¿Cómo emular la esencia de un clásico de los 90 en una producción del 2016? Es una pregunta válida parala que muchos cineastas y desarrolladores de videojuegos aún no logran dar con el clavo. Y con razón: los ejemplos de remakes fallidos en los últimos cinco años se amontonan en las bibliotecas de los gamers más veteranos.
Por eso, cuando Bethesda anunció que iba a resucitar la franquicia de Doom con ayuda del estudio id, me acordé del fiasco que fue el Duke Nukem Forever y lo saqué de mi radar para seguir jugando, no sé, Dark Souls.
Pero después de muchas recomendaciones de amigos, le decidí dar una oportunidad con cierto escepticismo.
La sorpresa fue grata, esta nueva entrega (disponible para Ps4, Xbox One y PC) superó las expectativas al capitalizar la emoción y la adrenalina que causa descargar un lanzacohetes en la cabeza de un minotauro, mientras se corre a toda velocidad al acelerado ritmo de thrash metal ¡Es glorioso!
Es cierto que usted está leyendo esta reseña tres meses después del lanzamiento del cuarto juego de la saga. Para este entonces, la Internet está abarrotada de artículos y videos que elogian o condenan la creación de id y Bethesda.
Pero vamos a centrarnos en los aspectos de progresión e inmersión que son los que logran transferir la esencia del clásico de los First Person Shooter (FPS) en una súper producción del 2016.
Salvaje. El nuevo título cambia los pasillos estrechos y la atmósfera del survival horror de su antecesor (Doom 3 , 2004) por un espacio más abierto en el que jugador recolectará municiones a su paso y se curará cuando elimine a un enemigo.
El juego recompensa la osadía y la imprudencia, y esa premisa se mantiene las 20 horas que dura la campaña.
No hay cobertura o vida regenerativa que valga. El punto es simple: la única manera de sobrevivir es aniquilar a la mayor cantidad de demonios lo más rápido posible. El arsenal es vasto, lanzacohetes, escopetas, ametralladoras, motosierras y la clásica BFG regresa con su conocido efecto devastador.
La mecánica de glory kills permite recuperar porcentaje de la barra de salud.
Súper Soldado Doom tiene un sistema de progresión y personalización que habilita la mejorara de pequeños aspectos del armamento, así como las capacidades físicas del personaje.
Cada avance requiere puntos, estos se consiguen después de completar un desafío o dar con uno de los miles de objetos ocultos en el map y algunos de estos incluso desbloquean los niveles de las primeras entregas, con su música y sangre derramada en 8 bits.
El juego no es perfecto. La historia se queda en lo obvio y se cuenta a través de discos o diálogos cortos que suceden a medida que avanzan los niveles. No es para nada memorable.
Pero las falencias en en narrativa no eclipsan por completo los aciertos de esta nueva entrega , que es una bestia destructiva que le rinde tributo a la saga que forjó su inicio, en 1994.
Ya Wolfenstein The New Order había dado un aviso en el 2014. Doom volvió con mucha fuerza y próximamente Quake Arena se unirá a la ecuación.
Por suerte, la vieja guardia de los FPS resucita y rescata al género.