Todos creíamos que, tras el lanzamiento de Euphoria en el 2019 -una de las series más pegadas de HBO para su público millenial y Z- no pararíamos de hablar de una estrella más que consolidada como Zendaya. Era, más bien, como si la actriz californiana viniera a ser el colchón de popularidad de la serie, tras haber saltado como MJ en la última de las franquicias de Spider-Man.
Para sorpresa de todos, tras el final de cada una de las dos temporadas de Euphoria, ha sido Sydney Sweeney quien ha sido el mayor tema de conversación, con tremendos méritos. A la luz de la entrega de los Premios Emmy, todas las miradas se ponen en ella, incluyendo su particular historia de éxito.
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Estrella tras camino pedregoso
La actriz, de 24 años, viene trabajando desde el 2009 cuando, en simultáneo, formó parte de un episodio de la serie Héroes y obtuvo el rol de Lisa en la película ZMD: Zombies of Mass Destruction.
Sin embargo, fue hasta el 2022 el año de su consagración, gracias a dos interpretaciones muy diferentes pero igual de notables. Por un lado, la actriz personificó a una adolescente banal en The White Lotus, la sátira social de Mike White para HBO en la que logró darle humanidad a Olivia Mossbacher, un personaje con el que cuesta empatizar pero al que Sweeney le suma capa tras capa para que veamos más allá de sus caprichos y recelos.
Por otro lado, en la segunda temporada de Euphoria logró destacarse en su propio ecosistema interpretando a Cassie, una también adolescente que se enamora profundamente del chico incorrecto.
El talento de Sweeney, desplegado en ambas ficciones, hizo que la actriz fuera doblemente nominada a los Emmy, los premios de la Academia de Artes y Ciencias Televisivas que se entregarán este 12 de septiembre.
En una entrevista con The Hollywood Reporter, Sweeney habló sobre su presente profesional y lo que tiene por delante con la anticipada película de Marvel Madame Web.
En esa conversación, la joven compartió que tanto su infancia como adolescencia fueron muy duras, especialmente por los problemas monetarios que monopolizaban las conversaciones de sus padres y que eventualmente los afectaron como pareja.
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Sydney y su hermano menor Trent crecieron en Washington con restricciones que excedían lo económico. Sus padres no les permitían salir con frecuencia y, en consecuencia, Sweeney se dedicaba a quedarse en casa fantaseando con un futuro distinto.
Tras mudarse a Los Angeles, cuando tenía 13 años, debió vivir en un motel con su familia. “Vivíamos en una única habitación. Yo compartía la cama con mi mamá, y mi papá y mi hermano dormían en un mismo sillón”, recordó la actriz.
Cuando el matrimonio de los Sweeney empezó a deteriorarse, Sydney quiso colaborar con las finanzas de la casa. “Empecé a aceptar cualquier trabajo malo que me ofrecían por poco dinero, a veces ni me pagaban el día. Creía que si hacía mucha plata iba a poder comprarles a mis papás una buena casa y que ellos iban a amigarse, pero cuando cumplí 18 solo había juntado $800. Mis padres ya no estaban juntos y no había nada que pudiera hacer”, recordó la actriz.
Ahora, cuenta la actriz, que todo lo ve con otros ojos: abraza el buen momento, pero lo maneja con cautela. “Ahora solo tomo agua, y cuando celebro, ocasionalmente tomo un trago, pero es algo excepcional en mí”, contó la actriz, quien dice no asistir a fiestas porque teme salirse de control. En esencia, Sweeney es lo opuesto a las dos jóvenes que encarna en The White Lotus y Euphoria.
Sweene, además, ha interpretado con excelencia otro papel juvenil en la serie de Netflix Everything Sucks! y también formó parte de la perturbadora miniserie de HBO Sharp Objects. En cine, pudimos verla en la película de David Robert Mitchell Under the Silver Lake, así como en Había una vez... en Hollywood, de Quentin Tarantino, como parte del auge que goza.
En otras palabras: Sweeney ya no es solo una promesa ni la propia fantasía que ella tuvo en su pubertad, sino que es la chica más cool de Hollywood que actualmente tiene a la industria a sus órdenes.