La vida es un churro. Aquí el que no cae resbala, el que la ensarta pierde y el que no también; no se gana ni para los sustos. ¡Aaahhhh! Si uno pudiera parar el mundo y bajarse.
A punto de liquidar un año más y como buenos jesuitas –el Papa fue el hombre del año según Time –vale dedicar unos minutos a repasar los cientos de horas dilapidadas impunemente frente a la TV, como pigmeos alrededor del fuego.
Y como más valen conocidos que conocimiento resulta que la revista Time y el American Film Institute (AFI) se tomaron la molestia de enlistar –según ellos– las mejores diez series televisivas del 2013. Igual hicieron otros con los 10 mejores tuits , los 10 mejores post de Facebooks, las 10 mejores películas, los diez mejores videoclips, los mejores “selfies” y demás yerbas.
Lo que no pudo hacer Honoré de Balzac, con su Comedia humana , lo realizaron los guionistas y productores norteamericanos con sus abigarradas teleseries, donde habita la fauna más espesa de la sociedad moderna.
Durante un año desfilaron por la pantalla chica psicóticas autodestructivas, acróbatas sexuales de toda laya, traficantes de drogas, condenados a muerte, clones humanos acosados por asesinos, fabricantes de imágenes, políticos espernibles, espías traicionados y reyes de fantasía empeñados en degollinas barrocas. ¡Y los padres se preocupan porque sus hijos ven Los Simpsons !
Time y el AFI coinciden en otorgar el segundo lugar de ese top ten a Breaking Bad , algo así como “volverse malo”; pero se jalan de las greñas con el primero porque la emblemática revista se lo da a Enlightened – Iluminada – y los expertos cinéfilos a The Americans ; serie que Time desbarranca al octavo puesto, solo por encima de otra vaca sagrada de la pantalla: Mad Men , destinada por los periodistas al noveno cajón.
El resto de los sitios los disputan –a puñalada por bollo de pan– Orange is the New Black ; Juego de Tronos , The Good Wife, Bob’Burgers , Rectify , Master of Sex , Scandal , Orphan Black y Veep . Todos los títulos están en inglés porque traducirlos sería como recitar a Shakespeare en mandarín.
Habría que consultar los registros akáshicos, para saber si es la primera vez que una serie de dibujos animados – Bob’s Burger – se mete a codazos en el grupo de las mejores diez teleseries, desplazando del sexto lugar a un multipremiado y consagrado Mad Men , enviando a Don Draper y su elenco al penúltimo sitio, todo de acuerdo al top ten de Time .
Los últimos lugares de ambas clasificaciones fueron reservados para Scandal , Veep y Orphan Black ; dos de ellas ambientadas en el sórdido mundo de la política norteamericana y la otra una atrayente propuesta sobre la clonación humana y los experimentos genéticos.
Si uno baja más en la cadena alimenticia resulta que según IMDb, la pitonisa de lo teleadictos, las mejores series del 2013 son: Drácula , Agentes de Shield , The Blacklist , Los originales , Sleepy Hollow , Orange is the New Black , The Carrie Diaries , La Cúpula , The Tomorrow People , Vikingos y House of Cards .
Los enemigos de la pantalla casera dan alaridos tras conocer que el “Tuit de Oro” lo obtuvo el primer mensaje de Lea Michele tras conocer la muerte de Cory Monteith –estrella de Glee –, que fue “retuiteado” 394.225 veces. Y a Glee ni siquiera lo menciona ningún top ten .
Ahora, si usted piensa que las series son para oligofrénicos, el diario chileno El Mercurio elaboró una lista de ocho documentales, que tratan temas serios y reales. “Desde la búsqueda de Osama bin Laden y la revolución en Egipto, hasta la formación de Wikileaks y el juicio ruso a las Pussy Riots” publicó el diario.
Depresivas y espías
Se supone que el chiste de ser un espía es el anonimato (como el de los locos, parecer lo que no son). Ahora bien, Enlightened y The Americans , tratan de algo similar: la doble vida. En la primera, Amy Jellicoe (Laura Dern) salió de una crisis mental tras un lavado de cerebro en Hawaii; en la segunda, el matrimonio protagonista intenta conservar la ficción de ser una pareja ajustada al “american way of life”, cuando en realidad son un dúo de espías rusos, allá por los años 80, con Ronald Reagan como espolón de proa de la guerra fría.
