Asunción
Paraguay, una de las democracias más jóvenes y frágiles de América Latina, está conmocionado debido al empeño del presidente Horacio Cartes en aprobar la reelección, un tabú en un país marcado a fuego por la dictadura de 35 años del general Alfredo Stroessner (1954-1989).
El enojo de buena parte de la sociedad civil tiene directa relación con los atajos a los que recurrieron los partidarios de Cartes en el Senado para aprobar una enmienda que encamine su ambición de prolongar su permanencia en el poder, como sucede en otras democracias de América Latina.
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"La gran preocupación después de las dictaduras era impedir la eternización en el poder. Este principio ha sido burlado, basta con mirar a Venezuela, Ecuador, Brasil y Argentina", dijo a la AFP Bernard Labatut, politólogo especializado en América Latina de la Universidad Toulouse-Capitole (Francia).
Tras la violenta manifestación del viernes en la noche, que terminó con un incendio en el Congreso, un opositor muerto y 30 heridos, Cartes despidió al ministro del Interior y convocó este lunes a una mesa de diálogo con la oposición.
"Propongo la apertura de un amplio debate, cuya única condición sea la voluntad de llegar a acuerdos para una democracia duradera", afirmó Cartes en un mensaje a la nación.
El mandatario es un millonario empresario de la industria del tabaco y tiene en esta batalla por la reelección como aliado coyuntural a su adversario y expresidente Fernando Lugo (2008-2012).
Este exobispo, actualmente elegido al Senado en los comicios de 2013, destituido en 2012 en un juicio político, también quiere volver al poder en las elecciones de 2018.
Pero la Constitución de 1992 de Paraguay prohíbe la reelección, tanto en forma consecutiva como alternada.
Aquella asamblea constituyente buscó explícitamente vacunarse contra la reaparición de las dictaduras tras salir en 1989 de la dictadura de Stroessner, quien gobernó con mano de hierro durante 35 años.
Cartes, quien asegura respetar las instituciones y la voluntad popular, recibió este lunes el apoyo de gobernadores y legisladores de su partido al avance del proyecto de reforma que aprobaron 25 senadores.
La votación tuvo lugar en una oficina privada tras erigirse como presidente del Congreso el segundo vice del Senado, desconociendo la autoridad del titular y del vicepresidente primero, que se encontraban en el hemiciclo en compañía de los 20 legisladores restantes.
"Que alguien se erija de manera vil como presidente del Congreso en presencia de sus autoridades ¿es o no una forma de violencia?", se preguntó el médico y político Antonio Arbo, exministro de Salud.
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"La única razón por la cual uno pudiera desear perpetuarse en el servicio público es porque uno roba", sentenció.
Oscar Facundo Ynsfrán, quien presidió la asamblea constituyente de 1992, aseguró que "la modificación se tiene que hacer por reforma a través de una asamblea y no por enmienda" del Congreso.
Hizo hincapié en el hecho de que "la Constitución tiene candado y está blindada" precisamente para asegurarse que no haya más dictadores en Paraguay.
Cartes instó ahora a los presidentes de las dos cámaras del Congreso, a senadores y diputados, al presidente de la Corte Suprema de Justicia y a los titulares de los partidos con representación parlamentaria a dialogar.
Los estudiantes son por ahora los más combativos y están reunidos frente al edificio destrozado y quemado del Congreso para recoger firmas contra el proyecto de enmienda de la Constitución, en tanto convocaron a una vigilia, pues se espera que el martes la Cámara de Diputados apruebe el cuestionado proyecto.
"Hay un populismo de derecha y un populismo de izquierda con iniciativas del poder para interrumpir el curso institucional, como el golpe de estado civil en Brasil, el reciente 'autogolpe' en Venezuela", señaló el politólogo Labatut.
La tensión política en Paraguay no es más que un nuevo reflejo de "una crisis de la democracia" como sistema. "La alternancia (en el poder) no es algo que haya calado como costumbre, la democracia es frágil en todas partes de América Latina", apuntó.
Mientras tanto en Asunción, la oposición a la enmienda advierte que no dará el brazo a torcer y seguirá reclamando en la calle que en 2018 haya un cambio de presidente, como prevé la Constitución.