Verónica Bastos puede considerarse la periodista de espectáculos que más ha trascendido fuera de nuestras fronteras. Con 20 años ejerciendo la carrera, se ha convertido en uno de los rostros familiares de la gigantesca cadena Univisión en Miami.
Con cinco años en esa empresa, la costarricense maneja los espacios Sal y pimienta , programa estelar de espectáculos los domingos a las 8 p. m. (hora tica), y Los lengüilargos , sección en la última hora de Despierta América , uno de los matutinos más importantes para el público hispano.
Bastos conversó con Viva sobre detalles de su vida personal y profesional. De la tensión en una entrevista con el actor Jorge Salinas en México, de que no haría el ridículo de meterse en Mira quién baila (el reality show del cual habla en esa cadena) y de que el lunes se sintió intimidada al entrevistar a Cristina Saralegui en su regreso al canal que la vio nacer.
¿Cómo es la mecánica del espacio Sal y pimienta ?
Nacimos con la necesidad de ver el detrás de cámaras de los programas tipo reality que hace tanto Televisa como Univisión. Somos un panel de comentaristas; hago las coberturas ya sea de Mira quién baila, en Miami, y ahora de Va por ti en México.
Allí es compañera de Rodner Figueroa, experto en hundir o elevar a un artista en las alfombras rojas. ¿Cuál de ustedes dos es más ácido?
Él es más ácido, ¡Él nació ácido! Nos llevamos increíble; nos reímos mucho juntos, nos burlamos de todo. Sin embargo, su sarcasmo es durísimo; yo no llego hasta ahí. A veces me da duro, ¡pero me vale! Yo me río, agarro aire y se la regreso. ¡Me sé defender!
¿Cómo se fue ganando un lugar en Despierta América con el espacio Los lengüilargos ?
Al terminar La oreja , la productora de Despierta América, Luz María Doria, me pidió que trabajara con ella en Estados Unidos. Yo recién había tenido a mi hija Amanda y le dije que no. Un año después, empecé en Univisión. Me llamó de nuevo y me dijo: ‘Vero, quiero que vengas los viernes y me hagas un resumen de las noticias de la semana y me lo desmenuces a tu manera’. Luego: ‘Ven lunes, se te quedan muchas cosas fuera en Sal y pimienta , úsalas aquí” y me encantó la idea. Los lengüilargos fue la locura y no sé cómo llegamos a hacerlo diariamente con gran éxito. ¡Gracias a Dios!
¿Se considera una lengüilarga?
Soy muy “mi pecho no es bodega”; estoy ahí para contar lo que nadie sabe. Mi compañero Luis Alfonso Borrego y yo somos los únicos que tenemos contacto directo con los artistas. Voy directo a la fuente: llamo al artista y, por los años que tenemos de conocernos, tengo su teléfono, nos hablamos por el WhatsApp o me siguen en el Twitter y cuento lo que me dijeron, no lo que dicen los demás, que son puros chismes. Últimamente, hay un sector de la prensa muy mentirosillo; leo cosas que pienso: ‘¿Qué se fumaron al escribir eso?’ Y si son verdad, le busco el lado positivo.
¿Fue difícil dar el salto de un medio como el mexicano a uno enfocado en el público hispano en Estados Unidos?
Para nada. Televisa y Univisión son cadenas hermanas. Si Televisa no lo hubiera autorizado, yo no podría estar acá. Mis programas en México ( La oreja y Con todo ) los daban en Univisión y Galavisión, por lo que no comencé de cero ante el público, como sí me tocó en México. Luego, sustituí un tiempo a Lili Estefan en El Gordo y la Flaca y, de nuevo, hicimos clic.
En el ámbito personal, ¿cual de los aspectos del cambio a Estados Unidos le preocupaba más?
No pongo nunca trabas a mi vida; siempre busco lo bueno. Soy gitana y mi hija es nómada también, pero el año pasado entraba a primer grado y teníamos que dejarla en un solo sitio (México). Mi esposo y yo decidimos que estuviera un año en Miami, aprendiera inglés y el siguiente la regresamos a México. Ha sido maravilloso para ella; habla inglés perfecto, su mejor amiga es inglesa, tiene amigas francesas, rusas, mexicanas y hasta un chinito de su clase. Adónde hubiera llegado yo si hubiera tenido esas oportunidades de conocer tanta gente de diferentes culturas.
