Frente a las cámaras se muestra con inquebrantable formalidad, pero fuera de ellas no lo es tanto. De hecho, Marcelo Castro bromea con que le hubiera gustado ser humorista y hacer stand-up comedy, no porque tenga ‘pasta’ para ello, sino porque la comedia lo revitaliza, lo desestresa y le ayuda a manejar situaciones incómodas.
“Para eso (el humor) soy lo peor. Me dicen que soy malísimo para contar chistes porque mi fama es de mal contador de chistes porque son muy malos. El humor es una faceta de mi vida que disfruto montones; el humor y la música, pero es que el humor tiene un valor tan grande para la humanidad. Dios todo lo hace perfecto y crear el humor es de lo mejor que hizo porque nos permite dejar de ser tan rígidos”, comenta el periodista desde la sala de la casa de su hermana menor, en Barva de Heredia. Ahí concretó la entrevista con Viva.
La residencia se ubica justo al lado de la casa que él les construyó a sus padres –ya fallecidos– cuando comenzó a trabajar en Periodismo. “Es muy significativo para mí (el lugar)”, dice con algo de nostalgia sobre el sitio que eligió para la cita.
Fiel admirador del comediante mexicano Cantinflas, del compositor austriaco Mozart, del arcángel Miguel y de la Virgen María, Castro se refiere sobre sí como un hombre sencillo, humilde y sin poses. Es aficionado del arroz, los frijoles y las tortas de huevo. Lo suyo es la vida simple.
Aunque siempre ha estado bajo el escrutinio público, el comunicador –prefiere llamarse así por encima de periodista– lo fue más a mediados de octubre, cuando divulgó una noticia que cayó como balde de agua fría para muchos: su salida de canal 7 el próximo viernes 29 de noviembre para acogerse a un retiro soñado, planificado y esperado.
Precisamente, fue ese anuncio el que motivó la conversación con Castro, un encuentro que aceptó sin mucho trámite y en el que el saco y la corbata no estuvieron de invitados.
De sus glorias profesionales y personales y de los momentos más convulsos que protagonizó en ambas esferas de su vida, Marcelo Castro habló sin filtro alguno. Este fue parte del resultado.
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¿Cuánto demoró en darle forma a su retiro?
Fue algo que en un principio lo empecé a planificar desde hace ocho años. Creo que estar 35 años en un mismo lugar, trabajando a un ritmo tan frenético como lo es el periodismo de diario, es causa de mucho estrés, entonces empecé a pensar: he pasado muchos años en esta empresa y gracias a Dios me ha ido bien, pero tiene que haber algo que compense todo esto y es un retiro que no sea tan tardío, que sea conveniente, a una edad en la que tenga la energía de hacer otras cosas, de pensar en otros proyectos, entonces todo eso lo planifiqué. En el 2012 ya había expresado esa idea clara de retirarme a los 60.
¿Por qué a los 60 años?
Fue mi cálculo. Hay periodistas que los veo aquí y afuera llegar a los 70 años (trabajando), pero nunca fue mi meta ser esclavo del medio y aferrarme a algo solo por el orgullo. Decía que si ya había entregado mucho de mis energías a este trabajo, merecía retirarme con la salud y la energía para disfrutar otras cosas de la vida.
¿En algún momento se sintió esclavo del medio?
El trabajo que tengo y que ejerzo hasta ahora es agobiante y estresante, pero siempre lo vi como mi apostolado. Sentirme como esclavo no.
¿Cómo se imagina su último día en canal 7?
Me parece que va a ser un día muy distinto, muy diferente, de emociones muy encontradas. Me voy a sentir como en el aire. Me pasa por la mente de todo. Soy muy llorón, creo que voy a llorar mucho, a abrazar mucho, a besar mucho; porque soy así y me llevo muy bien con la mayoría de la gente con la que trabajo. Siempre hemos tenido un trato muy cálido y ese día no va a ser la excepción, pero por supuesto con emociones encontradas, sentimientos muy fuertes. Me voy a sentir muy extraño cuando cruce esa puerta y sepa que tengo que entregar el carné, el campo del parqueo y la computadora.
¿Cómo hizo para que la popularidad que da la televisión no le despegara los pies de la tierra?
Es muy difícil y tener un puesto de esa naturaleza (es Jefe de Información de Telenoticias) y una cámara de televisión para salir todos los días es una trampita. Hay momentos en que uno se quiere salir de control. Lo que uno va aprendiendo con los años es bueno, sentir que es un trabajo más que uno hace, que es un apostolado de uno y que qué bonito recibir el calor de la gente y la calidez humana alrededor de uno. Llegué a ver esto muy natural, muy parte de mí y por dicha logré dominar toda esa parte que se puede llamar el orgullo, el ego de estar ahí frente a una cámara.
