La primera vez que jugué un juego de la serie Far Cry ocurrió hace unos tres años y medio. Fue el tercer episodio de la saga el que me hizo fascinarme con su mecánica de disparos y aventuras en primera persona, de sus atmósferas al tiempo embriagadora y angustiante, de sus rompecabezas, de sus mundos poblados de flora y fauna viva, de sus personajes oscuros y encantadores. A la fecha, Vaas Montenegro, el primer villano de Far Cry 3 , me sigue pareciendo uno de los personajes mejor logrados en un videojuego.
Desde entonces, Far Cry y yo establecimos una relación estable que, aunque vio sus malos momentos –mi partida de FC3 se borró dos veces, apenas misiones antes de terminar el modo historia–, tuvo más que apuntar en la columna de experiencias positivas. Lo mismo ocurrió con Far Cry 4 , que fue mi primer juego para el Playstation 4 y que por ello mismo le guardo un particular cariño, incluso sí me pareció menos emocionante que la entrega previa.
Así, está clarísimo que cuando Ubisoft anunció el lanzamiento de la siguiente entrega en la serie, Far Cry Primal, mis expectativas tocaron el techo y mis ganas de jugar fueron apenas controlables. Más incluso cuando vi las primeras imágenes del juego: Primal llevaba el concepto de la serie a un tiempo antes del tiempo. ¿Destruir enemigos, conquistar territorios, enfrentarse a animales salvajes y explorar tierras desconocidas… en la prehistoria? Sí, por favor.
La espera se acabó el martes 23 de febrero, y yo escribo este texto la mañana del miércoles 24. Es decir, estoy escribiendo en caliente, casi en vivo, cosa que todos los talleres de redacción del mundo recomiendan no hacer. Pero los talleres de redacción del mundo no conocen Far Cry .
En la reseña del juego para IGN , escribió Luke Reilly: “Es difícil imaginar otro juego moderno de disparos capaz de llevar la acción 12.000 años atrás en el tiempo y aun así mantener su identidad exacta”. En efecto, Primal logra eso con nota sobresaliente: su atmósfera es tan agobiante como siempre –especialmente gracias a su fabuloso uso del sonido–, su mundo es enorme y lleno de peligros y aventuras y cosas por hacer y descubrir, y tras varias horas de juego –y muy pocas de sueño– puedo decir con seguridad que soltar el control de la consola es el reto más difícil que el juego presenta al jugador.
Far Cry siempre se ha valido de la tecnología para facilitar el paso del jugador por el mundo, especialmente en materia de armamento. Sin embargo, en Primal la tecnología es limitada y, por lo mismo, el ingenio pesa más que nunca. Además, ¿quién necesita una escopeta cuando se puede controlar a un oso gigante?
Sin embargo, no todo es bueno. De hecho, el punto más flojo de Primal es, al mismo tiempo, uno que debería preocupar a quienes somos fieles a la serie de Far Cry. Lo que me hizo enamorarme del tercer juego fue, sin duda, su historia y, sobre todo, sus personajes secundarios y sus villanos. En la cuarta entrega, ambos sufrieron golpes bajos que limitaron un poco su explosividad y espectacularidad. En Primal , la historia es mínima, apenas un añadido a un juego que es hermoso pero flojo en sustancia.
Far Cry Primal
Sistema: Playstation 4, Xbox One, Windows
Publica: Ubisoft
Género: acción-aventura
ESRB: Público Maduro
+ Atmósfera y jugabilidad
+ Innovación en el concepto de Far Cry
- Historia mediocre
- Personajes aburridos