Lunes 9 de agosto de 1999. Estoy de pie sin hablarle a nadie (porque no conozco a nadie) en medio del molote que se agolpa en el bar La Estrategia del Caracol, en Escazú. Es una gran noche: se trata del lanzamiento de 7 Estrellas .
Ahí estoy por bombeta, o quizá por curioso. Tengo pocas semanas de ser redactor de espectáculos en el periódico Al Día y si bien no me tocaba cubrir la actividad, igual quise ir. Estoy entusiasmado, casi que ilusionado, pues la sola idea de que finalmente habrá una revista de espectáculos en la televisión nacional me parece –a mí, recién graduado de la U– un tremendo avance.
El escenario es ocupado por los presentadores. Aquello suena raro: un actor español que nadie conoce; un titiritero argentino; una modelo boricua salida de un video de Raúl Villalta; un maquillista que no usa espacio entre sus dos nombres y mastica un español cuestionable. La excepción en medio de la incertidumbre de acentos me la da Catarina Rodríguez, la exreina de belleza que años antes inyectó un nuevo aire a Hola Juventud y que se nota la mejor comunicadora del grupo.
El productor del programa, un novel pero ya prometedor cineasta llamado Esteban Ramírez, muestra un avance con un segmento grabado en Nueva York, además de un video promocional en el que el elenco sale feliz, gozando. Esteban también se ve feliz en el video.
Salgo del bar revestido de nicotina e ilusión. Para mí es necesario que alguien haga algo bueno –chiva– con los espectáculos en la televisión local y aplaudo la apuesta osada de Teletica. Pilar Cisneros le dice a La Nación que aquel revoltijo de rostros pretende darle al espacio un “aire polifácetico y ploricultural”. Ignacio Santos, por su parte, agrega que 7 Estrellas “no se centrará en la farándula”. Pucha, aquello pinta bien.
2015. Cambios en los rostros de algunos de los principales programas de Teletica. Wálter Campos –colega entrañable con el que he coincidido para bien desde las aulas universitarias – sale de Buen Día y pasa a 7 Estrellas . Para mí la noticia, más allá del traslado de Wálter, es saber que 7 Estrellas sigue al aire: tenía buen rato de no recordar su existencia.
Creo que es correcto decir que ya no queda nada de la propuesta que se mostró aquella lejana noche de 1999 en un hoy olvidado bar de Escazú. Esteban Ramírez se apartó del programa casi desde el arranque y lo bueno que se logró de la mano de Catarina y productoras como Irene Jiménez se perdió una vez que ellas dejaron el equipo.
“Los temas comerciales solo pueden salir en 7 Estrellas si has pagado”, dijo Maricruz Leiva en el 2010 a la Teleguía . Y sí, desde hace buen rato la revista es un vehículo promocional para anuciantes que pagan por publirreportajes que se ven como noticias (o al menos lo intentan).
El elenco “polifacético y ploricultural” de 1999 es hoy apenas un recuerdo desteñido, reemplazado desde hace años por una especie de selección máster de A todo dar que lo menos que ofrece es variedad.
La noticia para mí es que 7 Estrellas siga al aire, pues desde hace ya rato podría haber desaparecido de la oferta de Canal 7 y no se habría notado. Supongo que me fui de pollo desde el inicio, creyendo que el programa sería lo que sus creadores prometían. Pero bueno, ¿cómo adivinarlo en un bar lleno de humo y gente sonriente, en 1999?