En Estados Unidos lo hizo primero con Netflix; ahora en Latinoamérica con HBO MAX y Amazon Prime Video... Aunque hayan pasado 16 años de su estreno, el péndulo hipnótico de The Office sigue balanceándose y el eterno top 10 en que se ha posicionado durante la pandemia es motivo de reflexión.
Así como otras series han logrado tener una segunda vida durante el tiempo de pandemia (el año pasado, Avatar: La leyenda de Aang se estrenó en Netflix con la misma o más emoción que generó en el 2004 en Nickelodeon, por ejemplo), las surrealistas aventuras del gerente de una papelera y su equipo se sienten frescas, aún con todo el humor incorrecto del cual muchos rehúyen en la actualidad.
Situándose en el podio de los chistes absurdos, The Office se mantiene como un referente único de la comedia, alcanzando el top de mejores series de todos los tiempos según la publicación que hizo este año la BBC. ¿Qué la hace tan espectacular y única en su género?
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Una oficina tan única
El escritor Ricky Gervais, un verdadero genio de la comedia, había tenido gran éxito en Reino Unido al crear la versión original de esta serie. Como es usual, Estados Unidos no puede quedarse indiferente ante un éxito extranjero y rápidamente trata de copiar y adaptarlo a su registro. La mayoría del tiempo, las productoras americanas fracasan; con The Office fue la excepción.
Michael Scott (Steve Carrell) es el líder del equipo de trabajo de Dunder Mufflin, una papelera de mediano alcance que trata de sobrevivir a como puede.
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Los frutos extraños que habitan en esa oficina son el alma del show, que convierten al programa en una serie donde los personajes lo son todo. Michael es el alma de la fiesta: es un tremendo retrato sobre un jefe incorrecto, negligente, bobo, necio, pero con buenas intenciones. Los dardos del humor se dirigen hacia él siempre en la serie: ¿cómo puede existir alguien así? E incluso, cuando Michael dice algo grosero contra algún compañero, la serie no dirige el chiste hacia la víctima sino hacia el victimario: ¿cómo puede existir un jefe que no se da cuenta de que es un zopenco las 24 horas del día?
Pero la maravilla de cómo está escrito Michael es que, a pesar de odiarlo por su terquedad y sus groserías, es sencillo empatizar con su soledad, con sus ganas de tener una familia en el trabajo, con su pasión por caer bien y ser importante en la vida de los demás... Escribir un personaje así es tarea titánica.
Similar sucede con su mano derecha: Dwight Schrute (el maravilloso Rainn Wilson). Es habitual que en todo show, el “segundo” protagonista debe ser alguien hiperbolizado y Dwight encarna al empleado fiel, dispuesto a poner todo su alma en el trabajo. Es un tipo cuadrado y sistemático a más no poder.
“Cuando la gente me pregunta sobre qué significó interpretar a Dwight, siempre digo que creo que mi objetivo era hacer que Dwight fuera muy específico, muy único. Mi interés era hacer que Dwight se parara de cierta manera, condujera de cierta manera, se acercara a hablarle a la gente de cierta manera, para que se viera como alguien distinto”, contó Wilson a Snews. Pero lo curioso es que, esas manías tan particulares, humanizaron a Dwight y lo hicieron un referente de “personaje nerd”, antes de que emblemas geek televisivos como Sheldon Cooper (de The Big Bang Theory) o Abed Nadir (de Community) aparecieran en escena. Es verdaderamente único.
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La tríada de maravillas se completa con Jim Halpert (el carismático John Krasinski), quien parece ser la única mente lúcida en una marea de idioteces. Enamorado de la recepcionista Pam Beesley (Jenna Fischer), es el hilo de la cordura en la oficina.
Por supuesto que el resto de personajes son memorables y completan una fotografía que, a pesar de todas las locuras que viven, nos hablan muy al oído: pasar más tiempo en una oficina que con la propia familia provoca una relación de la que nadie puede escapar. Conocer a una veintena de desconocidos y pactar verse a diario por quien sabe cuánto tiempo puede ser la aventura más grande de la vida y The Office se propone llevar esa reflexión tan compleja hasta el límite a través de la comedia.
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¿Será que los tiempos de confinamiento nos han hecho repensar cómo interactuamos? The Office, muy en el fondo, va sobre cómo configuramos nuestra personalidad a causa de nuestras relaciones más cercanas. En la de menos, la serie vuelve a la superficie porque nos recuerda todas esas anécdotas que solo nuestros compañeros de trabajo comprenderían.
Al final de la jornada, lo que sucede en la oficina es un pacto entre los que lo vivieron. Y en The Office tenemos un acceso privilegiado para atestiguar y proyectar todas las locuras que hacen que, en un día laboral de estrés y cansancio, reírse sea la salvación.