Sus gritos para hablarle a las partes involucradas merecerían un lugar en medio de un culebrón mexicano. Incluso, su indignación (o sentido de un buen espectáculo) llegó a tal grado, que en una oportunidad fue capaz de lanzarle un vaso con agua a uno de sus panelistas.
Sin embargo, la voz y fuerte personalidad de Ana María Polo logran imponer autoridad en su sala de juicios y entre los millones de televidentes que hacen de
Lejos de las cámaras y del podio, la abogada y presentadora adquiere una actitud mucho más moderada y conservadora. Quien desde
En una entrevista conducida por correo electrónico, Polo se negó, por ejemplo, a hablar sobre su relación con Cristina Saralegui o a responder a las críticas que la catalogan como una persona irrespetuosa.
Sus miles de “matices”, como ella misma describe, no están exentos tampoco de contradicciones. Polo denuncia los estereotipos que la TV y el cine han creado sobre los latinos, pero no respondió si su programa, plagado de triángulos amorosos, enredos familiares y pleitos que rápidamente evolucionan a los golpes, ayudan a reforzar esta tempestuosa imagen.
Las interrogantes que no contestó, fueron excusadas por la apretada agenda de compromisos de Polo y la grabación de varios de sus programas. No obstante, presentamos algunas de sus respuestas.
Sí, desde que era pequeña sentía gran inclinación por el arte, la música y la arqueología. Sin embargo, mis padres siempre me exigieron que estudiara algo más práctico y fue así como me gradué de abogada. No obstante, el mundo del entretenimiento siempre fue algo que me atrajo muchísimo.
Porque creo profundamente en el orden y en la justicia.
Definitivamente. En el Año Santo de 1975, el Papa Pablo VI, invitó a un coro estadounidense a participar en dichas celebraciones. El Jubilee Choir me dio la oportunidad de cantar música eclesiástica en el mejor conservatorio, el Vaticano, donde la acústica es de primera.
La experiencia fue alucinante, acompañada de excelentes maestros de la música.
Aunque no tengo educación formal, la música me apasiona y ha sido una constante compañera.
Oficialmente, el programa salió al aire en abril del 2001. He admirado el trabajo de muchas personas en los medios, pero siempre me he guiado por mis propios instintos y mi corazón.
Sí, lo creo y es deplorable. También creo que con los resultados del último censo (de población en los Estados Unidos), esto debiera comenzar a cambiar.
Me queda un poco difícil poder enumerar un solo caso dentro de aquellos que más me han impactado, porque durante los casi once años que llevamos al aire, me ha tocado ver de todo.
Lo que sí puedo decir es que los casos que más me llegan al corazón son aquellos sobre enfermedades y violencia, porque me hacen caer en cuenta de lo complicada que puede llegar a ser la naturaleza humana. También tengo que decir que me afectan mucho los casos de inmigrantes en los que las familias tienen que sufrir una separación.
Como figura pública tuve que lidiar con cambios físicos y psicológicos que son difíciles y complicados; pero también tuve el apoyo y las oraciones de ese público que siempre me acompaña.
En octubre del año pasado fui nombrada la primera portavoz hispana de la organización Stand Up To Cancer o Unidos Contra el Cáncer. La labor de esta organización es crear conciencia y recaudar fondos para desarrollar investigaciones sobre el cáncer.
También, desde hace muchos años, colaboro y participo constantemente en las marchas que la fundación Susan G. Komen Race for The Cure organiza en varias ciudades.
Me siento bendecida. Creo que la fama es el resultado de nuestro trabajo y espero que la mía siga siendo buena fama.
En el mundo actual, la televisión es parte íntegra de nuestro entorno. Nos comunicamos abierta y sinceramente en medios sociales de la Internet, y nos hemos dado cuenta de que todos compartimos los mismos problemas.
Al final, todos queremos soluciones y la gente no se averguenza de admitirlo públicamente.
Creo todo lo contrario. Como abogada practicante por muchos años, sé que el proceso legal de cualquier jurisdicción no educa a sus participantes, ni se interesa en hacerlo. De hecho, se trata de mantener el aire misterioso, el mito de la ley, para ensalzar más a la profesión.
El arbitraje, en cambio, es una alternativa distinta para solucionar los problemas legales y en los programas se manejan conceptos básicos que benefician al público, en general.
No sabría decirle. No creo estar calificada para definirlo, pero me encanta pensar que nuestro mensaje de justicia y derechos humanos llegue a la gente.
Al igual que todo medicamento tiene efectos secundarios, en la vida hay que balancearlo todo por el bien mayor. Como cualquier ser humano, tengo miles de matices.