Hay que ponerse en las botas de Teela: durante los 130 episodios que comprendió la serie He-Man y los Amos del Universo (MOTU, por sus siglas en inglés), la capitana de la guardia real de Eternia siempre estuvo fuera del “círculo de confianza”, sin que se le revelara el secreto de que su buen amigo, el torpe Príncipe Adam, y el increíble guerrero He-Man eran, en realidad, una misma persona.
Otros sí estaban al tanto de la doble identidad del protagonista, como el mago Orko, el minino Gringer, y los mismos padres de Teela, Man-At-Arms (progenitor adoptivo) y Sorceress (su madre biológica). Pero al parecer, Teela nunca supo descifrar que Adam y He-Man era uno solo (aunque se veían iguales, con diferencias apenas de bronceado).
Tomando lo anterior en cuenta, ¿qué pasaría si contamos la historia desde la perspectiva de Teela.
A los fanáticos más recalcitrantes y tradicionalistas de la recordada serie animada de los años 80, la posibilidad les espanta. A los demás, nos ilusiona.
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Masters of the Universe: Revelation, la nueva serie que Netflix lanza en todo el mundo este 23 de julio, hace justo eso: poner la atención sobre Teela, así como en otros tantos personajes que se veían reducidos a roles secundarios 40 años atrás, al margen de las eternas peleas entre He-Man y Skeletor. Esa es una historia que, con el perdón de los más dogmáticos, muchos sí queremos ver.
Lo mismo pero no igual
Revelation es un producto particular: no se trata de un relanzamiento, pues la historia viene a ser una continuación directa de la serie original de Filmation y que, en su momento en Costa Rica, vimos por medio de la señal de Canal 6. Sin embargo, se trata de una secuela contemporánea, que se atreve a ir donde aquel bonachón programa para niños nunca hubiese podido.
Craneada y producida por el cineasta y fanboy Kevin Smith, Revelation eleva la trama a circunstancias adultas, además de las obvias mejoras en la animación. Esta nueva historia, como la vida, tiene matices, dejando de lado aspectos absolutos propios de un programa infantil de tiempos más conservadores: ¿pueden Evil-Lyn y Teela ser aliadas?, ¿pueden el Hombre Bestia y Orko ser parte de un mismo equipo?, ¿pueden el Castillo Grayskull y la Montaña Serpiente servir a una misma causa?.
Smith lo tuvo claro desde un inicio: esta es una serie que apunta a los fans, a los adultos que décadas atrás eran los niños que rogaban a sus papás para que en Navidad les compraran el más reciente “muñeco de He-Man” y que se sabían de memoria el catálogo de figuras de acción de Mattel. Por eso, Revelation no se detiene a dar mucha explicación sobre este universo de personajes musculosos y en el que la magia y la tecnología se revuelven sin dificultad. Las bases se sembraron en la audiencia desde los años en que la televisión se limitaba a 13 canales y a cajas enormes que al apagarse quedaban por minutos con un punto luminoso en el centro de la pantalla.
¿Puede alguien principiante en las intrigas del planeta Eternia encontrarle la gracia a MOTU: Revelation? A lo mejor, pues la serie no pretende ser excluyente. Pero siendo sinceros, es a todas luces un programa diseñado para el disfrute de aquellos que vimos a Maradona en México 86 y que recordamos cuando Atisbos era la señal de que había que irse a dormir.
Más allá de la receta
Cuando la serie original de MOTU se estrenó, en 1983, los chiquillos de escuela no tuvimos problemas en amoldarnos a la invariable fórmula que se desarrolla en todos los capítulos: el villano Skeletor ideaba un plan para tomar control del mágico Castillo Grayskull y dominar Eternia; He-Man y sus amigos se lanzaban al rescate e inevitablemente los héroes se imponían tras una batalla sin sangre y poca violencia. Al final del episodio, alguno de los personajes buenos daba un mensaje positivo a la audiencia.
He-Man rara vez golpeaba a sus adversarios y a lo más que llegaba era a lanzarlos por los aires, emulando más un combate de lucha libre que otra cosa. Y si bien los personajes estaban provistos de espadas, hachas y pistolas, nunca vimos mutilaciones o heridas mortales.
