El domingo 2 de mayo, cuando Édgar Silva llamó a Sara Barboza para que subiera al escenario de Nace una estrella por primera vez, la niña se mostró segura y con un gran carisma.
Sara no dejaba de sonreír a la cámara e iluminaba el lugar.
Sin embargo, segundos antes de debutar, la pequeña confiesa que en realidad se sentía muy nerviosa. Sudaba frío y no dejaba de temblar detrás del escenario.
Pero no había marcha atrás. La pequeña sabía que de una u otra forma salir, presentarse ante los jueces y llegar hasta los costarricenses a través de la pantalla chica, era una forma de cumplir uno de sus más grandes sueños: ser cantante profesional.
Sara cuenta que ese día, cuando salió a escena, se sintió como toda una estrella, con muchas luces a su alrededor y con el escenario solo para ella. Cuando la música comenzó a sonar, ella solo se dejó llevar y los nervios simplemente desaparecieron.
“Cuando yo estoy cantando siento que soy libre y siento que soy como una paloma volando en el cielo, soy libre. Me encanta transmitir muchísima alegría y me gusta transmitir sentimientos. Cantar es mi gran pasión y esa vez fue muy chiva, porque habían luces, micrófono y fue una nueva experiencia, porque yo nunca había estado en un escenario”, detalla.
Oriunda de San Francisco de Goicoechea, Sara es una niña de 10 años y ha conquistado a muchos con su participación en Nace una estrella. A juzgar por las manifestaciones en redes sociales, los fans del programa apoyan a la joven intérprete por la forma en que se desenvuelve en el escenario, ante las cámaras y con sus compañeros de concurso.
Por lo tanto, no es raro que su vida cotidiana haya cambiado desde su debut en ‘tele’. Sara asegura que ahora tiene que madrugar para estar en ensayos a las 7 a. m., la gente la reconoce en la calle y muchas personas le escriben para felicitarla.
Además, el certamen la ha desafiado a cantar géneros que no son ni las rancheras, ni las cumbias, que son los que más le gustan.
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“Siento que tengo muchas más responsabilidades y es mucho esfuerzo la verdad, pero estoy muy feliz. Ahora sé vocalizar, conozco personas que antes no conocía y de afuera de Costa Rica hay muchos extranjeros que también me escriben y me dicen que soy una niña muy alegre, que tengo mucho que dar, que puedo mejorar mucho más y que ahorita lo estoy haciendo muy bien. Yo agradezco mucho eso”, comenta.
Eso no significa que descuide sus estudios, pues actualmente cursa el quinto grado de manera virtual en la Escuela Unificada República del Perú, Vitalia Madrigal Araya y es una niña muy aplicada.
Por la familia
Sara es la más pequeña de su casa y confiesa que por eso es muy chineada. Canta desde que tenía cuatro años, pues su papá, Eddy Barboza, y sus hermanos Ángel y Eddy integran el grupo Los príncipes. Al escucharlos cantar, ella también quería probar suerte y desde entonces es una parte importante de su vida.
Afirma que su familia siempre la ha apoyado, de hecho, asistió a las audiciones de Nace una estrella por insistencia de sus hermanos, quienes también fueron con intenciones de entrar al programa. Sin embargo, la única elegida fue ella y, por ese motivo, ahora siente la responsabilidad de representar a los tres en cada programa.
“Ellos me dijeron que yo los represento, que ellos me apoyan desde la casa, que están conmigo y yo voy a dar todo por ellos siempre, porque yo represento a toda mi familia. Aunque tal vez no los puedo ver cuando estoy cantando, ellos saben que siempre van a estar en mi corazón cuando me presente y por eso es que estoy tratando de dar todo en el programa”, asegura.
Sara tiene una relación muy cercana con su papá, sus hermanos y su mamá, Evelyn Gómez. Por eso, cuando entró a Nace una estrella, entendió que tenía la oportunidad de hacer algo que, además de cantar, hace tiempo quería hacer.
La jovencita piensa que si llegara a ganar quizá podría ayudar a su familia a arreglar la casa en la que viven y que alquilan desde hace 20 años. Donde vive Sara el piso es de madera y está dañado, por lo que no puede jugar, ni bailar con sus primas.
Además, Sara cuenta que en el cuarto de su hermano se mete el agua y él tiene que colocar un plástico para no mojarse.
“Mi casita no está en buenas condiciones”, reconoce la niña, quien sueña con ser doctora algún día.
Ante tan noble sueño, su madre asegura que le han dicho que si llegara a suceder le agradecerían el gesto, pero que también es importante que ella piense en su futuro y en sus estudios universitarios.
“El sueño de ella es ayudarnos a nosotros en la casa, porque la casa no está muy buena y yo me siento muy halagada de ver que ella no solo piensa en ella. Para tener 10 años ella es muy madura y ella no dice ‘yo quiero un celular ‘ o ‘quiero ropa’, no, ella dice ‘yo quiero que arreglemos el piso porque está malo’ y yo me siento muy feliz de que ella tenga esa manera de pensar. Ella piensa en los cinco”, dice Gómez.
Sara, quien el próximo 19 de julio cumplirá 11 años, es una niña que definitivamente ama y valora a su familia. Tanto que cuando sale al escenario, quizá un poquito nerviosa, siempre se hace acompañar de alguien muy especial: su abuelita María de los Ángeles Cerdas, que falleció cuando apenas tenía un año.
Si bien no la recuerda, Sara tiene una cadena que era de ella, con el dije de un ángel. Se lo pone en cada presentación de Nace estrella, es algo que no puede faltar.
“Es un collar que era de mi abuelita, entonces yo siempre lo llevo y cuando a mí me preguntan que si me quiero poner otro o si me lo quiero quitar, yo les digo que no, que es mi amuleto de la buena suerte. Es demasiado importante para mí, por el significado que tiene”, finaliza.