¿Por qué tilda su trabajo de apostolado?
Creo que todos los seres humanos tenemos misiones de vida. En la mía pienso que soy periodista de profesión pero más que todo comunicador. Poseo el don de la palabra, de poder dirigirme a la gente. Es interesante que el periodismo como uno lo haga, tenga un impacto en la gente, haga que la gente se cuestione, reaccione o analice. Pienso que uno logra eso con el paso del tiempo y siento que era una misión; de pronto cuando uno se retroalimenta de la gente se da cuenta de que algo que uno hizo o dijo o la sola presencia ahí, causó que la gente lo respetara y aceptara.
Su retiro irrumpirá con mucho de eso, ¿cómo se prepara para la abrupta ruptura en rutina?
Mi proceso está planificado, vamos a ver. De repente el impacto o el shock va a ser muy fuerte, pero no lo veo problemático porque ya tengo planes para hacer algunas cosas, algunos trabajitos. Incluso, Ignacio (Santos, director de Telenoticias) me pidió que le haga una sección semanal en televisión. Me han pedido que vaya a Teletica Radio a un programa que se hace los sábados y que fundé con un amigo; no voy a ir todos los sábados, pero probablemente iré una o dos veces al mes. El proceso será paulatino, no habrá un despegue total.
¿Tiene más detalles de esa sección semanal en Telenoticias?
Probablemente será a partir de febrero porque hay que tomarlo con calma y descansar un poco. Sería un segmento semanal que quiero dedicar mucho a temas positivos que es lo que me gusta en ese rol de comunicador: generar pensamientos positivos, actitudes positivas y de cambio. Creo firmemente que la humanidad puede hacer cambios y que el cambio lo hacemos todos y no creo que la vía para ello sea ni las calles ni la violencia, sino nuestras actitudes y pensamientos.
¿En qué más va a usar su tiempo?
Por ahora lo voy a mantener en secreto, pero una amiga me ha pedido que le ayude en una empresita propia que tiene. Creo que sí lo voy a aceptar.
¿Cómo resume tantos años en el periodismo?
Diría que es toda una experiencia de vida, un aprender constante. Nunca, dichosamente, pensar que ya lo hice y lo logré todo porque pienso que cada día hay algo nuevo en lo que se puede experimentar y aprender. Creo que el profesional que entienda eso le va a ir bien.
¿Le quedó algo por hacer?
No, yo estoy contento y satisfecho con lo que he hecho. Un amigo me decía un día de estos que él no quería que me fuera, que él quería verme algún día como director del noticiero y yo le dije que si a los 45 o 50 años hubiera llegado la oportunidad yo la hubiera aceptado, pero no fue algo que me tocó en la vida. Tuve a la par personas muy talentosas con capacidades para ese puesto y con las que tuve una excelente relación y formación a la vez.
Pero algo va a extrañar...
Sí claro, la gente que está al lado. Canal 7 ha sido mi primera casa, no puedo decir ni siquiera que es mi segunda casa y eso me ha permitido desarrollar un arraigo muy fuerte con la mayoría de mis compañeros. Son amigos, hermanos, hermanas, personas con las que no recuerdo haber tenido pleitos personales. Es lo que voy a extrañar más, ese ambiente con la gente. Tengo compañeros y compañeras que el saludo de todos los días es el abrazo y hasta un te quiero mucho y cosas de esa naturaleza, nexos muy fuertes que he podido lograr, lo digo con todo orgullo, hasta con la dueña del canal que es doña Olga (Cozza de Picado), que de todas maneras es como una madre para todo el personal de Teletica, y conmigo ella ha sido muy especial, no tengo palabras para expresar lo que ha sido ella.
¿Deja enemigos?
No, no dejo enemigos. Hay personas en el canal, son muy pocas y las cuento con los dedos, con las que trabajé muchos años y nunca llegamos a desarrollar química, pero me encanta que esas personas ni hablan mal de mí ni me voy enojado con ellos por nada.
¿Se arrepiente de algo que hizo?
Sí, hay muchas cosas en las que uno se tiene que arrepentir porque no en todo se actúa con madurez, a veces uno se precipita, abre demás la boca o cosas así. Más joven me enojé mucho algunas veces y molesté con algo y quizá con eso generé un ambiente un poco negativo o generé algo que no era lo mejor. Parte del proceso de madurez es reconocer que uno hizo cosas erróneas y se arrepiente porque eso puede enmendar o cambiar.
¿Cuál fue su mejor cobertura como periodista?
