Javier Rojas Carranza, de 12 años, es el gran ganador del programa de deletreo de Teletica, Spelling Bee. Durante las 12 semanas del espacio de Teletica, el vecino de Palmares se destacó y todo su esfuerzo rindió frutos: fue premiado con $10.000 en efectivo y con un equipo tecnológico valorado en $6.000.
Tras recibir la noticia de que él era el gran ganador, Javier dice que se sintió en shock. El pequeño siempre tuvo la intención de aprender y disfrutar la experiencia, por ello prefirió no tener expectativas.
“Nunca me había esperado ganar. Ni siquiera pasar las audiciones. Fue algo muy sorprendente. Fue algo muy increíble. Me puse superfeliz”, dijo el estudiante de la Escuela pública Pablo Alvarado Vargas, en Rincón de Zaragoza, en Palmares.
En esta primera edición del programa, clasificaron 52 niños y niñas con edades entre los 8 y 12 años, a quienes en el programa les llamaron “abejitas”.
Para Javier el resultado fue sorpresivo, para su familia, un absoluto orgullo. Tiene mucho sentido que un niño, que aprendió a leer a sus tres años, haya sobresalido en el programa educativo de Teletica. Esta es su historia.
Un bebé amante de las letras
Hace unas semanas, Javier y su mamá, Karen Carranza, encontraron un video en el que aparecía el niño a sus dos años, reconociendo las letras.
“A de avión”, musitaba la criatura.
Desde temprana edad, Javier sentía curiosidad por lo que decían los grandes letreros y le preguntaba a su mamá, quien trabaja como administradora de contenido en una transnacional.
Entre sus 3 y 4 años, cuando su abuelita materna Ana Estelia Rojas lo llevaba a clases al Cen-Cinai de Rincón de Zaragoza, en Palmares, había una ruta que sí o sí había que seguir. El niño siempre quería ingresar a la biblioteca, que estaba justo al lado del centro de educación y atención integral.
En la biblioteca, al pequeño siempre le prestaban atención por lo llamativo que resultaba un bebé pidiendo libros. Un día doña Sonia, la bibliotecóloga de la comunidad, tuvo un gesto que, sin imaginarlo, fue trascendental.
Doña Sonia le prestó un libro de la película Toy Story a Javier. Él se lo llevó a casa. Cuando su mamá Karen fue a buscarlo, descubrió al niño leyendo. ¡Aprendió solo!
“Tenía entre tres y cuatro años. En su cabecita unió las letras, las analizó. Yo empecé a llorar, tuve sentimientos encontrados, era un bebé y estaba leyendo. A partir de ese momento ha estado rodeado de libros. Si vamos al centro comercial su interés es ir a la librería. Si tiene un libro de Harry Potter, quiere todos de la misma edición. Le gustan. Los cuida. Son su mayor tesoro”.
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Karen se formó como profesora de inglés y le enseñó el idioma a Javier. El niño también consiguió, en solitario, leer en este idioma.
La relación con las letras fue un indispensable factor para que el estudiante de sexto grado se destacara en Spelling Bee, programa al que llegó a audicionar luego de que su tía abuela, su tío, una vecina y su maestra de cuarto grado le enviaran el link con la información de la competencia a su mamá.
Javier fue convocado para adicionar el día de su cumpleaños número 12 y esa fecha fue muy especial para la familia.
“Ese día hasta le cantaron cumpleaños. Fue una energía muy bonita. Tenía mucha fe de que lo iban a llamar”. La esperada llamada llegó con una dulce sorpresa: invitaron a madre e hijo a ir a una segunda audición.
Al llegar, sorprendieron a las abejitas convocadas con que no había una nueva ronda, sino que todas habían clasificado al programa. ¡Ya eran participantes!
Javier, un niño que siempre ha estado entre los mejores promedios de la escuela, y quien además se caracteriza por ser cariñoso y sensible, según su mamá, sobresalió durante toda la competencia. Claro que hubo días y palabras difíciles, sin embargo, el pequeño nunca dejó de perseverar y divertirse.
“Las palabras más complicadas y menos favoritas fueron surcos y maicena. La que más me gustó fue ahinojarse. No la conocía y significa arrodillarse”, contó Javier, quien tiene planeado estudiar robótica cuando sea tiempo de ir a la universidad.
En la final hubo varios juegos, no obstante, al ganar el primero -en el que por cierto marcó un récord al lograr deletrear 16 palabras en un minuto-, pasó de una vez al último reto que terminó ganando.
“Además de aprender nuevas palabras, de todo tipo, el programa fue enriquecedor: conocí un montón de amistades que durarán toda la vida. Fue algo increíble”, reiteró el niño, quien contó que continuará deletreando como hobbie.
Tras su paso por Spelling Bee, Javier Rojas dice que se siente inspirado para estudiar más y a sacarse las mejores notas en el colegio, ya que en solo unos meses iniciará esa etapa.
Para la madre, la experiencia fue inolvidable.
El gran premio
Como se mencionó antes, Javier ganó $10.000 en efectivo y un cuarto tecnológico valorado en $6.000 que incluye computadora, monitor, iPad, reloj inteligente, impresora, lentes de realidad virtual, audífonos, silla, escritorio, entre otras cosas.
Con el dinero en efectivo, Javier saldrá por primera vez de Costa Rica. El niño, amante de la saga de Harry Potter viajará a Estados Unidos para visitar los estudios Universal. Irá acompañado por su mamá, así como de su incondicional abuelita, quien lo acompañó a muchos paseos y actividades del programa.
Al paseo también irá su tío, quien lo ayudaba a deletrear y le compró ropa para asistir a sus participaciones televisivas.
La madre contó que el pequeño se comprará algunas cosas que quiere y que el plan, además del disfrute, es ahorrar la mitad del premio pensando en su futuro educativo.
Actualmente, Javier es el presidente de su escuela, por lo que con el premio podría comprar algunas de las cosas que prometió durante su campaña: bolas deportivas y plantas ornamentales para que el centro educativo “se vea bonito”.
Los sueños se cumplen
La madre de Javier dice sentir un orgullo indescriptible. Su hijo ha sobresalido desde siempre y ha sido “un niño muy bueno”.
“Pienso que algo muy bueno tuve que haber hecho. Javier es un premio de Dios para mí y mi familia”.
Del total de participantes, más del 60% provenían de escuelas privadas y menos de un 40% de centros educativos públicos, informó antes del inicio de la competencia Vivian Peraza, productora del espacio. Es por ello, que para Karen Carranza, mamá de Javier, es tan significativo el triunfo de su hijo, pues considera que queda un mensaje claro de que los sueños de los niños y niñas, vengan de dónde vengan, siempre se pueden cumplir.
“Me siento muy orgullosa, sobre todo, porque creo que la formación que se le da a los niños en escuelas privadas es más personalizada, con más materias y apoyos; a veces en la educación pública no se puede porque hay que apoyar a muchos estudiantes”.
La mujer continuó: “Es una gran felicidad porque Javier va a la misma escuela a la que fuimos mis hermanos y yo. Este es un reconocimiento de que los niños de las escuelas públicas lo pueden lograr si se lo proponen. Pueden alcanzar metas independientemente de las escuelas de las que vengan. Todo está en el estudiante”, agregó la madre, quien destacó el apoyo que Javier recibió de parte de sus maestras y compañeritos.
Tras la alegría del gran premio, Javier poco a poco retomará la normalidad de su día a día, en la que se entretiene leyendo y ahora también deletreando.