La crítica se deshizo en alabanzas para Enlightened , a pesar de que el televidente no sabía si era una comedia o un drama, o una mezcla de ambos. Intentó capturar la atención del público con su honestidad emocional directa, como una patada debajo del ombligo.
Puede ser que la realidad superó a la fantasía, y las locuras diarias del espectador fueran más estresantes que las de la protagonista y su círculo de desquiciados: una madre, Helen, que adoraba más a su mascota que a la hija; y un exmarido –Levi– tan perezoso como adicto a las drogas recreativas.
El fracaso fue total y HBO canceló la tercera temporada por la pobre audiencia, que no llegó ni a 150 mil espectadores en el penúltimo capítulo. La cifra mata de risa si se compara con los 80 millones que vieron el mítico episodio de Dallas en 1980: ¿Quién le disparó a J.R.?
The Americans , con el sello de Fox, apuntó a un tema arquetípico de la literatura, el cine, la televisión y la vida cotidiana: el espía; ya sea la vecina voyeurista que atisba tras las cortinas o el todopoderoso Gran Hermano de George Orwell, en la novela 1984.
La serie arrancó con cinco millones de aficionados pegados a la familia modelo gringa de Mr. Phillip Jenning y Mrs. Elizabeth; ellos tienen 15 años de feliz vida conyugal, dos adorables criaturas y regentan una agencia de viajes en las afueras de Washington, que es la tapadera perfecta para su verdadero negocio: destruir Estados Unidos de América, ¡casi nada de misión?
Aunque Elizabeth (Keri Russell) es una heroína a la inversa y su marido es un acomodado que se acostumbró al capitalismo y a la vida muelle; la frialdad del personaje impactó a la audiencia, explicó la actriz al periódico El Mundo .
Por supuesto que The Americans no es la espectacular cinta de espías, La vida de los otros , pero aprovechó el trecho abierto por Homeland y 24 Horas , sobre la paranoia de los norteamericanos al enemigo metido en la casa.
Aunque The Americans es ficción pura, se apoyó en las notas del libro de un agente de la KGB –agencia soviética de espionaje–, anécdotas de agentes del FBI y el productor Joseph Weisberg fue miembro de la CIA.
Para la segunda temporada en el 2014, que constará de 13 capítulos, lo ideal sería que no abusaran tanto de los flashbacks , que le funcionaron de maravilla a Orson Wells cuando los inventó en El ciudadano Kane . En The Americans hay tantas idas y regresos al pasado de los protagonistas que el televidente no sabe si va o viene.
Igual le faltó combustible a la ambientación ochentera que apenas mostró autos de la época, pantalones de talle alto y unos detalles decorativos en la casa; lo mejor fue el tono gris y marrón de la fotografía. Siendo necios, es poco creíble el enamoramiento repentino de Phillip hacia Elizabeth, tras 15 años de vivir juntos por conveniencia.
Volverse malo
El chef de drogas Walter White (Bryan Cranston) es el vértice que entronca a Time y AFI, pues las dos otorgaron a Breaking Bad la segunda casilla televisiva; que bien pudo ser la primera o todas las diez completas, ya que Volverse malo , ganó decenas de premios y el Libro Guinness la registró como la serie mejor puntuada, 99 de 100, y el IMDb la ubicó como la mejor de la historia.
La actuación de Cranston fue considerada por Anthony Hopkins como la mejor que había visto y George R.R. Martin, el escritor de Juego de Tronos , dijo que era “un monstruo, un monstruo más grande que cualquier personaje de Westeros”.
Pocos personajes llegaron a ser tan detestables como White. Este profesor de química, cincuentón, con un cáncer terminal de pulmón, una esposa embarazada y un hijo con parálisis cerebral pasó de ser un pobre diablo en apuros económicos, que fabricaba metanfetaminas, a ser un perfecto cabrón con la moral de un pollo frito.
El éxito de las cinco temporadas de Breaking Bad superó todas las marcas; el último capítulo reunió a 10.3 millones de fans –creció un 300% en relación con la primera emisión–. Registró 600 mil seguidores en las redes sociales, con 22 mil tuits por minuto en la despedida y fue trending topic con seis hashtags . Incluso la canción Baby Blue , que cerró la serie, aumentó sus ventas en un 4000%, 24 horas después del final.