Todo lo anterior responde a que aquella serie no era otra cosa que un vehículo para vender la línea MOTU de figuras de acción de Mattel. Ahora podemos ver claramente lo que no entendíamos cuando estábamos en segundo grado de la escuela: toda la fábula de He-Man era un muy entretenido anuncio comercial. Y uno muy efectivo, vale decir.
Por esto, Revelation hace mejoras sensibles, tanto en el diseño de los personajes como en la trama. Para empezar, la nueva serie resuelve el tema de diferenciar físicamente a Adam y He-Man, siendo que ahora el príncipe es un muchacho de contextura normal (delgado, en realidad), muy distinto de su álter ego mágico de guerrero campeón de musculatura desatada.
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Smith y el equipo de Netflix también toman a personajes que fueron poco desarrollados en el programa original, creados como divertidas excusas para el mercado de juguetes, y los proveen de un transfondo, motivaciones, miedos y falencias. Así, por ejemplo, tenemos renovadas circunstancias para criaturas como Stinkor, Moss-Man, Roboto o Tri-Klops.
Para que así ocurra, He-Man y Skeletor ya no monopolizan la atención. Es claro que los némesis siguen ahí, sin ellos la serie sería suicida, pero ahora no todas las acciones giran a su alrededor. Los aliados de Skeletor ya no son los mismos incompetentes de antes ni los amigos de He-Man son tan incondicionales; las alianzas entre un bando y el otro se tornan inevitables, aún cuando cada personaje maneje su propia agenda.
Sin ánimo de caer en los spoilers, lo que ha trascendido es que la serie se desarrolla en un período casi distópico, en el que Eternia está fracturado tras el último enfrentamiento entre las fuerzas del bien y el mal. Producto de ese conflicto, la magia desaparece poco a poco del planeta, poniendo en riesgo a todos sus habitantes y al universo mismo. Y es ahí cuando Teela debe reunir a los antiguos enemigos para dar una última lucha, como un frente común.
Lo mejor de lo mejor
Aunque es cierto que en Latinoamérica guardamos con especial cariño el recuerdo de la versión doblada al español que vimos de la serie ochentera, lo cierto es que MOTU: Revelation debe, sí o sí, disfrutarse en inglés, dado el tremendo calibre de las voces involucradas.
Netflix no se anduvo en pequeñeces y le extendió a Smith un cheque en blanco para que contratara el mejor talento disponible para conformar el elenco de la serie. Está de más decir que el productor no se hizo de rogar y juntó un reparto cargado de nombres triple A.
Sin duda que la voz más notable de la serie es la del legendario Mark Hamill, quien después de hacer a Luke Skywalker en Star Wars y de prestar su voz a El Guasón en las series y películas animadas de DC, ahora suma a su hoja de vida a Skeletor, uno de los villanos más icónicos de la cultura pop.
Otros nombres notables del talento involucrado son Sarah Michelle Gellar (Buffy the Vampire Slayer) como Teela; Lena Headey (Game of Thrones) como Evil-Lyn; Liam Cunningham (Game of Thrones) como Man-At-Arms; Chris Wood (Supergirl) como el Príncipe Adam y He-Man; Henry Rollins como Tri-Klops; Alan Oppenheimer (la voz del Skeletor original) como Moss Man; Alicia Silverstone como la Reina Marlena; Kevin Conroy (Batman: The Animated Series) como Mer-Man; Kevin Michael Richardson como Beast Man; Tony Todd (Candyman) como Scare Glow, y Jason Mewes, colaborador frecuente y amigo cercano de Kevin Smith, dándole su voz al apestoso Stinkor.
La primera temporada de la serie se compone de 10 episodios y los primeros cinco son los que se estrenan este viernes 23 de julio, en Netflix.
La apuesta es fuerte, no solo en inversión, sino en la fe que Smith y Netflix depositan en la audiencia. ¿Estarán los niños de los años ochenta dispuestos a aceptar, hoy como adultos de cuarenta y tantos, que una de sus series más amadas evolucione y que ahora sea una mujer la que tenga el rol principal?
A título personal de quien escriba esta información, ojalá que la respuesta sea un “sí” tan estruendoso como la voz de He-Man cuando alzaba en lo más alto la Espada de Poder a las puertas de Grayskull. Sí, así de fuerte.