Pese a ser el hijo dilecto de Lucifer –como solía ufanarse– las pasó duras y maduras, antes de fundar y ser el tridente de la Iglesia de Satán, además de autor de la biblia negra, una sarta de memeces.
Cráneo rasurado, mirada penetrante, barba mefistofélica; un rostro y un vestuario diseñado para inspirar malignidad.
Pese a ser el hijo dilecto de Lucifer –como solía ufanarse– las pasó duras y maduras, antes de fundar y ser el tridente de la Iglesia de Satán, además de autor de la biblia negra, una sarta de memeces.
Su nacimiento no estuvo precedido de señales apocalípticas que anunciaran la llegada del Anticristo, a lo sumo los tiroteos entre maleantes y policías debido a los excesos de la ley seca en Chicago.
Como el más corriente de los mortales Anton Lavey Howard Stanton Levey nació el 11 de abril de 1930, hijo de Augusta y Joseph Levey; este último era pastor en un templo protestante y vendedor callejero de repuestos para carro.
Con los años, abreviaría el apelativo a uno más afín con sus planes de encandilar a las estrellas de Hollywood: Anton Szandor LaVey.
Toda la información que existe para reconstruir su vida es muy cuestionable, porque proviene de su biografía, La vida de un satanista , que escribió en 1990 su conviviente Blanche Barton. Los críticos aseguran que es pura superchería.
Anton juraba por el infierno que sus ancestros provenían de un poblado francés, conocido como Le Vey. Para probar que era el “diablo reencarnado”, su segunda mujer, Diane Hegarty, sostenía que en la niñez él tuvo una vértebra adicional –a manera de rabo- que fue absorbida por el cuerpo durante la adolescencia.
Para agitar el caldero de sus orígenes oscuros el propio LaVey difundió la especie de que su abuela procedía de Transilvania; ella le transmitió todas las leyendas de vampiros y demonios, propias de la rica cultura eslava. Otro de sus abuelos amaestraba osos y viajó por media Europa con una pandilla de gitanos.
A los ocho años la familia de Anton se marchó a California ; ahí vendió licor para contribuir a los gastos hogareños. Por esos días, confesó, le gustaba vestirse de mujer.
Por supuesto que no era travesti, sino que era parte del estilo histriónico y teatral que marcaría su modus vivendi en Hollywood.
Al finalizar la Segunda Guerra Mundial lo enviaron de refuerzo militar a una base en Alemania, donde desarrolló su pasión por el cine fantástico y el expresionismo germano, en el género de terror.
Quedó embelesado con filmes como El Gabinete del Dr. Caligari ; Metrópolis y la trilogía del Doctor Mabusse , de Fritz Lang. Este personaje influyó en su personalidad, ya que Mabusse era un experto en el arte del disfraz –como más tarde LaVey– y dominaba la telepatía, la hipnosis y – para sus fechorías– manipulaba una gavilla de pillos.
Vade retro . De vuelta a Estados Unidos se ganó la vida como un vil mortal, en una serie de trabajos indignos del príncipe de las tinieblas: organista, hipnotizador, fotógrafo policíaco, investigador psíquico, cirquero ambulante, ayudante de mago, domador de bestias y en las noches pianista en un music-hall , donde los chismosos dicen que sedujo a una desnudista, llamada Norma Jeane Baker.
Asqueado de fotografiar cadáveres comenzó a impartir lecciones de ocultismo, una afición que databa de su juventud cuando leyó los libros del brujo Aleister Crowley.
Fue así como empezó a crear el personaje que lo haría famoso. Igual que su alter ego centró sus enseñanzas alrededor de la gratificación y la exaltación de las pasiones humanas.
Anton sintetizó sus ocurrencias en la frase “haz lo que quieras”, que resumía un proyecto anti vida, rodeado de una teatralidad impresionante identificada con el satanismo.
En realidad esas poses eran para la gradería, porque su concepto de familia era –además de conservador– basado en un modelo tan excéntrico como el de los Locos Addams , la popular serie televisiva de los años 60.
LaVey vivió con tres mujeres y engendró igual cantidad de hijos. Con Carole Lansing procreó a Karla Maritza; la dejó por Diane Hegarty con quien tuvo a Galatea; con su última esposa –Blanche Barton– tuvo a Satan Xerxes Carnacki.
Los incautos abarrotaban sus clases y en la noche de Walpurgis, la fiesta mayor de la brujería, fundó la Iglesia de Satanás. Previo al sobrenatural momento se rapó la cabeza y cambió su nombre al de Anton Szandor LaVey. Esa fecha, 30 de abril de 1966, es considerada el Año Primero del Reinado de Satanás.
De inmediato dedicó sus días a escribir La biblia satánica en el Hotel California, que sería inmortalizado en una extraña letra escrita por The Eagles. Ni falta decir que en los años 70 el libro fue un best-seller.
La presentación social de la secta fue la transmisión en vivo por la prensa internacional de la primera boda satánica; a partir de ahí realizó bautizos, funerales, misas negras y la Iglesia fue reconocida como religión por el gobierno estadounidense.
Autoproclamado papa negro su fama creció y entre sus seguidores estuvo el asesino Charles Manson; el cineasta Kenneth Anger con quien filmó un cortometraje; Sammy Davis Jr.; la actriz Jayne Mansfield, el cantante Marilyn Manson y una plaga de estrellas de la cultura pop gringa.
En las fiestas de Hollywood lucía sus atuendos satánicos, que incluían leotardos rojos, una capucha con cuernos y una enorme capa negra.
La noche del 29 de octubre de 1997 un edema pulmonar afectó al hijo de Luzbel. Y murió. Pero no en cualquier sitio: en el Hospital St. Mary de Londres, un centro médico católico.