Todos tenemos grabado en la memoria el momento en el que nos enamoramos de Friends . Puede ser cuando Mónica bailó con la cabeza atorada en un pavo, las primeras notas de Smelly Cat (la canción de Phoebe) o cuando Chandler quedó atrapado en un cajero automático. Fue ese instante mágico en el que sentimos que éramos eso, realmente, sus amigos.
Durante una década, vivimos con seis personas y, de repente, en el 2004, se fueron. No obstante, siguen allí, repetidos infinitamente en Warner, en colecciones especiales de DVD y en la voraz memoria de la cultura pop que extraña nuevos chistes tan precisos como los de Chandler Bing.
Este 22 de setiembre se cumplirán 20 años desde que conocimos a seis amigos neoyorquinos que se hicieron adultos frente a nuestros ojos. Hace diez años, tuvimos la despedida oficial pero, como fueron tan cercanos, recordamos sus anécdotas ridículas que vivimos como si fueran propias.
Friends fue una de las series que definió los años 90; su impacto solo puede compararse con el de Seinfeld , opuesta en casi todo. Pasaron de moda sus blusas, sus peinados, supimos qué pasó entre Ross y Rachel, vimos un doloroso spin-off del personaje de Joey y, sin embargo, allí siguen. ¿Qué nos hizo amarlos en primer lugar y qué nos mantiene viendo repeticiones?
De su era. Seis amigos de veintitantos años se reúnen en una cafetería neoyorquina para hablar de sus vidas: esa es la base de Friends . La gracia –la magia– era que cada uno de ellos era totalmente diferente, divertido en su tono particular. ¿Quién sería más torpe que Ross cuando se bronceó solo medio cuerpo?
Originalmente, el show creado por Kevin S. Bright, Marta Kauffman, y David Crane iba a llamarse Insomnia Cafe . Encontraron a un elenco perfecto con Jennifer Aniston (Rachel), Courteney Cox (Mónica), David Schwimmer (Ross), Matt LeBlanc (Joey), Matthew Perry (Chandler) y Lisa Kudrow (Phoebe). Cada uno debe de tener su preferido.
Ya como Friends , fue uno de los primeros programas que hablaban a la generación que se hacía adulta en una era difícil, con los detalles de sus relaciones, sus carreras truncadas y los intentos por tener un hogar.
Era una comedia, pero como algunos críticos han señalado , era una soap opera (telenovela) que tenía el formato de una sitcom (comedia de situaciones). La diferencia entre ambas es crucial pues, en una sitcom , no solían crearse tramas en las cuales un episodio dependiera del anterior.
Con Friends , seguimos los altibajos de la carrera como actor de Joey, el embarazo de trillizos de Phoebe y la ida y vuelta de Emily, la ex de Ross. No les daba miedo mostrar sus fracasos en relaciones, el estancamiento en empleos mediocres ni las dificultades para adaptarse a ser adulto. Vivieron una etapa difícil y los seguimos en ella.
La química entre los actores era fabulosa. En el episodio de la boda de Ross en la cuarta temporada, era inevitable que Mónica y Chandler terminaran acostándose juntos. Cuando no funcionaba, reaccionábamos con gruñidos (¿a quién se le ocurriría que Rachel y Joey podrían juntarse?).
Todos eran bellos. Pasaban todos los días en compañía de sus mejores amigos, en su sillón preferido y, a pesar de los ocasionales conflictos, se reunían para cada Navidad, cada Acción de Gracias y cada boda (frustrada o exitosa): un sueño.
Friends fue una de las primeras comedias que permitían a cada personaje tener presencia en cada episodio. En la mayoría de series, cada personaje tiene su noche; en Friends , los seis están juntos, y las interacciones eran lo que esperábamos.
De hecho, no había una “estrella” en la serie, pues todos ganaban lo mismo y recibían idéntico crédito. La producción llegó a costar $7 millones por episodio, incluyendo un millón por el salario de cada uno de los protagonistas. Pagaba: más de 20 millones de televidentes en promedio vieron la serie en Estados Unidos a lo largo de todas sus temporadas.
