Aferrado a un milagro el Dr. Martín Varela Vindas luchó hasta el final. Quien por muchos años sacó de penas a más de un enfermo y mejoró la vida de quien solo contaba con un ‘tele’ y un teléfono para hacer la consulta, fue en sus últimos días un paciente más.
Prueba irrefutable de nuestra fragilidad humana, el protagonista de El médico en su hogar falleció el viernes en el Hospital San Vicente de Paúl, en Heredia, aquejado por una serie de males. Tenía 60 años.
Entre otros padecimientos, el especialista en gastroenterología padecía un tipo esclerosis degenerativa, que no tiene cura y que lo debilitaba progresivamente.
Además, hace un par de años había sido intervenido del corazón, lo que lo mantenía sumamente delicado en el hospital. También fue operado de una hernia de disco.
Varela era tan bueno en su oficio, que el 2014 no tuvo problema en pillar a su propio cuerpo y descubrir él mismo que algo andaba mal.
“Yo me lo diagnostiqué solo (el problema del corazón)...sentí una presión fuerte en el pecho que me duró varios minutos y por eso me fui al cardiólogo”, narró el doctor en una entrevista.
Eso fue el inicio del final, pero aunque Varela perdió la batalla, su huella y legado quedarán más que vivos en el corazón de sus agradecidos pacientes.
No hay duda de que a este médico lo adoraba la gente y eso quedó demostrado en setiembre del 2014, cuando fue operado a corazón abierto en la Clínica Bíblica.
Varela necesitaba donantes de sangre para la operación y el día que solicitó ayuda le sobraron voluntarios
“Catalina Sancho, encargada del Banco de Sangre de ese centro médico, contó que se recibió más gente de lo normal y la gran mayoría llegó diciendo que era para el doctor Varela”, contó La Teja en aquel momento.
El romance del pueblo con Varela comenzó en 1989, cuando el simpático médico decidió llevar su consulta a un lugar poco habitual: la televisión.
Se puso tras las cámaras como productor y presentador de El médico en su hogar , un programa de consultas a domicilio que fue tomando gran fama con el pasar de los años.
Específicamente, el espacio era una guía con los últimos avances de la medicina mundial, con charlas de expertos en vivo y la sección más exitosa: la consulta telefónica.
Hasta tuvo una sección con consejos para bajar de peso, que le resultó realmente exitosa.
Varela empezó su proyecto comunicacional en Radio Victoria , pero en la pantalla chica lo vimos debutar en Canal 13. Luego pasó por los canales 4 y 9 de Multivisión (casi cinco años) y finalmente se mudó al canal 54, de UHF.
Una columna, que escribía en La Prensa Libre con el mismo nombre del programa, fue el inicio de su amor por los medios y de tan honrosa y peculiar carrera.
Su consultorio, al costado este del antiguo Hospital de Heredia, era el santuario de cientos de convalecientes que asistían al recinto: no solo para ser tratados, sino para tener la oportunidad de conocerlo en persona.
Era un médico y una celebridad al mismo tiempo. El doctor que salía por ‘ tele’ era cura segura para muchos telespectadores, quienes se abandonaban plenamente en sus manos.
Pero ojo, que confiar en Varela no era un asunto solo de fe, moda o sugestión. Varela era un médico respetado, más allá de si en sus tiempos televisivos era una celebridad, un farandulero o un médico salido de todo molde.
El doctor se graduó como especialista en la Universidad de Costa Rica y también cursó estudios en la Universidad de Salamanca, España.
Además fue profesor de postgrado en la UCR, por lo que muchos médicos deben haberse nutrido con sus saberes.
Del pueblo. Sobre su faceta personal hay mucho que contar. Para quienes lo conocieron, su atención personalizada era su mejor medicina
Era el médico del pueblo.
Incluso, hasta les cantaba a los pacientes tratando de encontrar su alivio, pues además tenía fama de buen cantante.
“Sé que muchos lo recuerdan. Famoso médico muy dedicado a sus pacientes. Me cuidó mucho cuando estuve muy grave y siempre me cantaba. No puedo evitarlo, mi corazón llora”, escribió en su perfil de Facebook Vicky Jiménez, en homenaje póstumo a su doctor favorito.
Será recordado, además, por los múltiples proyectos de solidarios que lideró. Muchas veces se le vio recaudando fondos para que pacientes suyos, o ajenos, lograran operarse en el extranjero o tuvieran la atención debida en Costa Rica.
También solicitaba dinero para adquirir equipos médicos que no existían en el país.
Además Varela fue muy activo. Su gabacha blanca y el traje entero que utilizaba para presentar su recordado programa, no era sus únicas vestimentas.
“Cuando no está en su consultorio o detrás de las cámaras, es fácil encontrar al doctor en la montaña, caminando, conversando con la gente o intercambiando sus experiencias con otros”, escribió la periodista Raquel Gólcher, tratando de esculpir en un párrafo sus muchas actividades diarias.
Además adoraba el fútbol, su deporte favorito, e incluso le gustaba bailar. Allá por los años 90, no escatimaba esfuerzos para robarle un tiempo a su apretada agenda con el fin de visitar las discotecas de moda.
Los libros, por último, eran casi una adicción para él.
Sin embargo, en el 2014, Varela reconoció que se equivocó en una cosa: llegó a una etapa en la que descuidó su alimentación y comenzó a llevar una vida muy sedentaria.
“Me da vergüenza reconocerlo, máxime por mi formación profesional, pero cuando enviudé estaba solo con la empleada, que era una señora mayor, y ella solo se encargaba de lavar y limpiar y no cocinaba. Me tocó hacerlo a mí y la mayoría del tiempo prefería irme a comprar algo”, contó a La Teja.
Eso le habría desencadenado sus problemas del corazón.
Varela añadió que por su amor a los libros era más dado a quedarse leyendo que ir a hacer ejercicio, y también le afectó el consumo de medicamentos para controlar la hernia hiatal grado dos.
El doctor Martín Varela era padre de dos hijos: Leonardo Esteban y David Martín. Nació el 30 de setiembre de 1955 en San José, pero siempre llevó a Heredia en el corazón.
Su familia lo despidió ayer sábado, en una ceremonia que se realizó en la iglesia del barrio Don Bosco.