Habría que preguntarle a los jefes. Mi primera jefa en periodismo, Nora Ruiz de Angulo, quien era la directora de Monumental, era excelente periodista y ella era muy seria. Recuerdo que me dio a mí unas oportunidades de trabajo y de coberturas que me ayudaron y me impulsaron en mi carrera increíblemente y si uno le pregunta por mi carrera, ella dice: ‘el mejor periodista que tuve cubriendo la visita del Papa Juan Pablo II (en 1983) a Costa Rica fue Marcelo’. Siempre lo dice. A mí esa cobertura me marcó para siempre, porque fue la experiencia vivida.
¿Y la más penosa?
Me pasó en la radio en 1982. Son cosas que generalmente le suceden a uno de novato. Estaba en el Ministerio de Trabajo con la cobertura de la negociación que buscaba la salida a una huelga de médicos que duró muchos días en el país. Me dijeron que tenía que estar bien atento para pedir el pase al aire cuando había alguna resolución. Eran como las 4 o 5 de la tarde y comenzó el rumor de que en cualquier momento había arreglo de huelga. La gente comenzó a salir de las salas de reuniones y los periodistas corrían. Como percibí que algo pasaba me ataranté tanto que solo pedí el pase y le puse el micrófono a un señor que ni siquiera estaba hablando nada de la huelga, estaba hablando de otro tema, pero él dijo que no habían llegado a un acuerdo. La cosa es que dije al aire que a pesar de tantas horas de negociación no había arreglo a la huelga médica, devuelvo el pase y Nora Ruiz comenzó a hablar de que era una barbaridad de que no hubiera arreglo. A los 15 minutos sale el grupo negociador del tema de la huelga y anuncia que había acuerdo. Sentía que hasta ahí había llegado mi carrera.
En el 2010 usted tomó una decisión un poco radical de quitarse el bigote y parece que para siempre, ¿qué otras decisiones radicales ha tomado usted en su vida?
Pienso que mi decisión más radical fue haber aceptado públicamente mi orientación sexual. Fue la más radical de todas porque podía significar algunas consecuencias, que no se dieron gracias a Dios. Me siento contento ahora de haber dado ese paso. Eso fue algo que me marcó por siempre y fue la decisión más fuerte y creo que hasta valiente; no me quiero calificar yo.
¿Qué lo llevó a hablar públicamente de su homosexualidad?
Fue algo que siempre pasó por la mente en el sentido de que uno no tiene por qué agacharse, esconderse de las cosas y porque consideraba que no era nada malo; sin embargo, hay toda una historia que casi que da para contarla en un libro. En el 96 yo me encontraba en una discoteca en San José con unos amigos y se dieron unas casualidades muy curiosas de que en esa discoteca entrara la policía a hacer una redada y con la policía entraron las cámaras de canal 7, el medio donde yo trabajaba. Posteriormente, eso generó un escándalo de proporciones mayores, muy fuerte, que en algún momento me hizo pensar que iba a arruinar mi carrera. Los ángeles aparecen y las cosas que están para uno están y salí muy fortalecido de todo eso. La empresa me dio a mí un apoyo maravilloso. Al tiempo, después de eso, fue que hice público mi condición.
¿Pagó algún precio por esa confesión?
No. Eso es lo que más tengo que agradecerle a Dios y lo que más tengo que agradecer a la vida y lo que ahora hace que no me arrepienta, porque no pagué un precio que me diga devastador; no fue así. No rompí con mi familia, ni con mi entorno laboral. Mis directores, que en ese tiempo eran don Ignacio y doña Pilar, más bien complacidos de mi actitud. Sí se generaron unas burlas afuera, entre la gente, pero fueron muy pocas.
Curioso porque eran otros tiempos y las señoras, que han sido un público importante para usted, son mucho más conservadoras...
Me parece que la mujer por su característica y su parte femenina son más sensibles, tienen más cariño, entonces es más fácil la comprensión de ellas y el afecto. En ese sector de la población siempre encontré mucho cariño y aceptación y buenos comentarios siempre.
Y la relación persistió, incluso por encima de la carta que usted dirigió al Padre Minor, que era una figura casi de culto en aquella época para un sector importante de la población...
