Verónica González, una de las figuras más posicionadas en la televisión costarricense, celebra este 2020 una década desde su llegada a la pequeña pantalla. Es un trabajo que nunca presupuestó, pero que le ha traído, sobre todo, buenos momentos.
Siendo una figura tan reconocida y que por lo general se ha mantenido lejos de polémicas, aún así no se ha librado de los señalamientos de quienes se atrevieron a opinar, por ejemplo, cuando ella enfrentó su proceso de divorcio hace tres años. La Verónica de hoy trata de no prestar atención a los comentarios de sus detractores que no niega han llegado a lastimarla.
Verónica, quien fue Miss Costa Rica en 2007, y que en 2010 entró a Repretel al segmento Adela para después pasar a Giros, revista matutina en la que está hace nueve años; luce fresca, simpática y sonriente en pantalla, aun cuando los últimos meses, pandemia incluida, ha vivido la prueba más difícil de su vida.
“En este tiempo no te voy a negar que han sido días difíciles para todos, nadie se ha escapado de que nos haya ganado la tristeza en algún momento. A mí me pasó algo muy duro: iniciando la pandemia viví la muerte de mi mejor amiga (la periodista María del Mar Umaña). El 9 cumplió tres meses; ella no duró tres meses desde que le diagnosticaron el cáncer. En época de pandemia, lejos de todos, en etapa tan dura… honestamente no puedo ser malagradecida con Dios porque me ha sostenido, pero la verdad es que no ha sido nada sencillo. Han sido meses muy duros aceptando la voluntad de Dios. Nos cuesta interpretar la muerte como un trascender. Es difícil la ausencia de la persona. Vamos un día a la vez. Trato de mantenerme ocupada. Cuando estás en la intimidad llegan los momentos más difíciles”, contó.
María del Mar Umaña era socia de Verónica y además, la consideraba su hermana. Cuenta que la enfermedad y muerte de su amiga le dolió tanto que incluso llegó a experimentar ataques de pánico.
"Ella me llamó un Domingo de Ramos en la madrugada, me asusté, creí que le había pasado algo a su mamá, doña Aurora, a quien hacía 15 días le había diagnosticado cáncer. Cuando hablo con ella y me dice que tiene cáncer y que está invadida y que probablemente se va a morir porque no hay mucho que hacer a mí me cambió la vida. Empecé a tener ataques de pánico, mucho dolor, impotencia. Me dolía saber que se enfrentaba a su mayor temor y yo no podía hacer nada. Fue una etapa difícil y continúa siéndolo.
El dolor es muy grande, pero estoy en etapa de aceptación. Ya no tengo ataques de pánico", agregó.
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—¿A nivel personal este ha sido el evento más fuerte que ha vivido?
—Vieras que sí. He tenido pérdidas. Mis abuelitos. Pero tal vez es eso, un adulto mayor uno acepta de mejor forma que tienen que partir como parte de la vida.
Incluso el divorcio para mí fue una etapa muy dura; pero perder a alguien que amaba tanto, que era mi amiga, socia, cómplice y yo no tengo hermanas y ella era como mi hermana. Nos arreglábamos juntas. Nos conocíamos la vida. (...) Ha sido el evento más difícil que he sobrellevado en mis 37 años. Nunca había sentido un dolor ni desesperanza así. Uno se enoja hasta con Dios. Se me ha juntado todo, en época de pandemia esto te tira, te desequilibra.
Verónica: la mujer y la profesional
Además de compartir sus sentimientos relacionados con el difícil proceso que ha enfrentado, Verónica González conversó en entrevista sobre su actualidad, su experiencia en la televisión y los anhelos en su vida personal, entre los que destacan la maternidad y el deseo de continuar con la agencia de modelaje que creó junto a su amiga María del Mar.
—¿Cómo ha sido esta década en la televisión?
—Ha sido un tiempo rico en muchos aspectos. Me ha hecho crecer un montón. Recuerdo el miedo, el susto y los errores constantes.
He conocido mucha gente. Aprendido de muchos temas. Ha sido muy rico. He recibido formación en muchos aspectos. En el programa me siento como una mujer más plena. Me gusta este espacio en el que se informa, se entretiene y hasta nos ayuda a cocinar.
—¿Qué es lo más gratificante de ser una figura visible?
—El cariño de la gente. Que alguien manifieste un cariño real a través de pantalla. Ahorita estamos distanciados, pero antes era lindo salir, que lo llamen a uno por su nombre, que le digan que ven el programa. Es lindo tener el cariño del público.
—Por otro lado, ¿qué ha sido lo más complejo o doloroso de ser una figura mediática?
—Creo que esa misma cercanía hace que las personas asuman y crean que te conocen al 100% y te señalan aun en momentos de dificultad. Hacen leña del árbol caído. Uno pasa un momento difícil que sale a la luz por ser figura pública y ves que las redes no tienen filtro; la gente daña con sus palabras sin saber que uno es ser humano que se equivoca. Es la minoría, pero cómo duele que alguien diga cosas sin saber. Estos años me han servido para resguardar mi vida privada.
La gente que escribe de manera grosera, porque hay gente muy cariñosa, pero a otra le gusta atacar y eso duele. A mí me sigue doliendo después de 10 años en televisión.
