Los hallazgos son claros: hay un asteroide kilométrico que está a punto de colisionar en la Tierra. La roca es del tamaño del Monte Everest y no hay forma de que la especie y el planeta como tal sobrevivan al impacto.
La estudiante de astronomía Kate Dibiasky y su profesor, el Dr. Randall Mindy, fueron quienes descubrieron el peligroso cometa que orbita dentro del sistema solar y sin pensarlo dos veces hicieron la alerta a las autoridades.
La primera persona con la que se reunieron fue con la presidenta Jane Orlean, de Estados Unidos, sin embargo, la mandataria no les prestó mucha atención, por lo que decidieron iniciar una gira mediática. Pero tal parece que la mandataria no es la única desinteresada en el tema, pronto los científicos son tildados de locos, mentirosos y como suele suceder en redes sociales no falta quien haga memes y se burle de ellos... nadie parece entender la gravedad del problema.
La verdad es que en los medios de comunicación tampoco consiguen ser escuchados; si bien les dan el espacio para trasmitir su mensaje, nadie reacciona a lo que Kate y Randall están diciendo. La frustración y desesperación es inevitable.
Lo que Kate y el doctor Mindy buscan es capturar la atención, unir esfuerzos y que la humanidad mire hacia arriba para evitar la catástrofe en el planeta; mientras los más poderosos, liderados por Orlean, intentan sacar ventaja de la situación aprovechándose de su puesto en la sociedad y su poder adquisitivo. El problema es que el tiempo se acaba y solo faltan seis meses para que el asteroide impacte la Tierra.
A partir de allí se desarrolla la comedia No miren arriba, el más reciente éxito de Netflix, que se encuentra disponible en la plataforma de streaming desde el 24 de diciembre (y que ya se ha exhibido en algunos cines).
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En ocasiones graciosa, en ocasiones dramática y hasta desesperante, lo verdaderamente desconcertante del filme dirigido por Adam McKay es que esta visión humorística se acerca a la realidad del mundo actual. Hay intereses políticos, intereses económicos, una sociedad dividida y dominada por las redes sociales, presión mediática y el cambio climático es cada vez más evidente.
“Tenía claro que la película debía hacer reír a carcajadas, no solo ser astuta o irónica (...). Siempre me ha intrigado la idea de buscar una forma de englobar estas amenazas gigantes e inminentes a las que nos enfrentamos en el mundo, pero mostrarlas con algún elemento de humor”, detalla McKay en declaraciones a Netflix.
McKay tiene claro que las temáticas que aborda la película no son para nada graciosas, sin embargo, es enfático en que para toda una generación que ha estado lidiando con las consecuencias del cambio climático, la comedia es una manera de mostrar la realidad de forma más ligera.
“Al hacer esta película reinó una sensación colectiva en la que todos exhalaban de alivio, porque al fin podíamos reírnos después de la locura que han sido los últimos dos (o veinte) años. Y eso no quiere decir que la risa sea la única forma de lidiar con los tiempos confusos o con el temor, pero creo que esta película es para todas las personas que han estado viviendo en esta locura de ecosistema y que solo quieren reírse de eso y tal vez resolver algunos cuantos problemas básicos. Es decir, ¿no podemos al menos hacer eso?”, comenta McKay.
De ciencia y política
Cuando McKay se propuso realizar está película sabía que debía contar con un elenco de lujo, uno tan atractivo que lograra conquistar al público. Por ese motivo No miren arriba es una cinta colmada de estrellas, prueba de ello es que Leonardo DiCaprio, Jennifer Lawrence y Meryl Streep son los protagonistas. Además, cuenta con la actuación de Cate Blanchett, Ariana Grande y Timothée Chalamet.
“Me pareció una forma tan sutil de transmitir un punto muy importante: que la gente no necesita pelearse entre sí por la ciencia. Necesitamos luchar en esta guerra colectiva para salvar a la humanidad juntos”, comentó Lawrence.
“Convertir un tema tan difícil de discutir, como el cambio climático, en algo relajado y divertido, destacando las verdades vergonzosas que todos tenemos, nos lleva a un lugar libre de culpas donde finalmente podemos observar un problema y reírnos en lugar de señalarnos con el dedo unos a otros”, agregó la actriz.
DiCaprio, por su parte, define a la película como “una analogía de la cultura moderna y nuestra incapacidad para escuchar y escuchar la verdad científica”.
“A menudo, en mi carrera, busqué una película que tuviera un trasfondo ambiental, pero al igual que la avalancha de noticias sobre el cambio climático, mucha gente no quiere escucharla y hacer una película sobre ella es una tarea aún más difícil. La analogía de un cometa gigante que se dirige hacia la Tierra y cómo la raza humana reaccionaría a él desde un nivel político, desde un nivel científico y lo que haríamos al respecto, fue una brillantez que nunca había visto antes”, agrega.
Actualmente, No miren arriba se encuentra en el top 10 de lo más visto en Costa Rica y tiene una duración de poco más de dos horas (véala hasta el final, pues la producción contiene escenas post-créditos).