Casi tres semanas tuvo que esperar Marian Rojas Jiménez, de 66 años, para la operación de reemplazo de cadera que necesitaba luego de fracturarse este hueso, la madrugada del domingo 30 de julio.
Ella se tropezó con una chancleta en el baño de su casa, en La Esperanza de Turrubares. Dos horas después de la caída, una ambulancia la trasladó al Área de Salud de Jacó, de donde la remitieron al Hospital Monseñor Sanabria, en Puntarenas.
Luego de ser estabilizada y permanecer una semana en el hospital porteño, fue referida al México porque ahí es donde está el único ortopedista que sabe hacer reemplazos de cadera en toda esta red de servicios, la más grande de la Caja, con poco más de dos millones de habitantes.
A Marian Rojas la operaron la tarde de este jueves, 19 días después de la fractura, como parte de una jornada maratónica en la que este cirujano intervino a un importante grupo de pacientes que estaba en la misma condición de esta señora.
Según Fernando Morales Martínez, director del Hospital Nacional de Geriatría y Gerontología, operar una fractura de cadera no debería sobrepasar las 96 horas (4 días).
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Sin embargo, el médico reconoce que "el colapso" en los servicios de Ortopedia en todo el país por la falta de suficientes ortopedistas y la saturación causada por las víctimas de accidentes de tránsito, podría explicar que pacientes como Marian Rojas deban esperar más de lo recomendado.
La gerenta médica de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), María Eugenia Villalta Bonilla, admite que resolver las fracturas en los ancianos –especialmente, la de cadera– es un asunto difícil para la institución.
Ortopedia, dijo Villalta, es una de las especialidades quirúrgicas con mayor faltante de médicos especialistas. Los que hay –no supo precisar el dato– apenas dan abasto con la atención de las emergencias por accidentes de tránsito.
Además, según reconoció la gerenta, un importante grupo está migrando al sector privado o al Instituto Nacional de Seguros (INS), que tiene un hospital especializado en la atención de traumas.
"Los adultos mayores tienen que competir con los accidentes de tránsito y otros eventos. Hemos tratado de que a ellos se les dé una atención diferenciada, pero topamos con el problema de Ortopedia, donde hay un déficit.
"Hay faltante de (cirujanos) en Puntarenas y en Turrialba. En San Carlos, varios han manifestado su intención de salir. Hemos intentado estabilizar (el recurso humano) pero los que tenemos apenas dan para salir adelante con las emergencias", dijo Villalta.
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La gerenta se ha reunido en varias ocasiones con jefaturas médicas procurando aliviar la situación.
Entre algunas medidas que, según dijo, se han implementado, está la de evitar en lo posible que los adultos mayores con fracturas se queden mucho tiempo internados en el área de Emergencias, y se les busca una cama hospitalización.
"En Ortopedia se nos está haciendo difícil. Han venido alrededor de cinco ortopedistas venezolanos y hay uno cubano en San Ramón, pero seguimos con el déficit y con el incremento de accidentes", afirmó Villalta.
Prevenir posibles complicaciones
Cada día, al menos, llegan diez adultos mayores fracturados a los centros de salud de la Caja en todo el país.
La cantidad podría ser mayor pues se presume que hay un importante subregistro de casos, informó Fernando Morales.
Un 90% de estos pacientes llega con fractura de cadera; la mayoría son mujeres como Marian Rojas, confirmó la coordinadora del Programa del Adulto Mayor de la CCSS, Vilma García.
El estudio más reciente de la Caja sobre la atención de caídas en sus hospitales data del 2015.
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Ese año, se registraron 6.930 egresos de personas afectadas por caídas, de las cuales una de cada cuatro tenía más de 65 años.
Estos números van en aumento de la mano del crecimiento de la población envejecida.
Actualmente, un 9% de los ticos tiene 65 años o más; es decir, unas 400.000 personas.
Para el 2050, esa cantidad superará el millón de personas, de acuerdo con cálculos demográficos de la Caja.
Se calcula, además, que un 7% de los casos atendidos en emergencias son por caídas en adultos mayores; el 40% de los cuales requiere hospitalización.
Retardar la operación de una fractura, luego de estabilizar al paciente, puede acarrear complicaciones que van desde neumonías e infecciones urinarias, hasta úlceras por presión y atrofiamiento de músculos que dificultará, más tarde, el proceso de rehabilitación.
Al retraso en las operaciones se suma la falta de un riguroso seguimiento después de la cirugía, afirmó Fernando Morales.
"La fractura más común y aparatosa es la de cadera. Hemos notado que por esa falta de ese seguimiento posterior a la cirugía aumenta el riesgo de infección y muerte en los pacientes", agregó el geriatra.
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Para la gerenta médica se debe trabajar fuerte en la prevención de estas fracturas.
Un elemento importante es procurar que las municipalidades mejoren la infraestructura en calles y aceras, pues gran parte de las víctimas de estas lesiones se caen por caminar en sitios que no reúnen las condiciones de seguridad necesarias.
También es básico prevenir estos accidentes en las casas, eliminando barreras arquitectónicas, como escaleras y desniveles, y obstáculos, como alfombras.