Berlín
La cumbre de los países del Grupo de los 20 (G20) se celebrará el viernes y el sábado en Hamburgo, Alemania, bajo alta tensión por los numerosos desacuerdos con el presidente estadounidense Donald Trump y por la situación en Corea del Norte, que el martes lanzó como prueba un misil intercontinental.
Las divergencias van desde la lucha contra el cambio climático hasta el proteccionismo, pasando por las tensiones entre Estados Unidos y China y Alemania y Turquía, además del esperado primer encuentro entre Trump y el presidente ruso, Vladimir Putin.
A ellas se ha añadió en las últimas horas el lanzamiento en Corea del Norte de un misil intercontinental capaz de llegar a Alaska. China es el único aliado y apoyo económico del régimen comunista de Pionyang y Trump reprocha a Pekín que no hace lo suficiente para frenar su arsenal nuclear.
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Estados Unidos, Japón y Corea del Sur han previsto una minicumbre sobre la cuestión el jueves en Hamburgo, antes de la cumbre.
"Espero que podremos superar algunos acantilados, aunque no sé cual será el resultado final", admitió este miércoles la canciller alemana Angela Merkel, tras entrevistarse con el presidente Xi Jinping.
Desde la llegada de Trump a la presidencia, Estados Unidos va a contracorriente de muchas de las posiciones de consenso hasta ahora dentro de este foro, como demuestra su defensa del proteccionismo o su firmeza en cuestiones migratorias.
El martes Trump se entrevistó por teléfono con Merkel y prometió ayudar "a convertir esta cumbre en un éxito", según indicó la Casa Blanca.
Sin embargo, solo parece haber una clara sintonía en la cuestión de la lucha contra el terrorismo mientras en otras cuestiones, como el clima, el desacuerdo es flagrante.
Alemania llevaba meses preparando un "plan de acción" para poner en marcha el acuerdo de París del 2015 para limitar el calentamiento global. Pero la decisión de Estados Unidos de abandonar ese pacto histórico podría convertirlo en papel mojado.
"Conocemos las posiciones del gobierno estadounidense y no creo que vayan a desaparecer", reconoció la canciller alemana.
"El peligro es que la cumbre termine con una polarización entre Estados Unidos y el resto del mundo", advierten por su parte los analistas de la consultora Oxford Economics.
En el ámbito comercial, Estados Unidos ha lanzado amenazas de sanciones aduaneras contra China, en particular en el acero, y contra Alemania, en el sector del automóvil, denunciando exportaciones que considera excesivas.
Washington también apuesta por reducir la ayuda pública al desarrollo y dejarla en manos de instituciones privadas.
La cumbre también estará marcada por conflictos como la guerra en Siria o las tensiones en el Golfo o el mar de China.
Uno de los momentos más esperados es el primer encuentro entre Donald Trump y Vladimir Putin. Washington asegura querer relaciones "constructivas" con Moscú, pero atraviesan su peor momento por la crisis en Ucrania, las tensiones en Siria y las acusaciones de la influencia rusa en el entorno de Trump.
Los tres países latinoamericanos del G20 (Argentina, Brasil y México) también llegan a la cumbre en momentos complejos.
El presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, se reunirá con Trump para abordar, entre otros temas, la delicada renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Nafta) o la cuestión migratoria.
Por su parte, Brasil está inmerso en una crisis política con su presidente, Michel Temer, acosado por escándalos de corrupción, y que finalmente decidió asistir a la cumbre.
El presidente de Argentina, Mauricio Macri, cuyo país asumirá la presidencia del G20 el año que viene, también estará en Hamburgo, donde se reunirá con la primera ministra británica Theresa May y su homólogo francés Emmanuel Macron.
La cumbre también está bajo la amenaza de grandes manifestaciones anti-G20. Los organizadores esperan cerca de 100.000 manifestantes en los próximos días mientras la Policía calcula en 7.000 u 8.000 el número de extremistas de izquierda que podrían provocar incidentes, en una ciudad conocida por su tradición contestataria.
El miércoles de madrugada ya hubo algunos enfrentamientos, que dejaron un herido leve.
La Policía movilizó a más de 20.000 agentes y teme en particular la manifestación del jueves encabezada por el lema Welcome to Hell (Bienvenidos al infierno).