Era 17 de febrero de 1940, cuando en Huentitán El Alto, Jalisco, nació una leyenda. Ese sábado, la ama de casa Paula Gómez y el ranchero Ramón Fernández vieron nacer a su hijo y lo acogieron bajo el techo de un sencillo hogar.
Nada de sus ancestros ni de sus orígenes les podía adelantar que hoy, 76 años después, estaríamos celebrando el aniversario del nacimiento de un gigante, considerado como el mayor representante de la música ranchera de todos los tiempos.
Todo inició a sus 14 años, cuando Vicente Fernández Guzmán participó en un concurso amateur en Guadalajara que le abrió las puertas al mundo musical, al coronarse en el primer lugar. Pero fue hasta los 21 que pudo dejar de trabajar como albañil, bolero, cajero, mesero y lavaplatos para dedicarse de lleno a lo que por hoy puede presumir ser uno de los artistas latinoamericanos más reconocidos internacionalmente, la música.
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Dos premios Grammy, ocho premios Grammy Latino, catorce Premios Lo Nuestro, una estrella en Paseo de la Fama de Hollywood, el lanzamiento de más de 40 discos, la participación en más de 30 películas y más de 70 millones de copias vendidas de sus producciones son solo algunas de las huellas que ha dejado una encandilante carrera de más de cinco décadas.
A Chente , El Charro de Huentitán o El Rey de la Canción Ranchera, como se le conoce, lo alcanzaron los años. Será en dos meses, el 16 de abril, cuando se despedirá de su público con un concierto gratuito en el Estado Azteca.
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Pero, ¿qué fue lo que convirtió a Vicente Fernández en Vicente Fernández? ¿Qué lo puso sobre la cúpula del género que representa? ¿Qué lo hace tan diferente a los demás artistas con los que comparte su pasión por las rancheras?
Viva consultó a músicos, compositores y artistas de diferentes géneros en Costa Rica para intentar descifrar el arrollador éxito del mexicano. Todos destacaron diferentes matices del artista, pero coincidieron en algo: arriba o abajo del escenario, Vicente Fernández fue, es y seguirá siendo por siempre El Rey.
Inmortal. "Sus canciones llegan al corazón", dice Marvin Araya, director de la Orquesta Filarmónica. "La voz que tiene Vicente Fernández es única. Tiene una dulzura de la voz y control del falsete único. Ya no es solamente para cantar con botella en mano, sino que son canciones muy sentidas. Ese producto no tiene ninguna comparación, no hay nadie que compita con él".
"Lo diferencia su estilo y el tono de voz que Dios le dio", comenta el músico y maestro Otto Vargas, al recordar la oportunidad que tuvo de acompañarlo en un escenario en Estados Unidos, en uno de los tantos viajes que realizó con La Orquesta.
Su grupo estaba amenizando un evento en Los Ángeles y la persona que contrataron como presentador fue, precisamente, Vicente Fernández. "El público le empezó a pedir que cantara, pero desde luego no podía porque para eso se necesitaba haber ensayado. Tanto le pidió el público que se me arrimó y me dijo: 'Maestro, ¿podría acompañarme con el bolero Te quiero?' Me dijo el tono; no se me olvida que me dijo en Fa mayor".
Con vibráfono, guitarra, bajo y percusión, un artista costarricense que ha marcado la música popular en este país acompañó a Chente. Y es, precisamente, esta horizontalidad del cantante parte de lo que lo ha convertido en un astro.
Al menos eso opina el charro costarricense Óscar Campos. "L o principal que él ha tenido es la calidez y sencillez con la que se dirige a la gente; eso da mucho de qué hablar de un artista", expresa. "Vicente Fernández ha sido imparable toda su vida desde que empezó su carrera artística. Este señor prácticamente vivía en los estudios de grabación: ahí comía, desayunaba, se bañaba".
Para el músico Wálter Flores, la potencia de su voz es lo que hace la diferencia. "Cuando uno piensa en música ranchera piensa de una vez en Vicente Fernández. Se convirtió en un punto de referencia, la mayoría de cantantes de ese género lo que hacen es imitar como él canta", comentó.
Legado. El llamado Frank Sinatra mexicano o sucesor de Pedro Infante se mostró en pantalla más avejentado y desgastado cuando le ofreció una entrevista a la presentadora mexicana de televisión, Adela, el 30 de julio pasado.
No es para menos. Después de vencer un cáncer de próstata, un cáncer de hígado y tener a sus espaldas más de siete décadas, el cuerpo lo reciente. En esa ocasión, brindó detalles de su retirada a sus 72 años y de su último concierto de despedida que le regalará a su público en abril.
"Mi retirada la pensé mucho porque ya me empezaba a poner nervioso. Lo que más me cansaba eran los viajes. Pero a parte dije: 'bueno, ¿cuándo le voy a parar? ¿Quién me dice a mí que de aquí a cinco o diez años voy a tener la misma voz? La gente va a esperar que cante tres horas o tres horas y media. Yo me quiero retirar así, que la gente se pare a despedirme todavía al final. Por eso me retiré. Quise dejar un sitio muy bonito sin tener que morirme", dijo el mexicano.
¿Hasta cuándo va a cantar en el Azteca en su última presentación? "Hasta que el público deje de aplaudir", agregó entre risas.
Solo hizo falta que entonara algunos segundos una canción en esa entrevista para recordarle a su público que dentro de ese cuerpo cansado y detrás de esas palabras arrastradas sigue estando la voz que lo llevó a la fama.
Marco Jara, charro costarricense, considera que su música pertenece a muchas generaciones y se seguirá extendiendo por muchas más. "Tiene la voz ranchera neta, es de esos rancheros de caballos y de gallos. Por ejemplo, Jorge Negrete, Javier Solís o Pedro Infante son voces rancheras más románticas y más suaves, pero la voz de él es muy ranchera. Aunque se retire, la gente va a seguir escuchándolo", comentó.
Con él concuerda Jecsinior Jara, también intérprete de música popular: "Vicente Fernández nunca tuvo que cantar una cumbia, nunca ha tenido que grabar un merengue, una bachata o cambiarse al género que esté de moda. Él siempre ha sido Vicente Fernández, se ha mantenido vigente por años sin que la moda lo afecte. Llegó para quedarse y nunca tuvo que cambiar por más que cambiaran los vientos".
Carlos Gutiérrez Pitusa, músico y empresario (propietario de la orquesta La Solución ) añadió que la forma que él encontró para cantar está muy por encima de sus otros colegas. "Tiene un legado que va a durar 100 años", apunta. "Hay gente que puede amar a ese señor que nunca lo saludó ni lo va a saludar, pero por medio de su música le ha quitado penas y dolores a mucha gente".
Añadió: "Pedro Infante sigue estando en el gusto de la gente, parece que estuviera vivo, y así le va a pasar a Vicente Fernández: se va quedar para toda la vida".
A sus 76 años, el artista que reinventó la música ranchera al combinar "el macho" con "el romántico", ha adherido en el recuerdo de seguidores, o no, esa voz que nadie más ha demostrado tener. Chente se irá, pero su legado es inmortal.