No son muchos los que de verdad conocen San José de noche (y ni qué decir si es de madrugada). Son pocos quienes tienen el valor y las ganas —o el infortunio de extraviarse tanto— como parar en esos rincones que, a altas horas, prenden en la mente todas las alarmas de peligro.
Francamente, casi nadie quiere ser testigo vivencial ni mucho menos el protagonista de las crónicas nocturnas de las calles capitalinas. Tales relatos se prefieren así, como historias lejanas que lleguen a los oídos desde una boca ajena.
Y para eso está Ulises Villagrán, un desamparadeño que sin estar en los noticieros ni periódicos se convirtió en un relator inigualable de la realidad josefina. Con nada más que su celular y el respaldo que le da su fuerte historia de vida, realiza transmisiones en vivo nocturnas, vía Tik Tok, desde la zona roja de San José.
Por sus directos pasan todas esas personas que habitan en la calle, con el cemento por cama y los fríos vientos por cobija. Aquellos rostros que, probablemente, en alguna ocasión se han acercado a usted para pedirle un menudo. Y, más allá de eso, pasan los testimonios que humanizan las vidas que parecieran valer tan poco para el resto de la sociedad.
Es muy posible que ya conozca a Villagrán o que, hasta sin saber que se trataba de él, haya visto un video suyo que se volvió viral en redes sociales. Durante una de sus grabaciones se encontraba diciendo que San José no es tan peligrosa como la pintan, cuando su intervención se ve detenida por la estridente detonación de un arma de fuego.
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“Sonando ‘la mostra’ (el arma), así es ¿Vio, papi, cómo sonaron esa bicha, una 9 (mm)?”, le dice el influencer de 38 años a un hombre con el que estaba conversando, en el video que ya ha sido replicado innumerables veces.
Detrás de ese momento que se tornó cómico, pero que termina retratando la trágica crisis de violencia del país, está un hombre que en la creación de contenido ha encontrado una comunidad a la cual proyectar la empatía y ganas de seguir adelante que gobiernan hoy su vida.
Porque este Ulises de melena de colochos, antes de ser viral en Tik Tok, vivió una verdadera odisea que deja pequeña a la de Homero. El hombre que hoy atrapa a cualquiera con su singular contenido, fue un niño que dejó la escuela en segundo grado, que años después perdió al amor de su vida y que finalmente acabó en la cárcel. Apenas en el 2023 salió del reclusorio, pero con un alma florecida.
La odisea de Ulises Villagrán, el cronista de la calle
Ulises Villagrán creció en Desamparados, en el seno de un hogar en el que no faltaba el plato de comida caliente, pero en el que la escasez y las congojas económicas eran dos ingredientes infaltables. Por eso, cuando cursaba el segundo grado, ir todos los días a la escuela comprometió el bolsillo familiar y terminó desertando.
Desde ese momento continuó una vida relativamente normal y parecida a la de los otros niños del barrio. Asegura que, durante su infancia, nunca tuvo que trabajar, por lo que sus tardes las pasaba mejengueando. Hasta que llegaron los 17 años y ahí sí se vio obligado a lanzarse al mercado laboral, sin siquiera haber concluido la educación primaria.
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Con todo y lo difícil de ese reto, meses antes de cumplir los 18 años entró a trabajar en una tienda deportiva. En este tipo de negocios se mantuvo por una década. En medio de todo encontró el amor, se mudó con su pareja y tuvo a dos hijos. Todo transcurría medianamente estable, hasta que Villagrán tuvo “una decepción amorosa” con la madre de sus hijos.
Nunca tuvo vicios, aclara, pero a partir de ahí perdió el timón de su barco, que cayó en las aguas turbias de la vida nocturna de San José, donde las malas compañías fueron como cantos de sirenas que le nublaron el juicio. Y, en total caos, encalló en la cárcel.
“Yo antes de entrar a la cárcel me sentía la persona más mala de todas, como los chiquitos que usted ve hoy en día caminando con gorras pantalones y que se creen malos. Pero cuando entré ahí era una rosa. Ahí entraban sicarios y sí, ahí somos claveles. Ahí no hay altura, no existe lo de ‘yo soy el hijo de tal’, ahí usted es la persona que es y ya”.
“Usted tiene que tener respeto y aguantar lo que le molesta. Si usted está comiendo y alguien a la par se tira un eructo, ¿a quién le va a reclamar?. A mí la cárcel me formó como persona, fue lo mejor que me pasó en la vida. Aprendí a respetar, a tener empatía y a amar a las personas”, sentenció.