—Hablando de ataques, ¿alguna vez se ha sentido juzgada o presionada por estándares impuestos por la sociedad?
—De alguna manera sí hay comentarios. Me da risa porque dicen: ‘Ay ella tan bonita pero se echó a perder con las cirugías’ y yo: ¿cuáles cirugías? Dicen que soy difícil porque no pego con nadie (por sus rupturas sentimentales). Dicen que me quedé solterona. Seguimos siendo una sociedad muy machista. Que por qué tan flaca, que qué será que si es que no como. Yo trato de obviar esas cosas. Eso yo lo trato de mantener a raya, no dejarme persuadir o afectar.
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—¿Alguna vez ha querido cambiar por comentarios o peticiones de los demás?
—Vieras que no. Creo que es muy curioso como los años ayudan a crecer y madurar. Años atrás, antes de estar en televisión, incluso cuando tomé la decisión de casarme me sentí más influenciada, incluso de los seres que más amo, sentía más esa presión de estar en función de lo que ellos querían para mí, pero no necesariamente su percepción de bienestar es la mía. Hace años atrás tal vez era más influenciable y manipulable.
“Ahora disfruto más mi vida buscando más mi felicidad y plenitud desde lo que yo quiero y no lo que quieren los demás. Con la experiencia de la vida uno entiende que lo importante en la vida viene de nosotros mismos y teniendo claro que nuestra vida es propia. Que triste es vivir en función de lo que los demás quieren o de lo que la sociedad impone, porque este paseo que es el viaje de la vida se va a volver triste porque se defrauda a la persona más importante: uno mismo. He tratado de que lo que antes me influenciaba o lo que pensaba dos o tres veces por miedo al qué dirán o fallarle a mi familia ya no sea así, trato de que la persona más importante a la hora de tomar decisiones sea yo”.
—Usted es una mujer que se ha alejado de las polémicas… ¿cómo fue enfrentar un divorcio siendo figura pública? ¿Lo ve como acto de valentía, pues ahí estaba el qué dirán?
—Para mí fue muy difícil. Primero por el tema espiritual y religioso; yo vengo de una familia sumamente católica donde el matrimonio no se toma a la ligera; esa nunca fue mi intención. Yo me casé convencida de que iba a ser para toda la vida y que iba a hacerlo todo para que ese matrimonio perdurara.
“Lo que pasa es que a través de los años uno empieza a cambiar. Uno se va dando cuenta de que su decisión en aquel momento no fue la mejor y no por un tema de quién era mi exposo y quien era yo, sencillamente a veces las relaciones de pareja no son fáciles y cuando algo no está caminando para ambos, lo más maduro es entender que si de alguna manera las cosas no se sostienen ni se llevan bien, por salud de los dos era la mejor decisión. Pero fue durísimo. Yo pasé meses evaluando qué iba a hacer con mi vida. Pensando que era mejor, pensando qué me iban a decir, pensando si me iba afectar laboralmente.
“Y eso que aquí no tenemos esas persecuciones como en México o Argentina donde hay temor de si se sale a calle y hay paparazzis tomando fotos o inventando chismes; pero no quita que aunque aquí es pequeño hay quienes se dedican a denigrar a las demás personas. Sabía que podía exponerme a cosas de ese tipo. Pero era dejarme llevar por el qué dirán, o tomar las riendas de mi vida y buscar la felicidad, lo que Verónica quería. No dejarme influenciar por lo que los demás señalaban que era lo más correcto. Hoy por hoy me siento muy plena y feliz conmigo misma. Trato de trabajar mucho emocional y espiritualmente: busco mi sanidad (...)”.
—Cómo está su vida amorosa, ¿le gustaría hablar de esto?
—Estoy conociendo a alguien. Pero no tengo nada. No quiero hablar al respecto hasta que no sepa que va a llegar a algo. Es alguien ajeno a este medio.
—Hace unos meses la relacionaron con Yiyo Alfaro...
—Ah con José, sí. Es una gran persona. Nunca me lo había imaginado. Nunca me lo había topado hasta que estuvimos en una campaña. A raíz de eso nos empezaron a relacionar. La verdad es que es una gran persona. Lo aprecio un montón, pero de eso a una relación es diferente. Nos conocimos, hablamos, pero no llegamos a tener una relación nunca. Fue más de amistad. Coincidamos con temas laborales. Más allá de las redes no sé cómo está, espero que esté muy bien. Fue más un tema de amistad y de trabajo. Tal vez hubiéramos seguido conociéndonos si no fuera por la pandemia.
—Verónica, ¿ha pensado en la maternidad?
—Sí. Lo que pasa es que me está ganando el tiempo. Para nadie es secreto que biológicamente hablando tenemos limitaciones para tema de maternidad. Me gustaría que fuera con pareja y familia. No pierdo la posibilidad y esperanza de que en algún momento algo llegue a formalizarse, que encuentre a esa persona y que compartamos los mismos sueños y anhelos. Por el momento no es un proyecto que tengo ahorita.
“No lo descarto. Si se va a dar de verdad, llega. Aunque la edad es una limitación, sigo en etapa y años en los que podría ser mamá. Ahora más que tema biológico pienso en tema emocional: de vincularme con alguien que me dé ese respaldo y quiera lo mismo que yo. Me gustaría tener familia, alguien que quiera un bebé tanto como yo".