La salonera, la barista y la pastelera se sonríen entre sí mientras realizan sus labores. El trabajo que parece hacerse individualmente es, en realidad, una sinergia que permite brindar una atención cálida a cada uno de los clientes de Kahli Café.
En un rincón aguarda la chef Sophia Rodríguez, entre lámparas hechas con tazas de té, ralladores como decoración y globos batidores que cuelgan del techo. Desde allí, supervisa la labor de las 10 mujeres que trabajan en su negocio. Con una sonrisa recibe a los clientes y con otra más grande incentiva a sus colaboradoras a seguir brindando lo mejor de sí.
Sophia, de 27 años, es la rubia de ojos claros que se ha convertido en cómplice de los televidentes que buscan recetas ricas y practicas todos los miércoles y jueves en Buen día , de canal 7.
La conocida chef Sophi, como le dicen de cariño, analiza la aprobación de sus recetas y ve cuantificado el cariño del público por medio de sus redes sociales, en las que alcanza casi 120.000 fans. Rodríguez, publicista de profesión, ha alcanzado grandes metas a una edad relativamente temprana.
Es una figura conocida a través de la televisión, influenciadora en redes sociales, también representa importantes marcas en el país y está por abrir su segundo restaurante. ¿Cómo llegó a esa posición? ¿Casualidad? ¿Coincidencia?
Sin perder su ecuanimidad y el brillo en sus ojos, Sophia escarbó en sus recuerdos para contar cómo se fueron dado las cosas en su vida. Desde temprana edad supo lo que es ser independiente; simplemente, no tenía otra opción.
Sus padres se separaron cuando ella tenía ocho años; a los 13 su mamá se fue a trabajar y a vivir a otro país y, desde entonces, ella y sus tres hermanos “se hicieron más autosuficientes”.
Además de la independencia y sus ganas por lograr sus metas, Sophi ha topado con “maravillosas oportunidades”.
Manos a las ollas. Su madre, Flory Mata, fue una conocida chef en los años 90 (tenía el programa TV Cocina en canal 4), Sophia seguía el ejemplo de su mamá metida entre ollas, ingredientes y utensilios de cocina; pero no fue ahí donde nació su vocación por cocinar.
Ella lo veía como un pasatiempo, conforme fue creciendo se dio cuenta que su gran pasión era la publicidad, carrera que entró a estudiar a la Universidad de Costa Rica.
“Cuando estaba en tercer año de la U me llevaron a ser parte del público de un programaba del chef Óscar Castro, me encantó la dinámica del programa, me enteré que él tenía una escuela a la que había que ir solo una vez por semana y eso me servía porque así podía seguir estudiando comunicación”, contó.
Esa decisión desencadenó una serie de acontecimientos que cambiaron la vida de la chef. Con ganas de aprender y de crecer profesionalmente empezó a colaborar con la producción del programa de Castro. En cuestión de poco tiempo, se convirtió en la productora de dos de los espacios televisivos de Óscar Castro ( Pasión y sabor y La vaina es así ).
Por varios años se mantuvo trabajando junto a Castro y en el camino se empezó a encargar del mercadeo de la escuela de gastronomía O’Sullivan. Dentro de poco Sophia también creó cursos de cocina libres e impartía clases. Estuvo desde los 21 años hasta los 24 estudiando y trabajando.
Un día viendo lo que la cocina había hecho en su vida decidió que era tiempo de dejar su trabajo, emprender su propio negocio y aprovechar para cursar una maestría con énfasis en administración de negocios.
Así nació La buena Cuchara , un negocio de pastelería que Sophia vendía a domicilio y que impulsó por Facebook. El trabajo independiente solo estuvo por pocos meses, porque gracias a los conocimientos adquiridos fue contratada como gerente de operaciones de una empresa.
Con 24 años, la perseverancia y buena actitud se convertían en los ingredientes correctos en la deliciosa receta del éxito profesional en la vida de la Chef Sophi.
Convertida en chef, unos “amigos de la U” la llamaron un día para preguntarle que si “sabía preparar sangría”, ella respondió que sí. Al otro día estaba haciéndola en Buen día . A Édgar Silva, productor del programa en esa época (2015), le gustó la personalidad de Sophia y la invitó a convertirse en colaboradora del canal.
¿Cree que su belleza física influyó de alguna manera en que la invitaran a participar en el espacio? “Hay gente que ha dicho: ‘Está en televisión por bonita’, pero yo creo que es la personalidad primero. Obviamente tener ciertas cualidades físicas facilita que la gente te ponga cierta atención, pero pienso que esto ha sido sobre todo un tema de personalidad, porque yo soy yo donde sea que esté. No hubo argolla”, afirma.