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Aunque la noticia de su encarcelamiento fue un trago amargo, a los días de estar en su celda lo asimiló y entendió que debía aprovechar al máximo los días de su condena. Fue tal el impacto que tuvieron sus años preso, que él mismo define a la cárcel como su “universidad”.
Dentro del centro penitenciario terminó los estudios primarios y secundarios, se convirtió en campeón nacional de cascarita (juego que consiste en dominar una bola de trapo de pequeño tamaño), y lo más importante: aprendió a ver el valor que tenía él mismo como persona y, en consecuencia, a mirar a los demás más allá de sus circunstancias y los hechos que marcaron su pasado.
“Yo en TikTok cuento abiertamente lo que pasa en la cárcel, porque me lo preguntan mucho. Pero lo hago como tiene que ser, para que sientan miedo de entrar ahí. Es algo muy duro, yo viví tres ‘golpes de estado’ y vi dos muertes en uno de esos. Eso me marcó psicológicamente”, explicó Villagrán.
“Esa es una etapa que yo la he aceptado. Por eso tengo mis seguidores, por eso tengo ya una comunidad, porque yo me les he abierto a todos. He mostrado quién era yo y quién soy yo ahorita. El quién era ya no importa, lo importante es quién es uno ahorita”, añadió.
Al salir de la cárcel, una realidad muy cambiada lo esperaba. Ya lo sabía desde antes, por advertencia de los abogados y psicólogos de la prisión, y por eso asegura que entrenó su mente y alma para afrontar el cambio de la mejor manera posible.
“Cuando yo salí, ya empecé a ver el TikTok, que eso no estaba antes. Ya los buses no valían 275; valían 525. Fue un gran cambio, después de 4 años y resto (en condición de cárcel). Salí y vi a mis hijos más grandes; mis sobrinos que tenían 11 años, ya los vi con 15. O sea, fue un cambio física y mentalmente muy grande”, comentó.
No obstante, esto no lo desanimó, y desde el año en que obtuvo de vuelta su libertad se empeñó al máximo en reconstruir su relación con sus hijos. Además, hoy tiene un emprendimiento de venta de ropa y tenis, y gracias a TikTok ha encontrado otra manera de monetizar, mientras busca impactar la vida de los demás.
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Lo que desangra San José de noche, según Ulises Villagrán
Ulises, tal como deja claro en su actividad en redes sociales, conoce de primera mano muchas problemáticas sociales que desangran este país. Por esto, además de contar su historia, dio su criterio sobre los problemas que se viven en la San José de noche.
—¿Qué es lo que más le duele de lo que ve en las calles?
—La situación actual de los femicidios, es algo impresionante. Y cómo se está matando la gente. Ahorita valemos ¢500, ¢1000. Alguien le ve un anillo de oro y va y lo mata.
“Hay que saber que está pasando ahí en la calle. Tienen que ver las madrugadas y el porqué la gente está ahí. Por qué hay jóvenes, de no más de 20 años, que me dicen: ‘mi mamá me echó y estoy empezando con el alcohol y el crack’. Eso se puede terminar, yo no sé si el gobierno o quién, pero alguien tiene que venir acá e intervenir”
—¿Hay mucha niñez en condición de calle?
—Sí, exagerado. Es una problemática gigante y cada día va a crecer más, no se va a eliminar. Vaya meterse a un bar hoy a las 9 de la noche, está lleno, repleto. A las afueras, la gente vive en las calles, pero eso no les importa. La gente vive por lo de cada quien, hoy en día.
—¿Cree que muchos talentos están perdidos en la calle?
—Claro, es algo impresionante. Hay cantantes, atletas, de todo. A mí me gusta mucho preguntar por qué la gente terminó en esas situaciones y muchas veces me dicen cosas como que los dejó su mujer o que se le murió la mamá o un hijo.
“En varios videos ha salido un señor que canta (calypso). Él es de la calle, llega ahí y a la gente le encanta. Es una excelente persona, pero vive en las calles por problemáticas familiares”.
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—Usted también hace de consejero para muchos jóvenes, ¿qué cree que hace falta para que los muchachos no caigan ante el llamado de las organizaciones de crimen organizado y las drogas?
—Les hace falta tener un hogar sólido, con papás presentes. También se necesita disciplina, sin caer en el machismo. Tiene que haber reglas, alguien que les diga que a tales horas no se puede estar más en la calle, o que no se puede despertar a la 1 p. m. Es muy importante tener a alguien que escuche sus problemas y lo guíe. Cuando caí yo pensaba hasta en matarme.
“Desde antes de hacer videos, mis compas siempre llegaban a pedirme consejos y yo los oriento. A mí me dejó el amor de mi vida, caí preso y uno no se muere. Por más que duela, uno no se muere”.