El momento en que Magdiel Ramírez le lanzó un zapato de tacón por la espalda a su compañero Ricardo Jiménez marcó el tono que, esperamos, sostenga Tu cara me suena a lo largo de su cuarta temporada: no hubo un hogar en sintonía que no soltara una sonora y reconfortante carcajada.
Después de un año de ausencia, el programa de imitaciones musicales volvió la noche del domingo 3 de marzo a Teletica, apostándole en esta ocasión a un grupo de talento artístico de poco impacto mediático; si se le quiere ver por el lado amable se trata de intérpretes que aún están por mostrarse ante el gran público. Para casi todos ellos, TCMS es un trampolín.
En su emisión inaugural, pronto quedó claro que los grandes favoritos de la audiencia este año son Ramírez y Jiménez, quienes actúan como dúo, al igual que como lo hacen en muchas plataformas con sus omnipresentes personajes Juan Vainas y Chibolo. Por debajo de ellos, en reconocimiento se ubica el comediante radiofónico Rigoberto Alfaro (Gallina) –consolidado como parte del equipo de Radio Omega– y quizá la cantante Arlene Elizondo, quien lleva años de ser la voz del grupo Expresso. El caso de Andrés Fofo Madrigal es curioso, pues si bien es parte de una de las agrupaciones musicales más populares y mediáticas del país –Los Ajenos–, este viene a ser el primer trabajo visible por su cuenta. En cuanto a los demás participantes, por ahora son conocidos en sus nichos, y ya (todos hemos oído a Jorge Madrigal como la voz institucional del aeropuerto Juan Santamaría pero muy pocos saben que se trata de él).
Sobre sus actuaciones, sin duda la victoria en el primer programa de Fofo Madrigal fue justa. Fue una agradable sorpresa descubrir que es un buen cantante, y su encarnación de Leo Dan fue notable, más si se toma en cuenta que admitió no conocerlo de previo. Madrigal llegó al punto de despedirse de su característica barba para meterse en el personaje, lo cual sin duda le generó puntos adicionales.
También fueron dignas de aplauso las participaciones de Elizondo (tremendo su trabajo como Jennifer López); Jorge Chicas (transmutado en la versión más veterana de Gloria Gaynor), y Waleska Oporta, a quien el bajo puntaje le hizo poca justicia, pues su imitación de Amanda Miguel fue no solo impecable sino tremendamente divertida: merecía más.
Jorge Madrigal y Made pagaron el precio de que se les asignaran cantantes aburridos. El veterano locutor metido recientemente a vocalista se vio mal en su papel del merenguero Eddy Herrera, no por culpa suya sino porque Herrera es un bostezo sobre el escenario, y parecido le sucedió a la solista Made, que poco pudo hacer para impresionar a los jueces al verse amarrada por las limitaciones escénicas de Yuridia (para colmo, le tocó una canción que a poca gente le importa).
Desde el inicio, Gallina desistió de imitar al nacional Johnnyman y terminó por hacer una penosa parodia del cantante de Mekatelyu. Fue una lástima, pues la personalidad arrolladora de Johnny se vio reducida a un mal e irrespetuoso chiste (afortunadamente para la producción, Johnnyman se lo tomó con mejor humor que nosotros).
Finalmente, la tabla de calificaciones no reflejó fielmente todo lo sucedido, pues si hubo alguien que hizo “méritos” para terminar con el puntaje más pobre, esa fue la cantante e “influencer” Valeria Sibaja. Su lamentable actuación como Britney Spears se ubica desde ya entre lo peor que se ha mostrado en los cuatro años de TCMS (al lado del Cangrejo Sebastián de Opo Marín y el Gustavo Cerati de Eloy Mora). Sibaja hizo a una Britney descorazonada, que se movía por compromiso y baja en vitaminas.
Anotaciones al margen:
– El jurado volvió con la misma monotonía de las ediciones anteriores: doña Eugenia Fuscaldo reacciona como la ‘mamá’ a la que todo le gusta; Duvalier Quirós repite como el 'amigo’ bonachón al que todo le gusta, y Alex Costa es el encargado de los chistes, básicamente reciclando su rol de juez de Dancing with the Stars. Vale anotar que Costa se torna así en otro de los “pomada canaria” que sirve en casi cualquier programa, como ya sucede en Teletica con Víctor Carvajal, y los mismos Juan Vainas y Chibolo.
– Édgar Murillo crece año con año como presentador. Un programa como TCMS le sienta bien, pues su facilidad para improvisar viene muy a mano durante las entrevistas con los participantes y los intercambios con los jueces. Además, Guita es el primero en reírse de él mismo, lo que le da cercanía y empatía.
– Teletica sigue confiando en Keyla Sánchez y su incorporación como conductora de las entrevistas es acertada. Su carrera como figura mediática va en claro ascenso.
– La llegada de Luis Montalbert y Yessenia Reyes como entrenadores vocales y de danza, respectivamente, parece el justo reconocimiento para dos figuras que supieron sacarle el jugo a su paso por anteriores producciones de Teletica Formatos. Sus interacciones con los participantes son auténticas y amenas, no tanto así las de Flor Urbina, quien al menos en esta primera emisión de la temporada pareció sobreactuada en su intento de generar momentos de comedia.