Que los seis protagonistas estuvieran siempre allí permitía cambios de registro rápidos: si la trama se empezaba a poner sentimental (entre Ross y Rachel, por ejemplo), rápidamente se podía cambiar de personajes y lanzar chistes sin gran contexto (Joey o Chandler).
Aparte de ser graciosa, Friends estaba teñida de sentimentalismo en cada rincón. Desde la pegajosísima I’ll Be There For You de los créditos iniciales hasta la frescura perpetua de sus amistades, la serie tenía todo para que el televidente se encariñara.
No pocos criticaron detalles de la trama imposibles en Friends : de ninguna manera podría pagar las Rachel y Monica verdaderas un apartamento de ese tamaño en Greenwich Village, una de las zonas más caras de Nueva York, y tanto como Phoebe como Joey hubieran sido desahuciados a poco de empezar la serie porque no tenían nada parecido a un ingreso estable al inicio.
Este cuento de hadas echaba leña a nuestro romance. Eran los noventa: el capitalismo había triunfado, crecía la economía, surgían con fuerzas nuevos empleos y no había ni asomo de crisis.
En el mundo de Friends , una mesera como Rachel podía vivir en el downtown de Manhattan, vestirse a la moda y soñar con un puesto en Vogue , y una chica como Phoebe podía saltar entre empleos de masajista y mala cantante sin problemas para pagar su apartamento.
Era el sueño que todos teníamos, aunque fuera en Costa Rica, en la era del cable y del surgimiento de Internet: la globalización empezaba a hacernos suspirar por las mismas marcas, artículos de lujo, ropa de moda y apartamentos finamente diseñados. ¿Sería lo mismo ahora, cuando esta semana salieron a la venta parqueos por $1 millón en Nueva York?
Después de Friends . Mucho se ha hablado de una reunión imposible del elenco, ya fuera en una película, una nueva serie o, aunque sea, un epílogo que cuente dónde están diez años después. Siempre queda las dudas: ¿deberían de volver?, ¿cómo sería? También: ¿para qué?
Al final, el fan estaba feliz por los nuevos logros de cada uno, pero muy triste por saber que no volvería a verlos... justo como pasa cada vez que nos despedimos de un amigo querido.
Una y otra vez han surgido rumores de reuniones a lo largo de los años. Solo LeBlanc intentó volver a esa magia con la insípida Joey , que no duró mucho. A Joey lo conocimos como ese mujeriego torpe y bonachón: ¿cómo iba a cambiar, de pronto, y ser culto y cínico? La fantasía de Friends debía quedar intacta.
Así, cada uno ha probado suerte en el cine, la televisión y el teatro. Series como The Comeback (con Kudrow) y Dirt (de Cox) han mantenido a sus protagonistas en el ojo público (incluidos los tabloides, como a Aniston y a Perry).
Jennifer Aniston, Courtney Cox y Lisa Kudrow se reunieron el 27 de agosto en el programa Jimmy Kimmel Live . Tuvo momentos divertidos, pero, visto con la cabeza fría, fue decepcionante. La chispa ya no está allí. Nada de esto significa que no podrían venir nuevos intentos y sugerencias de juntarlos a todos otra vez.
Como ha dicho Marta Kauffman , una de sus creadoras: “ Friends era acerca de ese momento en tu vida cuando tus amigos son tu familia y, una vez que tienes una familia, ya no hacen falta”. Después de que dieron la reverencia final ante la audiencia, los fans se imaginaron cómo terminaron cada uno de ellos.
¿Hace falta saber más? Como con los amigos reales, uno les desea lo mejor. La diferencia –¡por dicha!– es que a estos podremos seguir viéndolos toda la vida justo como los conocimos: sentados en un sillón, café en mano, con veintitantos, despreocupados y siempre con el mejor chiste a mano.