perdía su extremidad, se iba a convertir en la primera presentadora costarricense en aparecer con prótesis en la pantalla.
“Luego del accidente, la verdad es que no pensé que se iba a acabar mi futuro en la televisión. Tenía opción B por si me amputaban la pierna. Busqué prótesis. Encontré a una influencer (que sufrió amputación) que ha triunfado. Me inspiré en ella para seguir en la tele con prótesis.
“Sabía que iba a ser todo un proceso. Tal vez me tomaría un año aprender a usar la prótesis, pero si me tocaba lo iba a hacer. Era intentarlo o quedarme postrada en una cama. Yo soy de evolucionar. Si no hay pierna, no hay. Pensé que sería muy chiva que en tele pudiéramos tener una persona inclusiva que represente a quienes les falta una pierna o un brazo”, explicó Natalia, quien desde su percance empezó a tomarse fotos en las que se veían sus heridas, aparecía usando muletas o en silla de ruedas.
La periodista y máster en comunicación, de 34 años, dice sentirse feliz de poder hacer televisión y mostrarse naturalmente, además, le gusta TCMS por “la nobleza del formato que permite apoyar distintas fundaciones”. Es conocida la sensibilidad de Natalia, quien por lo general ha apoyado proyectos como la Teletón y ha sido madrina de pequeños que padecen alguna enfermedad.
En Tu cara me suena nunca le han pedido que cubra las cicatrices de su pierna. Dice que jamás ha sufrido ninguna discriminación por sus lesiones y, con ello, agradece poder inspirar a personas que tras secuelas de algún accidente se han sentido cohibidas por las marcas que quedan.
“Yo me veo al aire y es como si no me hubiera pasado nada. Mis compañeros me ayudan a todo: a subir, a bajar, lo que sea. Nadie me discriminan por mis lesiones. En el canal no me ocultan mis cicatrices para nada. Creo que la gente lo agradece. Muchas personas me escriben de que qué dicha que me ponen enaguas y puedo enseñar mis cicatrices al aire. Las mujeres, principalmente, se sienten identificadas por alguna lesión o accidente u operación que se han tapado y que por tantos años no se ponen shorts o vestidos de baño. Al verme la pierna así llena de cicatrices se animan. Esto va más allá de algo estético. Nuestras cicatrices representan historia. Son tatuajes de vida. Creo en el hecho de modelarlos. Doña Paula (Picado) y Vivian (Peraza), las productoras lo han entendido. No me ocultan”, expresó.
15 años de esencia
Natalia Rodríguez jura que nunca buscó la televisión. Llama a su trabajo “una casualidad muy linda”. Han pasado 15 años y ha pasado por canal 2, por Repretel, VM Latino y Teletica.
En televisora de Costa Rica es presentadora de Sábado Feliz, ha participado en El Chinamo y en los 10 años de Teletica Formatos ha trabajado haciendo las redes sociales de distintos programas.
Natalia es concisa cuando dice que disfruta su trabajo de “no demasiadas intervenciones” y que no se ha planteado ser presentadora estelar de algún espacio. Justo en ello ve la clave de su presencia en televisión sin convertirse en una figura desgastada.
“Vieras que me gustan mucho las redes. Siento que mis intervenciones, aunque pocas, son sustanciosas y así no me quemo. Yo puedo estar en todos los programas sin aburrir (risas). Al final esto me permite tener más trabajo y alcance”, cuenta la también relacionista pública.
Batalla contra el coronavirus
Este 2020 ha sido retador para Natalia, en sus 15 años en televisión no había vivido algo similar: hacer tele durante una pandemia.
Tu cara me suena, de Teletica, logró acondicionar su formato a las medidas solicitadas por el Ministerio de Salud; por esto cada participante, en pantalla o no, debe usar los equipos de protección: careta, tapabocas guantes, lavado constante de manos y tomas de temperatura, entre otros.
Natalia dice que el ambiente cordial y de diversión se mantiene, aunque, por supuesto, la dinámica es muy distinta. En su espacio de redes sociales sí ha resentido más el cambio, pues siempre ha habido mucha interacción, pero al igual que la mayoría de costarricenses, ha encontrado en la adaptación su salida.
Aparte de esto, cuando se apagan los reflectores, la vida de Natalia Rodríguez gira en torno al coronavirus. Su esposo Emilio Garro, es médico general y actualmente atiende una unidad de pacientes severos de coronavirus en un hospital josefino.
“Mi vida en casa gira en torno al coronavirus. Mi esposo y yo pasamos atentos a la conferencia de prensa y a lo que pasa en los hospitales. Nos casamos y entró la pandemia. En mi casa tenemos muchos protocolos sanitarios. Yo los hago igual que mi esposo para estar iguales. Ahora él trabaja más: tiene más guardias, más extras. Las jornadas son de más de 30 horas y lo veo poquito”, explicó.
Natalia se refirió a los sentimientos que vive en este proceso: “Es muy fuerte. Primero siento demasiada admiración desde el día que me salvó la vida y ahora más (el la auxilió cuando chocó contra el vidrio y empezó a perder sangre). Creo que después de lo que nos pasó con mi accidente vivimos todos los días como si fuera el último. Desde que está en la unidad de covid se vive más intenso en mi casa. Él está muy expuesto, pero se manejan mil medidas. Es todo un protocolo: se baña allá, se baña en casa. Su ropa se deja reposar varias horas. Aunque haya mil protocolos somos conscientes de que se puede infectar.
”(Su voz se quiebre) ante todo, siento orgullo. Él tiene vocación, le duele perder a sus pacientes. Él me ha contado que el coronavirus duele, no porque lo haya experimentado, sino por todo lo que se vive. Es mi superhéroe. No niego que en momentos siento miedo”, agregó.
En su tiempo en casa, Natalia pasa trabajando en sus redes sociales y haciendo trabajos virtuales, en las que suma 660.000 seguidores. Además, pasa entretenida con su perrita y sus cachorros, quienes dice “les cambiaron la vida”.
Natalia destaca la bendición del trabajo en tiempos tan complicados. Estuvo fuera de Sábado Feliz tres meses mientras el espacio se acondicionaba a la nueva normalidad. Dice que lloró un par de veces por la falta que le hacía “el programa que tanto ama”.
“Es una bendición tener nuestro trabajo. Ahora cuando pasa por la mente decir que qué cansado, uno de inmediato se dice que no puede volver a repetir algo semejante. Alguien que piense que qué pereza o aburrido trabajar es porque no ha vivido la pandemia”, asevera.
La pandemia lo ha cambiado todo y Natalia lo sabe. Es consciente de que hay quienes se han visto afectados psicológica, económica, laboral y hasta familiarmente. Lamenta mucho las pérdidas humanas. Cree que en estos momentos lo esencial es buscar paz interior y refugiarse en actividades en casa que permitan canalizar el estrés que producen las diferentes circunstancias.