The Walking Dead es una serie que sorprende, aunque no siempre por las razones correctas. Para prueba tenemos Service, un episodio de desesperantes 90 minutos que no solo se coronó como el peor de la actual temporada, sino que incluso pelea por ser recordado como uno de los capítulos más flojos en toda la historia del programa.
En adelante encontrará múltiples detalles de Service, cuarto episodio de la sétima temporada de The Walking Dead, emitido por Fox en Latinoamérica el 14 de noviembre. Si aún no lo ha visto, considérese debidamente advertido de los spoilers en el camino.
¿Qué rescatar de la emisión de esta semana? Poco, para ser sinceros. En hora y media, los productores de la serie hicieron muy poco por mantenernos interesados e incluso sembraron algunas banderas de alarma sobre personajes que siguen debiendo pese a las altas expectativas (¡NEGAN-NEGAN-NEGAN-NEGAN!).
La duración del capítulo fue bastante inusual, dado que los 90 minutos suelen reservase para momentos cruciales de la temporada. Resumen ejecutivo (ideal para quienes prefirieron en el colegio los resúmenes de El Quijote por encima de todo el libro): Negan llega con su banda de saqueadores a Alexandria; Negan humilla a Rick y Daryl delante del pueblo; Los Salvadores barren con las armas de fuego, las medicinas y los sillones (¿?); Rosita, Michonne y Carl están furiosos; Rick se pasa de complaciente con Negan; el padre Gabriel sigue vivo y por primera vez es útil; Maggie está "muerta"; Dwight vuelve a ser un patán; Judith es hija de Shane.
¿Judith? ¿Shane? ¿Lori? ¿Qué rayos?
Todos estamos de acuerdo que la conversación entre Rick (Andrew Lincoln) y Michonne (Danai Gurira), casi al final del episodio, es lo que salva a Service de la intrascendencia. De la nada Rick empieza a relatarle a su compañera sentimental sobre lo ocurrido en las primeras temporadas de la serie, cuando ella no estaba presente. Y así, sin anestesia, le suelta la respuesta a una de las grandes interrogantes que han sido objeto de cotorreo en los círculos de fans de TWD: Rick supo desde el inicio que él no es el padre biológico de baby Judith, sino su fallecido amigo/enemigo Shane (te extrañamos, Jon Bernthal).
En medio del fin del mundo, el corazón de un padre suple a cualquier prueba de ADN. Y así, seis años después, Rick se abre ante una mujer que no conoció a su esposa Lori (Sarah Wayne Callies) ni a Shane, pues al final de cuentas es a nosotros a quienes cuenta su verdad, a nosotros que sí estuvimos ahí cuando Lori le pidió a Glenn que le consiguiera una prueba de embarazo; que vimos la confusión en los ojos de los dos amigos cuando cayeron en cuenta de que cualquiera podría ser el padre de la criatura; nosotros que vimos a Shane destruirse en una espiral de locura; que estuvimos ahí cuando Maggie tuvo que practicarle una cesarea fatal a Lori; a nosotros que lloramos con Rick cuando Carol y Tireesse le devolvieron a Judith tras el escape de Terminus; a nosotros que sonreímos cuando Daryl la llamó Li'l Asskicker.
Judith nos importa. La bebé (que al parecer ya va a caminar) ha sido el símbolo de esperanza de la serie y fue una jugada hábil de parte de la producción el volver a colocarla dentro de la trama. Rick aprendió a amar a Judith a pesar de ser la hija de otro y oírle decirlo definitivamente nos tocó las fibras.
Y hasta ahí llegó lo memorable de Service.<
Pasemos mejor a los apuntes sueltos:
- Michonne es una ninja y por eso el verle intentar con tan poco tino el acertarle a un zombi con un rifle fue casi un chiste. Michonne vuelve poco a poco al modo en que la conocimos, que es furiosa 24/7. El cierre del episodio, con ella a la vista de los colchones ardientes, fue casi explícito al respecto: la guerrera está a punto de estallar y eso siempre es bueno para la serie.
- Carl (Chandler Riggs) vuelve, como temporadas atrás, a distanciarse emocionalmente de Rick. El que la relación entre ellos se torne tensa es algo casi cíclico ya en TWD.
- Rosita (Christian Serratos) al fin tiene algo de peso en la trama. La muerte de Abraham efectivamente disparó en ella un estado de pelea que ya la puso en directa confrontación con Dwight (Austin Amelio). Aquí empezamos a ver el génesis de un antagonismo secundario que también está para más.
- Spencer (Austin Nichols) se sigue consolidando en la lista de "Si se muere nadie lo llora". Si bien sus observaciones sobre el pésimo liderazgo de Rick son correctas, bien sabemos que a este gente le interesa tanto la forma como el fondo. Si Spencer llega vivo al final de la temporada no será por afecto de parte de la fanaticada.
- El Padre Gabriel (Seth Gilliam) estuvo por mucho tiempo en la lista "Si se muere nadie lo llora". Y si bien el religioso está aún lejos de redimirse ante nuestros ojos por ser un insportable en temporadas anteriores, lo que hizo esta semana lo pone en el camino correcto. De repente sus intentos por caerle bien a Rick son innecesariamente aduladores pero hay que reconocerle que su idea de la falsa tumba para Maggie fue oportuna.
- Maggie y Sasha: Sabemos que están en Hilltop y hacia allá nos llevará la serie la próxima semana. Vale decir que esta modalidad de solo cubrir una comunidad por episodio ya se está tornando cansada y se presta para un abuso de las escenas de relleno. Esperemos pronto los distintos escenarios empiecen a cruzarse de nuevo dentro de la misma hora.
- Daryl (Norman Reedus) no dijo nada en todo el episodio. Si bien eso no es algo nuevo, el verlo disminuido a un esclavo de Negan nos molesta a todos.
- Negan (Jeffrey Dean Morgan): Qué cansado. Llego a Alexandria dándoselas de Lobo Feroz (literalmente) pero nos sometió a más de una hora de discursos vacíos y frases clichés. Este es el mismo tipo que menos de un mes atrás nos destrozó emocionalmente del mismo modo que lo hizo con las cabezas de Glenn y Abraham y sin embargo ahora pasa más por la caricatura de un villano del montón, con la ya encarnada chaqueta de cuero incluida (perdón pero me sigue enfermando a niveles absurdos el que este personaje salga todos los días con la misma ropa, como si fuese un Pedro Picapiedra o Shaggy, el amigo de Scooby-Doo).
Pienso en antagonistas de otras series cuya maldad es sostenida episodio a episodio, sin necesidad de extraordinarios demostraciones de violencia (Gus Fring, de Breaking Bad, o Wilson Fisk, de Daredevil, por poner un par de ejemplos fáciles). Negan, en apenas su cuarta aparición en TWD, ya no mete miedo. En Service amenazó con matar a Olivia, la bodeguera de Alexandria, un personaje de cuarta orden que no nos importa mayor cosa. Como escribí una semana atrás, por ahora del bando de Los Salvadores es Dwight, y no Negan, el personaje que mejor material ha mostrado.