En esos tiempos en que acepté todo lo que pasó, el padre Minor era una persona muy popular en el país y muchos de sus discursos eran atacando a la población homosexual. Un día en un rato de iluminación se me ocurrió escribirle una carta al padre Minor en donde le dije que si él no pensaba en el daño que estaba causando a las familias, las divisiones que podía motivar o en las madres que se atormentan por un hijo gay que, él decía, vivían en pecado. Escribí la carta, se la mostré a Rogelio Benavides (periodista de espectáculos) y autoricé publicarla. Causó gran revuelo. Él (el Padre Minor) nunca habló conmigo, sí mandó a decir que quería hablar conmigo pero nunca lo hizo, pero le dijo a un compañero de trabajo que lo que más le golpeó de la carta fue que lo que yo decía en la carta no era mentira, que todo era cierto. Yo no planteé argumento falso ni lo ofendí.
Dicen que usted aprovechó la confesión de su homosexualidad para promover una agenda LGBTI en el medio...
Eso se llega a decir incluso hoy, no solo conmigo sino con otras personas que están ahí y son de la comunidad. Se dice eso, de que canal 7 ha tenido dentro un grupo que se ha dedicado a promover una agenda LGBTI pero lo ve uno tan interesante de que personas que no son de la comunidad son las que más han abierto camino, como doña Pilar Cisneros o don Ignacio Santos que a los dos hay que reconocerles que han tenido actitudes muy abiertas. Ahora, recientemente, los mismos dueños del canal tienen actitudes interesantes. En realidad no somos nosotros, es la gente del entorno que toma decisiones.
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¿Fue difícil aceptar su orientación sexual?
Al principio sí, más joven, pero principalmente en relación con el entorno familiar. Era a lo que más le temía y a lo que sé que muchas personas le temen: enfrentar a la familia. En esa parte fue muy difícil al principio, no me sentía en la capacidad de darle la cara ni a mi mamá ni a mi papá, pero el tiempo me fue madurando y enseñando y, además, tengo dos hermanos maravillosos que fue con los primeros que lo conversé y que me dieron un gran respaldo. Incluso, mi hermana fue espectacularmente madura en eso porque hasta habló con mi mamá y la preparó para lo que era.
Usted es una persona muy espiritual ¿sintió conflicto alguna vez entre eso y su orientación sexual?
Nunca lo he sentido. Soy una persona de mucha fe y creo que mi relación con Dios es mi relación con Dios y no tiene que ver con lo que los demás piensen, critiquen o juzguen. Es una relación única con Dios.
En la actualidad usted tiene una relación muy sólida con una persona mucho más joven que usted, de eso también lo critican…
Las relaciones entre dos personas surgen espontáneamente y en este caso cuando lo conozco (el periodista Johnny López es su pareja) tengo 50 años y él apenas tiene 21 años en ese momento. No voy a negar que sentí esa atracción pero procuré ser respetuoso del criterio de él porque era muy joven. Tenía conciencia de que tenía que tener cuidado porque era una persona muy joven con una diferencia de 30 años, pero realmente cuando uno comienza a ver que la química persiste y que esa persona está interesada en continuar con uno, uno dice que no es casualidad, que es por algo. Él mostró mucha madurez desde un principio y en realidad la diferencia de edad no hace un trato distinto, es de igual a igual y yo lo veo a él muy maduro en ese aspecto.
Con la entrada en vigencia, el otro año, del matrimonio igualitario, ¿aprovechará esa posibilidad para casarse?
Estoy muy feliz de que se haya dado ese paso en Costa Rica. Es un avance muy grande en materia de derechos humanos y en derechos de la comunidad. Respecto a su pregunta, me estoy tomando el tiempo para analizarlo bien con mi pareja y que, realmente, cuando tomemos esa decisión, sea algo bien madurado.
También la gente habla de que Johnny López trabaja en canal 7 por usted...
No siento que yo fuera padrino de Johnny para nada. Él desde un principio se mostró más como esa persona con ese talento para las redes sociales. Él empezó a trabajar en canal 7 en ese campo de las redes sociales e Internet y ahí se fue desarrollando. Después doña Pilar (Cisneros) lo llamó para que trabajara en Más que noticias. No he tenido ni arte ni parte en lo que él hace. Lo único que pedí, y en eso sí voy a hacer muy honesto, fue la oportunidad para que él hiciera su práctica profesional ahí.
Con todos los aplausos y los señalamientos, ¿qué se lleva usted de la gente?
Solo buenos recuerdos. La verdad es que la gente conmigo ha sido generosa, amable, gentil… Yo procuro no leer ataques en redes sociales, pero en mi aprendizaje es que uno no tiene que darle fuerza ni valor a quien trata de destruirlo. Me llevo los mejores recuerdos, el trato gentil, la forma amable en que me saludan en la calle, el enorme respeto de la gente, eso es algo que me cuestiono si lo merezco tanto, porque hay hasta funcionarios y políticos que me ven, me saludan y me dicen que me respetan. Todo eso se valora más al final de la carrera.
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