¿Qué diferencias encuentra entre el público mexicano y el hispano de Estados Unidos?
¡Es mucho más complicado! Estoy creciendo a nivel profesional, pues ahora no le hablo a una sola nacionalidad. Si bien los mexicanos son la población más grande, también hay puertorriqueños, dominicanos, argentinos, venezolanos, centroamericanos y del mundo entero. Se parecen mucho a nosotros, los ticos, en la alegría, lo fiesteros y en la comida. ¡Me la paso divino! Soy de Alajuela y, si algo tenemos los liguistas, es verbo; se me da de forma natural.
¿Es este el mejor momento profesional de su carrera?
No sé si el mejor, pero, después de partirme el lomo por tantos años, ahora recojo los frutos, sin dejar de trabajar. Disfruto las oportunidades maravillosas que me dan la vida y Dios de trabajar para un público tan grande y, además, me pagan por ello. Lo que pido es salud para mí y los míos.
¿Cuál cree es la percepción que tiene le público hispano de usted?
De una periodista que cuando abre la boca es por algo. Me lo dicen todo el tiempo. Cosas como: ‘Cuando te empiezas a limar las uñas; cuando volteas a ver para todos lados como que vas a contar un gran secreto que nadie puede saber; nosotros los que te estamos viendo en la TV, sabemos que lo que viene ¡es una bomba!’ ( Se ríe ). Así me gusta que sea. Yo soy una contadora de historias.
–¿Qué ha sido lo más difícil hasta el momento de estar en Univisión?
–Viajar cada semana de México a Miami es muy pesado y cansado. Por eso, después de tres años, decidí pasar temporadas en cada país y no volar tanto.
La competitividad es enorme. ¿Cómo hace para mantenerse en un medio con muchos ‘serruchapisos’?
Después de tantos años en este medio, tu trabajo habla por ti. No hay quien les diga a mis jefes quien soy. Ya los ejecutivos de ambas compañías conocen lo que hago y mi trabajo habla por mí. Hablando a calzón quitado, he trabajado como bestia para hacerme un nombre en esta industria.
–¿Cómo toma las críticas que recibe de su trabajo, ya sea de artistas enojados o un sector del público? ¿La han hecho llorar?
–No he llorado; las tomo de quien vengan, entonces suelen no afectarme, pero sí acepto la crítica y soy muy autocrítica también. ¡Soy mi mayor verdugo! Reviso todo lo que hago y, peor aún, mi marido también. Entonces, en casa tengo a mi mejor corrector; si alguien sabe de tele, ¡es él! Y yo soy muy obediente ( risas ).
Ha tenido diversos enfrentamientos con artistas. A su juicio, ¿cuál fue uno de los momentos más tensos frente a cámaras?
Tensos muchos, pero si tienes la papa en la mano, o sea, la verdad, no pasa nada. En México, me pasó con (el actor) Jorge Salinas; quien era su esposa y mamá de sus gemelitos, me da una entrevista donde me confirma la separación. Segundos antes de que yo la presentara, se aparece Jorge en el set y me dice que lo que estamos diciendo es mentira; él no sabía que su esposa me había dado la entrevista. Me dio mucha pena porque cuando vio la entrevista fue un momento muy incómodo para él y para mí. Al final del programa, me dio una entrevista muy conmovedora sobre lo que le estaba pasando y lo recuerdo como un gran gesto de su parte.
¿Le gustaría participar en Mira quién baila o no se ve en ese rol?
¡No, para nada! Tanto he criticado a los que se meten en eso y solo hacen el ridículo; para qué lo voy a hacer yo. ¡Zapatero a tus zapatos!
Con tanta experiencia en el periodismo de entretenimiento, ¿hay algún artista que la intimida?
Me pasa con gente muy inteligente y para eso me preparo muy bien. Me acaba de suceder; era el regreso de Cristina Saralegui a Univisión y me la sientan para que la entreviste. Es una mujer de gran carácter, una estupenda entrevistadora y una gran prueba de fuego para mí, así que lo pensé dos veces para preguntar, no me podía equivocar. Con Cristina, me fue divino y salió todo muy bien, pero sí impone: es la máster de las entrevistadoras.
