São Paolo. AFP. Más de 50.000 personas marcharon ayer hasta la alcaldía de São Paulo para expresar su indignación por los gastos del Mundial, mientras que la presidenta Dilma Rousseff viajaba a la ciudad prometiendo que escucharía a los manifestantes tras un día de históricas protestas en todo el país.
La mandataria viajó a São Paulo para reunirse con su padrino político, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010). Según el diario Folha de esa ciudad, ambos se encontrarían con el alcalde paulista, Fernando Haddad –también del izquierdista Partido de los Trabajadores– en el aeropuerto de Congonhas para discutir una rebaja del boleto de bus, metro y tren en la megalópolis, reivindicación que desató el movimiento de protesta.
Rousseff se comprometió a escuchar a los manifestantes luego de que más de 250.000 brasileños salieran a las calles el lunes contra el alza del transporte y los altos costes del Mundial, en momentos en que se celebra en seis ciudades de Brasil su ensayo general, la Copa Confederaciones.
“Mi gobierno está escuchando esas voces por el cambio. Mi gobierno está empeñado y comprometido con la transformación social”, dijo Rousseff.
“Este mensaje directo de las calles es de repudio a la corrupción y al uso indebido del dinero público”, afirmó la mandataria, que ha despedido de su administración a siete ministros acusados de desvío de dineros públicos.
Porto Alegre, Recife y otras capitales estatales brasileñas anunciaron ayer reducciones en el precio del transporte público tras las multitudinarias protestas.
El foco del desencanto. En São Paulo, más de 10.000 manifestantes, según la Policía, marcharon desde la catedral hasta la alcaldía.
“Estoy acá porque quiero reclamar por todo ese dinero usado en los estadios. Quiero educación, hospitales, y al menos tener una ciudad más limpia”, dijo la estudiante Alina Castro, de 18 años.
“No quiero que haya más corrupción. Ni que los brasileños tengan que pagar tan altos impuestos para nada. Falta inversión en educación, salud, transporte”, dijo otra estudiante, Marina Santos.
En la última década, 40 millones de personas ingresaron a la clase media –que hoy abarca a más de la mitad de la población– y el país vivió una explosión del consumo y un inédito acceso al crédito.
Otras manifestaciones están convocadas para hoy en varias ciudades del país, incluida Río de Janeiro, una de las seis ciudades sede de la Copa Confederaciones.
Las protestas podrían afectar los partidos de la Copa ese día.