Iván Rodríguez Segura tiene 46 años de edad y uno de correr. Hace 12 años ingresó al hospital por un tumor en el estómago, pero se le formó una trombosis que le ocasionó la amputación de su pierna izquierda.
Luchó contra la depresión y contra la vergüenza que le daba que lo vieran amputado antes de poder socializar y meterse en algún deporte. Lo intentó en fútbol para amputados, pero una amiga, Cristina Monge, lo invitó a participar en una carrera de 5 kilómetros en Curridabat y así inició su carrera en el atletismo paralímpico.
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Tiene poco más de un año de entrenar constantemente y ya hace media maratón sin problema. “Físicamente no he encontrado nada difícil. Me han molestado los guantes, por el apoyo de las muletas”, cuenta. Y más bien destaca lo positivo que le ha dejado el atletismo. “En todas las carreras siempre llega alguien a pedirme fotos. Siempre se me acerca alguien a decirme que los motivo”, dice. “Para enseñársela a mi papá, que no quiere levantarse del sillón, pero con esta foto se va a levantar”, le dijeron un día.
En su lista de sueños está correr una maratón, ojalá en México o en Estados Unidos. Y, sobretodo, tener una prótesis de carbono para poder correr.
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Mientras trabaja en esos sueños, insta a otros, que quizá no hacen ningún deporte, a intentarlo.
“Hay que quererse, porque si se dieran cuenta de que además de compartir y socializar, en el deporte estamos ganando salud. Y si ocupan que los ayude en el primer entrenamiento, yo los llevo”, finaliza Iván.