Para los coleccionistas de curiosidades Cranston inició su carrera actoral en los Power Rangers y en Seinfeld , y las metanfetaminas azules en realidad eran piedritas de caramelo.
En la mitad de la tabla serial Time ubica en el tercer lugar a Orange is the New Black (OINB) y AFI la manda a la octava grada, porque prefiere colocar de tercera Juego de Tronos . Mientras una está basada en la historia real de los días en prisión de Piper Kerman (Taylor Schilling), la otra trata la pugna por controlar cinco reinos, en una tierra medieval –por la ambientación– y moderna por las intrigas.
En OINB las mujeres tienen peso actoral; cada una revela un matiz diferente y el mundo de las presidiarias es revelado sin eufemismos. Bisexuales, transexuales, lesbianas, drogadictas, abusadoras, traidoras, sumisas e ingenuas, como la protagonista, captaron tanto la atención del televidente que Neftlix lanzará la segunda temporada en el 2014.
Las prisioneras de OINB no sufren por falta de maquillaje, zapatillas o ropa de diseñador, les basta con vestir un enterizo naranja que en algunas escenas es endiabladamente incendiario.
Juego de Tronos es un mundo de machos, que se descuartizan sin piedad y en el último capítulo hubo un festín de sangre que acabó con medio reparto, solo se salvó el enano Tyrion Lannister que lucía desnarigado y defenestrado de su cargo como Mano del Rey.
La proeza homérica de esta serie consistió en comprimir 6 000 páginas de las novelas de George R.R. Martin en capítulos de una hora, sin perder los rasgos jodidamente humanos de esa tribu de adictos al poder.
Lealtad y nostalgia
A punto estuvieron de empatar Time y AFI con The Good Wife , que la primera sentó en el quinto puesto y la segunda en el cuarto. Esta esposa ejemplar vive anclada a la realidad y no es una retrospectiva nostálgica de los años 60, como Mad Men , instalada de octava por Time y de sexta por AFI.
La moneda virtual Bitcoin, los ciberataques de Anonymous, el espionaje de la NSA, el caso Snowden y el papel de las redes sociales en la políticas fueron algunos de los temas explotados en The Good Wife , la vergonzosa esposa de un político desvergonzado.
Por algo el drama judicial está inspirado en la escandalosa carrera de Eliot Spitzer, exgobernador de Nueva York, que renunció por sus andanzas con prostitutas de lujo.
Los personajes y situaciones que envuelven a Alicia Florrick (Julianna Margulies) son creíbles; y lo que parecía otro drama más de abogados, se convirtió en una saga que recreó la realidad económica, social y política norteamericana.
El caso de Mad Men es diferente; es la nostalgia de un tiempo que fue, de un pasado irresponsable, casi como un retrato del amanecer de la humanidad cuando se fumaba en los ascensores, nadie andaba pegado al teléfono celular, los hombres tomaban vodka en el desayuno y andaban vestidos como cromos.
La vida de Don Draper, socio de la publicitaria Sterling & Cooper, parece una novela americana al estilo del Gran Gatsby, de F. Scott Fitzgerald, o La hoguera de las vanidades , de Tom Wolfe. Es un fresco renacentista de los años 60 norteamericanos, que le granjeó importantes premios por la autenticidad histórica, el estilo visual, el diseño de vestuario, la actuación, el guión y la dirección.
Aparte del éxito televisivo fue una mina comercial para Banana Republic, que impuso la moda sesentera en sus tiendas, y Estée Lauder, que lanzó una línea cosmetológica al amparo de la serie.
El episodio final tuvo un toque de distinción único. El creador Matthew Weiner convenció a los productores para pagar $250 mil por los derechos de Tomorrow Never Knows , la canción de The Beatles, que Draper escucha por unos segundos.
Repasar lo mejor del 2013, al menos en la televisión, es como asistir a una obra del teatro del absurdo, donde los actores pueden cambiar de sexo o personalidad; las tramas varían; no hay una división clara entre la fantasía y la realidad. Vistas en conjunto representan una sociedad rocambolesca, estrambótica donde nada es lo que parece ser.