Aunque se ve muy real y su aspecto conmueve hasta las lágrimas, Auggie no existe realmente. Su rostro desfigurado y su impactante historia son solo una creación fílmica que, sin embargo, alecciona al mundo sobre un problema que sí es verdadero y carcome el autoestima de miles de niños alrededor mundo: el bullying.
Auggie es el personaje central de Extraordinario (Wonder, 2017), la cinta de Netflix que esta semana se ubicó como la segunda más vista en Costa Rica y cuyo actor principal es el niño Jacob Tremblay, famoso por películas como La habitación (2015) y Doctor Sueño (2019).
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Dos horas tardaron los maquillistas en convertir a Jacob en Auggie Pullman, un niño que padece el Síndrome de Treacher Collins, un trastorno genético caracterizado por malformaciones craneofaciales severas.
En la película –que está basada en un libro llamado La lección de August (2015)–, Auggie ha sido operado 27 veces en su rostro y, por ende, ha pasado los primeros años de su vida dentro de hospitales o recuperándose en su hogar.
Sin embargo, Auggie no está dispuesto a aislarse más. A pesar de que es consciente de que muchos lo miran y se burlan de él, el chico hace un esfuerzo extraordinario por salir de su encierro y sobrevivir a la escuela.
Al principio sus padres, interpretados por las superestrellas Julia Roberts y Owen Wilson, no están seguros si dejar a su chico ir al colegio. Sin embargo, al final, no pueden resistirse ante el empuje de su hijo.
“Afortunadamente, Auggie cuenta con sus padres Isabel (Roberts) y Nate (Wilson), quienes lo aman incondicionalmente y lo ayudan a entender que no importa todo lo que puedan decir y pensar los demás, lo que en verdad importa en una persona es su interior”, detalla la sinopsis oficial del filme.
Después de todo, como lo proclama una imperdible frase de la película: “No se puede ser uno más del montón, si naciste para sobresalir”.
Una historia para aprender.
Lo mejor de Extraordinario es que no es una película para llorar por cualquier cosa. El filme no intenta manipular los sentimientos de su audiencia, sino que lo pone de frente ante un panorama que no solo viven chicos con rostros desfigurados.
Sus hijos, por más “normales” que parezcan, podrían estar sufriendo los embates de la no aceptación y la burla.
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Bien lo dice IndieWire, que Extraordinario “es un manual de bondad; una buena lección para los niños y un útil recordatorio para los adultos. El mundo puede sacar provecho de ella”.
En Estados Unidos, de hecho, Extraordinario ha sido proyectada en centros educativos de todo el país, con el fin de ser discutida en clase. Para diversos programas anti bullying es uno de sus estandartes.
“El bullying es malo. Si estás sufriendo bullying, creo que lo mejor que puedes hacer es hablar con tus papás”, expresó Jacob Tremblay, quien grabó el filme cuando apenas tenía 8 años.
“Yo mismo sufrí un poco de bullying. Entonces hablé con mis papás y ellos me dijeron que no quería que yo llevara nada negativo sobre mis hombros. Me dijeron además que lo enfrentara con amabilidad o, sino, que lo ignorara”, agregó el pequeño actor, quien hoy día es un adolescente de 13 años.
El consejo de Tremblay, aunque no lo parezca, es oro puro. Uno de los principales problemas asociados con el bullying es la incapacidad de los chicos de externar su problema y poder contárselo a los adultos.
En el caso de Extraordinario, Auggie tiene suerte. Su madre Isabel es una artista que ha pospuesto su carrera para cuidar de él, y su padre es amoroso y entregado. Es decir, el chico tiene en ambos un salvavidas garantizado, aunque eso no significa que sea fácil aceptar las burlas y el rechazo.
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El mundo escolar, ya de por sí, está lleno de ignorancia, acoso, envidia e inmadurez, cuyas manifestaciones habrán vivido la gran mayoría de los seres humanos.
“Ese es el secreto de filme. Un núcleo fuerte que salva a este chico. Para sus padres, mantener con vida este niño fue todo un desafío”, comentó Roberts, para quien Extraordinario significó uno de los papeles más memorables de su vida.
El libro que nació en una heladería.
La escritora neoyorquina R. J. Palacio –cuyo nombre verdadero es Raquel Jaramillo–, contó en el 2015 cómo fue que nació La lección de August, el libro que le da origen a la película.
El testimonio, publicado en La Nación de Argentina, conmueve por su sencillez. Toda la historia se ambienta en una heladería y en el encuentro casual de dos niños un tanto diferentes.
“Estaba esperando delante de una heladería a que mi hijo mayor, Caleb, que entonces tendría unos 11 años, saliera con unos batidos. En ese momento una niña con una grave malformación craneofacial vino a sentarse junto a mí y mi hijo menor, Joseph”, comentó R. J. Palacio.
“Internamente pensé que cuando Joseph, que solo tenía tres años, la viera se iba a echar a llorar, así que decidí levantarme discretamente para evitar esa situación y que la niña fuera herida. No lo logré. Caleb salió de la heladería y se le cayeron los batidos. Mientras Joseph, como yo lo había sospechado, arrancó a llorar porque había visto a la niña. En ese momento oí a la madre de aquella niña decir: ‘Llegó el momento de irse'. Me sentí fatal. Por querer proteger a mi hijo, había dañado a aquella familia. Esa misma noche empecé a escribir Extraordinario”, agregó la escritora.
El testimonio es revelador y deja claro que, más que hacer llorar, las motivaciones de esta historia son las de provocar un cambio en las familias y en el mundo.
“Su impacto y relevancia es universal”, dice The Hollywood Reporter, y tiene mucha razón.