Édgar Silva se inclina sobre una piedra y posa su mirada sobre una espesa montaña que observa desde un macizo en La Bandera de Dota, a unos 2.000 metros sobre el nivel del mar.
Mientras consume la vista en el verdor de aquella inmensidad, el periodista, de 49 años de edad, explica la razón por la cual el café de la zona de Los Santos está entre los más prodigiosos del país.
“El dulzor del grano (de café) está determinado por la variedad y por las condiciones climatológicas. Durante el día, los vientos cálidos de la costa Pacífica entran por las montañas y pegan contra los cafetales que están en este sector (Los Santos), y en la noche aquí llegan los vientos fríos del cerro de la Muerte. Esa variación tan abrupta en las temperaturas hace que la mata de café desarrolle más azúcares para proteger a su embrión: el grano, lo que le da el particular sabor y dulzor que tiene el café de Los Santos”, asegura.
La propiedad con la que habla sugiere que el expresentador de Teletica suma amplia experiencia en la producción de café. Sin embargo, su realidad es otra. Vinculado a ese negocio, Édgar Silva tiene cerca de tres años, solo unos meses más de los que lleva alejado de la pantalla.
Quien fuera una de las principales figuras de la televisión nacional salió de canal 7 el 15 de diciembre del 2015 y, desde entonces, la televisión es un tema aparte en su vida, que en ocasiones, solo lo entretiene.
Al mismo modo de las entrevistas que dio posterior a su salida de canal 7, Édgar Silva todavía no habla de un retiro definitivo, pero es sincero al aseverar que, por ahora, la TV es un capítulo que no pretende abrir. Su entera atención está dedicada a la producción del café, a los compromisos como vocero de la Cámara de Ganaderos de San Carlos y a actividades privadas para las que lo contratan.
“La televisión es muy apasionante y muy bonita, pero hay momentos en la vida en que uno se replantea y se pregunta: ‘¿Cuánto más de esto? ¿Por cuánto más?’ A mí me llegó ese momento y fue un proceso difícil pero no tormentoso, porque si uno sabe leerse o escucharse, no debe tener miedo. Esto es calidad de vida”, dice en referencia a aquella montaña de La Bandera de Dota, donde se alberga la finca que adquirió junto a su esposa Karla hace cuatro años, y que en poco tiempo le dará su primera cosecha de café.
Sin guiones. Édgar Silva subraya que su actual vida goza de mayor calidad que la de antes porque las rutinas que la rigieron por casi dos décadas –la mayoría del tiempo en Buen día – quedaron atrás.
“Mi vida ahora la determinan las necesidades que vayan surgiendo. No hay una rutina. Hoy puedo acompañar a unos amigos a una catación y mañana me puedo ir a San Carlos a un rodeo o a una reunión de la Cámara de Ganaderos. Tengo muchas actividades de empresas privadas que me contratan como maestro de ceremonias o de presentaciones de productos. El año pasado recorrí Centroamérica presentando la vacuna contra el Dengue…
”Por eso digo que rutina ahora no hay. Cuando no tengo que salir me quedo en la casa trabajando, enviando correos, planificando cosas y en las tardes me voy a una cafetería cerca de mi casa y ahí me encuentro con amigos o trabajo desde mi computadora. Esta es otra vida y puedo asegurar que no he dejado de ser periodista”, afirma.
Dice que no ha dejado de lado su primer oficio porque sigue desarrollando actividades que le recuerdan su faceta de comunicador, como entrevistas con productores de café o estrategias de comunicación, con la diferencia de que ahora lo hace para su propia “satisfacción personal” y para públicos definidos.
“Cuando me reúno con productores (de café) para que ellos me cuenten sus situaciones, en el fondo estoy haciendo una entrevista, y siento exactamente la misma satisfacción y emoción que cuando las hacía para la televisión. La diferencia es que ahora no las comparto, no las hago públicas, pero para mí es exactamente la misma cosa. Sigo haciendo mi oficio, nada más que para públicos más focalizados, en entornos más pequeños y para satisfacción muy personal”, sentencia.
Nueva pasión. Precisamente fue haciendo entrevistas, el género periodístico de su predilección, como Édgar Silva se encontró con la que ahora llama su nueva pasión: la producción y cultura cafetalera. Fue en el 2011, cuando el guanacasteco aún dirigía Buen día.
Ese año, Silva impulsó una sección semanal sobre el café, un segmento en el que un experto hablaba sobre la cultura que existe en torno a esa bebida.
El barista y catador Ricardo Azofeifa, entonces funcionario del Instituto del Café de Costa Rica (Icafé), estuvo al frente de aquel espacio, que según el especialista representó el despertar del consumidor costarricense.
“Desde Buen día, Édgar ubicó a la gente en otra realidad que no es el café del consumo. Él dio el paso al consumo del café de especialidad de Costa Rica”, dijo Azofeifa.
Sería el primero de muchos “encuentros íntimos” que Silva tendría con el grano de oro costarricense. Una relación que nació de la mano con la pantalla chica y que se selló en el 2012, cuando realizó una gira por Japón al lado de productores costarricenses, entre ellos Enrique Navarro, propietario del galardonado microbeneficio Monte Copey, en La Bandera de Dota.
