Al menos diez personas murieron en las últimas horas en Irán pese al llamado a la calma del presidente Hasan Rohani tras varios días de protestas contra la carestía y el poder.
Por cuarta noche consecutiva, los iraníes salieron a la calle el domingo en varias ciudades del país, entre ellas la capital, Teherán, para protestar contra el poder y las dificultades económicas, el desempleo, la carestía y la corrupción.
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Según videos difundidos por los medios iraníes y las redes sociales, los manifestantes atacaron e incendiaron edificios públicos, centros religiosos y bancos o sedes del Bassidj (milicia islámica del régimen). Los manifestantes también quemaron vehículos policiales.
Las manifestaciones antigubernamentales estallaron en Mashhad (noreste) el jueves pasado y luego se propagaron por todo el país.
“El pueblo responderá a los alborotadores y a los que incumplan la ley”, que son una “pequeña minoría”, declaró el lunes el presidente Hasan Rohani, según la web de la presidencia iraní.
Dos manifestantes murieron el domingo por la noche en las protestas en la ciudad de Izeh, en el suroeste de Irán, según el diputado local Hedayatolá Jademi, citado por la agencia de prensa Ilna, cercana a los reformadores.
“Habitantes de Izeh se manifestaron como en otros lugares del país contra las dificultades económicas. Desafortunadamente, dos personas murieron y otras resultaron heridas (...) No sé sabe si los disparos venían de las fuerzas del orden o de manifestantes”, declaró Jademi.
Otras dos personas murieron el domingo por la tarde en Dorud, en un incidente indirectamente vinculado con las protestas, cuando unos manifestantes se apoderaron de un camión de bomberos y lo lanzaron por una pendiente.
En su descenso chocó contra un vehículo y dos personas que iban dentro murieron, dijo el gobernador de la ciudad a la televisión estatal.
Otras dos personas murieron el sábado en esa misma ciudad del oeste de Irán, pero el vicegobernador provincial aseguró que las fuerzas del orden no dispararon contra los manifestantes.
La televisión pública iraní anunció el lunes que seis personas murieron en la pequeña ciudad occidental de Tuyserkan, lo que aumenta a diez el total de muertos por las manifestaciones de las últimas horas.
Las seis personas murieron por “tiros sospechosos” en Tuyserkan.
Las manifestaciones siguieron el domingo por la noche pese a que las autoridades limitaron el acceso a las redes sociales y bloquearon Telegram e Instagram, utilizadas para convocar a manifestarse.
Después de tres días de protestas, Rohani reconoció que Irán debe abrir “un espacio” para que la población pueda expresar sus “preocupaciones cotidianas”, pero condenó los actos de violencia y la destrucción de propiedades públicas.
“Criticar es diferente a utilizar la violencia”, subrayó en el consejo de ministros. “Hay que propiciar las condiciones para la crítica, las protestas legales, incluso las manifestaciones y reuniones legales. Es el derecho del pueblo”.
Rohani, elegido para un segundo mandato en mayo pasado, facilitó a Irán salir de su aislamiento, con el levantamiento de las sanciones internacionales impuestas por sus actividades nucleares.
Este levantamiento de sanciones -con la firma de un acuerdo histórico con las grandes potencias sobre el programa nuclear iraní- auguraba una mejoría de la mala situación económica pero los frutos del acuerdo se hacen esperar.
Hasta ahora las manifestaciones -las más importantes desde el movimiento de protesta contra la reelección del expresidente ultraconservador Mahmud Ahmadineyad en 2009, reprimidas de manera violenta- se han caracterizado por choques entre manifestantes y fuerzas del orden y ataques contra bienes públicos.
Según el vicegobernador de la provincia de Lorestan (oeste) hubo disturbios en las ciudades de Nurabad, Dorud y Joramabad y se detuvieron a varios “agitadores”.
También hubo pequeñas manifestaciones en Kermanshah (oeste), Shahinshahr (cerca de Isfahán), Takestán (norte), Zanján (norte), Toyeserkán (oeste) y Nahavand donde, según videos difundidos por las redes, edificios públicos, bancos o sedes del Bassidj (milicia islámica) fueron atacados.
En Teherán, la policía utilizó gases lacrimógenos y agua para dispersar al pequeño grupo de manifestantes que lanzaban consignas hostiles al poder en el barrio de la universidad.
En la capital, 200 personas fueron detenidas. Otras 200 personas fueron detenidas en ciudades de provincia, según la prensa.
Atacando de nuevo al gobierno iraní, Estados Unidos, apoyó “el derecho del pueblo iraní a expresarse de manera pacífica y ser escuchado”.
Irán denunció por su parte la injerencia de Estados Unidos en sus asuntos.