¿Qué figuras les han parecido muy pesadas o con un comportamiento egocéntrico?
Quizá Miguel Bosé, Paulina Rubio, Rafael; no han sido fáciles y otros tantos que ya desaparecieron del firmamento cual estrellas fugases que fueron ( risas ).
Por el contrario, ¿quién creyó que era pedante y la sorprendió?
Julio Iglesias, divino; Thalía es muy relajada y sonriente; Jennifer López, encantadora; Antonio Banderas, el más humilde. A Despierta América llegan todos los grandes de Hollywood a promocionar sus películas. Tom Hanks, buenísima gente tomándose fotos con todos; El que hace a Thor (Christopher Hermsworth), guapísimo; Will Smith, un tipazo. La lista es interminable.
–El 25 de octubre cumplirá años, ¿qué tiene planeado hacer? ¿Cuántos años son ?
Cumplo menos de los que parezco (risas). Mi cumpleaños siempre lo celebro y en grande. El año pasado llené mi casa con 84 personas. Cada año viajan casi todos de Costa Rica. Este año les dije a mis hermanos que tendremos un fin de semana salvaje en pareja, ¡sin hijos! Se me antoja Las Vegas, pero en noviembre voy allá para los premios Grammy Latinos, entonces no sé.
La televisión es imagen. ¿Se ha hecho alguna cirugía o arreglito? Y si no, ¿se haría una en el futuro?
Cuando estaba en la escuela, la mamá de una de mis mejor amigas se operó los senos y murió en el procedimiento; eso marcó mi vida. Con ella, también perdí a mi amiga; jamás fue igual. Prometí jamás operarme. Nunca he basado mi trabajo en la tele en mi físico. He trabajado con las mujeres más bellas y aquí sigo.
¿Le echa un ojito a lo que sucede en el espectáculo nacional?
No sé nada. Cuando voy al país, mis hermanas y primas me cuentan y me muero de la risa. Lo último que vi, y me gustó, fue que el hijo de mi querido José Capmany estaba en un concurso de baile; él sigue los pasos de su papá y canta sus temas; eso me tocó el corazón. Yo iba a todos los chivos de Café con Leche y quiero y admiro a José. Todavía me duele su partida, tan joven. Eso me gustó, pero porque me toca personalmente.
¿Cómo le va en su matrimonio con el productor Alexis Núñez y cómo hace para mantenerlo con tanto viaje entre México y EE. UU.?
Más enamorada que hace 10 años. Él es mi pilar, mi maestro en la televisión y mi compañero de vida. Lo adoro y ese amor es recíproco. No hay nada mejor que los reencuentros ( risas ). Yo los uso de excusa porque, en realidad, nosotros no nos separamos más de una semana; imagino que pasa más de un mes y me va divino ( risas ).
¿Quiere tener más hijos o ya cerró la fábrica?
Yo sí ya la cerré, pero mi marido y Amanda (su hija) no; ellos quieren otro, pero ¿a qué hora? Con Amanda, dejé de trabajar un año para entender y disfrutar el proceso. Ahora, la misma ola de trabajo no me deja parar. Sigo con mi sueño de adoptar un niño o niña.
Usted comentó a Univisión que atendió a su papá en su lucha contra un cáncer. ¿Cómo se encuentra él actualmente?
Mi papá esta muy bien; más guapo que nunca. Pero después de padecer la enfermedad y sus secuelas, no puedes cederle ni un espacio. En casa no damos un chance: chequeos y vigilancia siempre.
¿A qué edad le gustaría retirarse?
Sí creo en el retiro. Hay gente sigue en la pantalla y yo les grito: ‘Ya suelten la silla’. No hay que aferrarse a la pantalla, podemos ser útiles en otras cosas.
“No sé a que edad, pero sí me queda claro que un día hay que decir adiós y a disfrutar de la vida. Quiero viajar cuando me dé la gana; acompañar a Amanda donde ella me necesite, ser una viejilla en bikini con cuerpazo en la playa ( risas )”.