“Don Enrique y yo coincidimos en el viaje a Japón en el 2012. Él fue a visitar a sus clientes allá con otro grupo de productores de la zona (de Los Santos). Durante una semana compartí con ellos y surgió una relación de amistad. Luego del viaje, me aparecí aquí (en Dota) un par de veces para actividades sociales que ellos me invitaban y en una de las visitas dije que me gustaría tener un terreno acá. Tiempo después, Josué, uno de los hijos de don Enrique, me habló de un terreno que vendían en la misma propiedad donde estaba la finca del papá”, recuerda Édgar Silva.
Así se adueñó de aquella tierra que la mantiene en sociedad con don Enrique y su familia, cuyo café Monte Copey fue galardonado en el 2014 con el primer, segundo, cuarto y quinto lugar de Taza Excelencia, el máximo premio que reconoce a los cafetaleros costarricenses, y con el mismo café que un japonés se adjudicó el Campeonato Mundial de Barismo de ese año.
“Compré el terreno estando todavía en Teletica y estamos a la espera de la primera cosecha (de café). Yo no voy a tener un Edgar’s Coffee , voy a utilizar la marca de la familia Navarro”, subraya el guanacasteco.
Mientras aguarda la primera cosecha de su finca, la propiedad la mantiene con los aguacates que se producen en ella, cuya expectativa de producción para este año es de 3.000 kilos.
Silva dice que por lo menos visita la finca una vez al mes. El resto del tiempo, el cuidado de las plantaciones está a cargo de don Enrique Navarro, a quien considera su mentor.
“La idea es que la gente conozca a los Navarro y a otras familias que producen un producto tan importante y cotidiano en este país. Quiero apoyar a los Navarro y a otros productores que, como ellos, se han comido horas de sol para darnos un café de calidad. La idea es poner a todo el mundo a tomar un buen café”, agrega.
Su imagen En ese sentido, el vecino de Heredia está interesado en usar su notoriedad en favor de los productores de la zona. “Más que utilizar la cara para vender algo, es utilizar la cercanía que he construido con la gente para que le pongan atención a este tipo de temas enfocados en la proyección de la cultura y consumo del café y en el apoyo a los productores”, comenta.
Paralelo a su cafetal en Dota, Édgar Silva posee otra finca experimental en División de Pérez Zeledón, también en sociedad.
Ese proyecto se llama Orígenes y se divide en dos partes: una unidad productiva o finca cafetalera enfocada en generar un proceso de investigación para determinar cuáles son los materiales genéticos (variedades de café) que mejor se adaptan a una alta elevación y, así, ayudar a dinamizar la producción de la zona; y otra parte comercial, en la que pondrán a la vida una línea de productos cuya base de preparación es el café de calidad.
“Si hay algo que esto (ser cafetalero) me ha devuelto, es la sensación de tener pasión, porque cuando a uno se lo está comiendo la rutina, lo que uno pierde es pasión. La rutina es aburrimiento y el aburrimiento es lo contrario de la pasión y, sí, a mí la rutina matutina y todo lo que implicaba, me comenzó a dejar sentir que yo ya me estaba aburriendo. No me llegué a aburrir del todo, creo que no llegué a tocar el piso. Fui lo suficientemente sensible para darme cuenta que ya la chispa (por la TV) no estaba al cien por ciento”, asevera el periodista.
De esa manera, Édgar Silva ha logrado darle un refrescamiento no solo a su imagen personal sino a su vida profesional. Ambas ahora tienen el mismo vigor y sabor con el que Silva sueña que tendrá su café.
Édgar Silva: 'No he pensado en televisión desde que estoy en esto'
Periodista Édgar Silva asegura haber tenido dos ofrecimientos para regresar a la pantalla y afirma que con Teletica siempre hay coqueteos.
¿Se siente cafetalero?
Tal vez no me sienta enteramente como productor cafetalero porque no he tenido mi primera cosecha, pero estoy en ese proceso y me gusta.
¿Lo más difícil de esta 'nueva vida' qué ha sido?
Cremar la leche para hacer un cappuccino y hacer la figurita del arte latte , eso es frustrante.
¿El café desplazó la pasión que sentía por la televisión?
Tengo que reconocer que, en efecto, últimamente me he sentido más apasionado alrededor del café que en el tema de las comunicaciones y del periodismo.
¿Qué significa ahora la TV para usted?
Un medio de información que en las noches me entretiene.
¿Regresaría a la pantalla? Nunca habló de un retiro
Te puedo asegurar que no he pensado en televisión desde que estoy en esto. Una vez que tomé la decisión de salirme, me salí; sin embargo, uno jamás debe decir 'de estas aguas no he de beber' y eso lo cumplo. Sé y confío en mis habilidades como comunicador. Si me llega de nuevo una oportunidad que a mí me atraiga, la voy a pensar y vería como la combino con esto del café. En este momento, el café sustituye a lo otro y, si vuelvo a hacer tele, no sustituiría el café.
¿Le han ofrecido regresar?
Sí. He tenido un par de ofrecimientos, pero les he dicho: '¡Gracias, muy amables, no ando buscando trabajo en tele en este momento!'.
¿Teletica lo ha buscado?
Me mantengo en contacto con mis excompañeros, incluso me he saludado con doña Olga (Cozza de Picado) y doña Paula (Picado) y nos hablamos por teléfono. Siempre existe un coqueteo, pero de momento estamos tranquilos. Ellos han respetado mucho mi decisión.
¿Le gustaría hacer una nueva temporada de Las paredes oyen ?
Sería para mí lo más probable de hacer, porque el género me gusta y sí podría volver a pensarse, pero en este momento no. No voy a buscar (volver a la TV) eso sí tenelo por seguro.
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