Sophia tiene un talento que no es tan conocido: la imitación de acentos y de personajes. Por esa razón esporádicamente se le veía preparando una receta peruana hablando como si fuera originaria de ese país.
Empresaria. Varios meses después, cuando el año 2015 finalizaba, Sophia se encontró con Juan Ramón Alvarado, dueño de Brumas del Zurquí, una empresa productora de café premium con quien había conversado un par de veces mientras trabajaba como gerente de operaciones.
De inmediato el empresario asoció la experiencia de Rodríguez en el negocio y además su notoriedad en televisión. Él le propuso que hicieran una sociedad y que pusieran una cafetería.
A sus 25 años no le había pasado por la cabeza emprender algo tan grande, pues no tenía el capital para hacerlo, mas la oportunidad que llegaba no podía desaprovecharse.
Estando convencida, apareció una preocupación que le puso sus proyectos en el limbo: Buen día cambiaría su producción y no sabía si continuaría colaborando en el programa que era el que le daba mayor exposición.
Como es sabido, sí continuó, e incluso la contrataron formalmente para que llevara sus recetas “fáciles, practicas y económicas” todos los miércoles y jueves, “para que las amas de casa puedan resolver fácilmente”.
Como chef en televisión, Sophia reconoce que ha aprendido mucho; sin embargo, ejerciendo la profesión ya había tenido experiencia dando clases, una rama de su oficio que quiere retomar ahora que está por inaugurar su segundo restaurante (ya sin la sociedad).
“La vida misma así lo definió. Mucha gente llega aquí para ver si de verdad cocinás rico (por sus recetas en redes sociales y televisión), y en un año crecimos más de lo que creímos íbamos a crecer entonces llegó el momento en el que mi socio me dijo que yo podía sola. Esta es otra cosa que le agradezco infinitamente a Dios: cuántas personas empresarias y poderosas en este país son así de leales y honrados. Él me dio la oportunidad. Él va a ser mi inversionista, él pone el capital y la empresa se lo va cancelando”, contó.
Antes de que el primer semestre del año finalice, Sophia espera estar inaugurando su segundo restaurante, pero esta vez en la zona este de San José (el primero está en San Isidro de Heredia).
Sophi quiere continuar con su amplio menú que ofrece desde los platillos más tradicionales –tortillas con queso, chorreadas, piononos–, platos ejecutivos y hasta pastelería de autor.
“Quiero un local en el que toda la familia pueda disfrutar. Vamos a tener un playground para los niños, una terraza y ojalá el espacio para dar clases de cocina”, detalló.
Para sus emprendimientos ha recibido total apoyo de su familia en el aspecto motivacional, asegura que económico no. “Desde que Kahli empezó a operar se ha mantenido gracias al esfuerzo”, dijo.
Personal. Sophia vive con sus hermanas Natalia (la fundadora del sitio web Red Cultura y ganador del Premio Joaquín García Monge) y Angélica. Su papá Luis Guillermo y su hermano del mismo nombre trabajan fuera de San José y están algunos días de la semana en el hogar.
Ricardo Zoch es el novio de la chef desde hace cuatro años y con quien se ve formando una familia. Él es conocido en el negocio como “el señor gerente” pues está en todo momento ayudando a Sophia.
“Yo soy del pensar de que no hay que poner todos los huevos en una canastita, por eso Ricardo y yo estamos pensando en algún negocio que no tenga que ver con gastronomía que sea de nuestra familia”, contó.
Además de los emprendiemientos, Sophia asegura que el sueño de su vida es poder crear voces para personajes de películas animadas.
“Eso es lo que más sueño, imitar o crear voces es lo que más me gusta hacer. Ya si es algo a nivel de cocina, entonces me gustaría ser parte de la cadena Food Network”, dijo.
Agradecida e ilusionada así se deja leer Sophia, luego de que en noviembre pasado la operaran de un tumor en su cabeza (sobre la glándula hipófisis) que la hizo detener su vida acelerada. En el año en el que experimentó mayor crecimiento la vida la probó y salió victoriosa.
“Esa experiencia me transformó a nivel emocional. Pude valorar que la vida es demasiado frágil, aceptar que no se puede tener control sobre muchas cosas. Aprendí que se necesita el apoyo de los demás. Mi equipo de trabajo es indispensable”, señaló.
A las personas que quieran emprender y surgir profesional y empresarialmente, Sophia les sugiere que “hagan lo que más les apasione complementándolo con algo que les dé estabilidad”. “Lo que más he aprendido de ser empresaria joven es que quien tiene ganas va a poder superarse en cualquier ámbito de su vida”, aseveró.
A sus 27 años, Rodríguez quiere seguir trabajando, creciendo en todo ámbito y continuar brindando empleo a colaboradores que quieran surgir y aprender. Su misión por ahora es seguir transmitiendo calidez a través de su vida y de sus platillos.