No ha pasado mucho tiempo desde que filmar video implicaba un armatoste gigante. Recuerdo un paseo familiar a la playa, hace 20 años o un poco menos, cuando papá consiguió una cámara de video prestada –jamás hubiéramos podido pagar por un aparato de esos–. Era una caja gigante y pesada, que mi viejo se encaramaba al hombro y le daba pinta de camarógrafo de estación de televisión.
Una década más tarde, más o menos, aparecieron las handy-cam : mucho menores en tamaño, pero limitadas en la calidad de grabación que ofrecían; además, eran bastante tiesas y ofrecían pocas posibilidades. Lo peor: su precio era bastante elevado todavía.
Hoy, el mundo es muy distinto. Los clichés más extendidos son los que dicen la verdad, y cuando se habla de tecnología no hay mayor cliché que este: el tiempo vuela.
Filmar un video es ahora una cuestión cotidiana, casi tan común como tomar fotografías –no nos mentiras: seguimos prefiriendo la imagen estática cuando se trata de capturar momentos íntimos con los amigos o la familia–.
Lo sabemos bien: los teléfonos celulares nos ofrecen posibilidades casi infinitas y editar un video puede ser tan sencillo como colocar un dedo sobre una pantalla táctil.
Pero esa dista de ser la única posibilidad.
La primera cámara GoPro apareció en el mercado en el 2004 y, desde entonces –pero sobre todo en los últimos cuatro o cinco años–, ha transformado el panorama de la producción audiovisual tanto a nivel casero como profesional.
Las cámaras GoPro son artículos diminutos capaces de grabar en distintas calidades de imagen –hay modelos capaces de soportar video 4K y 3D–, que se venden a precios accesibles y que, por su tamaño y su liviano peso, pueden ser utilizadas de formas muy creativas y dinámicas.
Su popularidad se disparó precisamente por la aparición de videos tomados desde la cabeza de un águila o el casco de un motociclista bajando una montaña a toda velocidad, por ejemplo.
El modelo más reciente de GoPro se llama Hero 4 que, aunque es un poco caro con respecto a otras opciones previas de la compañía –$499, en Amazon–, es capaz de grabar en óptima calidad bajo cualquier condición, incluso si es de noche o mala iluminación.
Con sus modelos, GoPro nos da las posiblidades que nunca tuvimos; la creatividad, eso sí, le toca ponerla a usted.