Aventura, magia, transformación, un sueño... así describen tres costarricenses su próximo debut como directores de la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN), este 24 y 25 de abril. El reto es grande, porque pronto levantarán la batuta frente a algunos de los músicos más destacados de Costa Rica.
Se trata de Cristian González, Luissana Padilla y Alejandro Acuña. Los tres comparten una pasión por la música que inició desde la infancia, cuando diversos instrumentos capturaron su atención y se convirtieron en su profesión.
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El primer concierto será el jueves en la Parroquia San Rafael Arcángel, en San Rafael de Heredia, a las 7:30 p. m. El ingreso será gratuito. El segundo se realizará el viernes en la Unidad Pedagógica La Valencia, en San Rafael Abajo de Desamparados, ante unos 500 estudiantes. Interpretarán obras de compositores como Piotr Ilich Tchaikovsky, Bedřich Smetana, Alberto Ginastera y el costarricense Edín Solís.
A continuación presentamos el recorrido artístico que se labraron los tres directores debutantes, hasta lograr ponerse al frente de la OSN. Todas son historias inspiradoras.
Un amor que se hereda
Cristian González Kharina tiene 38 años. El amor por la música despertó en él desde pequeño. Proviene de una familia de músicos, pues sus tíos y abuelos también se dedicaron a este arte. Además, su madre es chelista y su padre violinista.
A los ocho años acompañaba a su madre a las clases de Artes Musicales que impartía en la Universidad de Costa Rica. Ella lo dejaba con una amiga flautista, María Meses. Él escuchaba las lecciones que, sin saberlo, lo llevarían a convertirse en flautista. Poco después se interesó por la dirección musical.
Estudió durante tres años en la Escuela Normal de Música de París, en Francia.
Su madre Elena Kharina, de 60 años, estará frente a él durante su presentación. Tocará en el primer atril de chelo. Esta situación le genera emoción y orgullo al joven director. También quedará como un recuerdo especial.
“Uno dirigiendo, sobre todo una orquesta tan importante como esta, piensa mucho en que todo salga bien y controlarlo... pero hoy decidí disfrutar el momento y vi a mi mamá mientras tocaba. Entonces tomé una fotografía mental de ese momento tan especial”, dijo el director.
González dirige su propia orquesta, llamada Ensamble de Verano las Artes. También es profesor de flauta en la Universidad de Costa Rica.
“Siempre pienso en la música como una aventura. Lo que sucedió, sucedió, no se puede volver atrás, no es como un libro que tal vez no te gusta un capítulo y lo corregís. Ahí está la magia, lo que sucede en el momento”, afirmó.
Un sueño que busca romper barreras
Luissana Padilla Chinchilla tuvo su primer contacto con la música cuando tenía cuatro años. Sus padres decidieron inscribirla en clases de violín en el Instituto Nacional de la Música. Años después logró algo que pocos han logrado: graduarse como licenciada en violín y también en piano.
En su familia también existe un fuerte vínculo con la música. Ella es la menor de tres hermanas, todas dedicadas profesionalmente a este arte.
Padilla busca seguir creciendo en su carrera. Enfrenta retos que, en ocasiones, están ligados a una brecha de género dentro del ámbito musical.
“Esto es parte de una carrera que, tradicionalmente, se ha asociado con el género masculino. Esto se nota a nivel mundial. Incluso hay instrumentos estereotipados, como la percusión. También ocurre con la dirección coral, que muchas veces se ha vinculado más con mujeres”, comentó.
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“Tal vez, en ese momento, no noté que existían estos obstáculos. Lo comprendí cuando ingresé formalmente a la carrera. Tenemos que seguir abriendo camino, no solo para nosotras, sino también para las nuevas generaciones. Ellas no deben enfrentar estas limitaciones ni situaciones”, agregó la artista.
Padilla afirma que dirigir la orquesta representa un sueño para ella. En esta ocasión interpretará dos de sus obras favoritas: el poema sinfónico El Moldava y la suite del ballet Estancia.
Entre la cultura y enseñanza
Alejandro Acuña Moreira tiene 29 años y es percusionista de profesión. Este joven, oriundo de San Antonio de Coronado, ha estado vinculado a la música desde los cinco años. En su trayectoria destacan dos composiciones que la Orquesta Sinfónica Nacional incluyó en su repertorio. Una de ellas, Arenal 1968, le permitió ganar el Concurso Nacional de Composición.
Actualmente, Acuña dirige la Orquesta Sinfónica Infantil. También se desempeña como director musical de la Orquesta Sinfónica Humanidades, perteneciente a la Universidad de Costa Rica.
Uno de sus propósitos con la música es enseñar a través de ella, por eso estudió Enseñanza de la música y, en 2018, decidió adentrarse en la dirección y estudiar percusión. “Me gusta mucho la idea de poder, no solo interpretar la música, sino poder tener la oportunidad de enseñar a chicos y chicas, eso es muy importante para mí”, afirmó.
Alejandro considera que no es sencillo ser director invitado de la OSN, por ello lo toma como un gran reto; sobre todo porque entre los músicos hay personas que ya fueron sus profesores durante su formación.
“Hay nervios y un interés por hacer un buen trabajo. (...) Para mí la música es un elemento transformador de la cultura”, comentó.
“Estas oportunidades, las orquestas, el estudiar música, dar oportunidades a los más jóvenes hace que se formen no solo personas que les guste tocar un instrumento, sino que aprenden disciplina, responsabilidad, empatía, trabajo en equipo y muchas cosas más”, finalizó.
Los tres directores participaron en diversos proyectos de dirección musical con agrupaciones nacionales. Además, forman parte del programa de Jóvenes Directores, el cual continuará en mayo con otros tres músicos que debutarán con la Orquesta Sinfónica Nacional.